jueves, septiembre 29, 2005

Un regalo de Nora en su fugaz y única aparición

Graciela se acurruca en las almohadas, mientras sigue escribiendo:
El cierre de nuestro negocio trastornó la vida de mi marido, más que la mía. En los primeros meses llegué a temer que se enfermara, bendito sea Dios, que ahora se ha puesto en sus manos y se ha serenado. Llegó a decirme que ya no está triste y esto me consuela.
Es curioso pensar cómo la preocupación de todos, es por él, por su salud y por su estado de ánimo. Se preocupan mis hijos, se preocupan mis amigas y todos los que nos conocen. Todas las atenciones se vuelcan hacia él, y yo, que siempre me sentí incapaz para atender el lado práctico de la vida, tuve que hacerlo mientras él se reponía. Aunque debo reconocer que su poder de adaptación es enorme.
Ha vuelto a cantar mientras trabaja en su cocina de juguete. Se que le encanta cocinar para nosotros, pero qué cambio para él, esa cocinita después de haber manejado un gran restaurante y de haber tenido un horario de más de doce horas al día. A esto me refería cuándo escribí acerca de su humildad; para él no hay trabajo pequeño o indigno y para ser feliz sólo necesita ocuparse de algo. ¿Y yo, en qué baso mi felicidad?
En su presencia, puedo responderme sin dudas.
Si es así; hoy que lo tengo más tiempo para mí debo inventar actividades juntos, pero, eso si, también reservarme el espacio que hasta ahora no me había concedido. Tuve sueños pequeños; voy a cumplirlos. No todos los sueños tienen que ser grandes.
Esto de los sueños me trae a la memoria la imagen de Nora. Es importante conocer una Nora en algún momento de la vida. Todos deberían encontrar una. Puede decirse que ha trascendido calendarios.
Vive como si no pesaran sobre ella los números, no diré su edad, pero tiene la suficiente para llamarme "mihijita", o tal vez para ser mi hermana mayor. En realidad su edad no se revela, es Nora la que se rebela a la edad. Está estudiando piano y nos da un concierto con la primera pieza clásica que aprende. Practica yoga y meditación cada mañana, se da tiempo para tomar clases de francés y de baile. Toma clases de tenis. Se cae por correr en la calle. Ha caminado la Ruta de Santiago y vivido en Nepal, pero sobre todas las cosas sabe reír.
Me escuchó hablar de mi deseo nunca atendido de pintar. También de mi resignación por la falta de aptitudes, tal vez por eso, poco después de conocernos, me invitó a visitarla en su casa. Al llegar me mostró dos mesitas largas, cada una con pinceles de diferentes cortes y texturas, acuarelas, un recipiente con agua y papel especial y me señaló una — ¿Quieres pintar, hijita? Pues pinta—.
Las dos nos sentamos. Excuso decirles que las manos me sudaban de los nervios por no saber siquiera como empezar, ni qué pintar.
Ante semejante equipo, asumí que Nora era una experta y sentí timidez por mi inexperiencia. Después de mucho pensarlo decidí hacer una flor de loto que puedes imaginarte, descalifiqué por anticipado.
Al concluir, como una niña me quedé esperando a que Nora terminara. Entonces, me preguntó:
—¿Quieres ver lo que pinté?—. Por supuesto que quería y se lo hice saber.
Mi cara es transparente, lo sé. Mi sorpresa plasmó palabras en mi rostro, ni duda cabe, porque ella, lanzando una alegre carcajada, exclamó:
— ¿Qué? ¿Creíste que sabía pintar?— Apenada respondí que sí. Y ella me dijo:
— ¿Quién me ha dicho a mí, que todo lo que haga lo tengo que hacer bien?—.
Una lección de vida en pocas palabras. Y lo mejor, Nora ni siquiera pareció dar importancia a su regalo. Lo dio sin aspavientos.
Así que ahora me digo, aunque nadie aplauda mi pintura ¿Por qué voy a abstenerme del placer de pintar? ¿Quién me dijo que todo lo que yo haga lo tengo que hacer bien?
Díganme si no, ¿qué me impide aprender a tocar la guitarra, estudiar francés, o tomar clases de pintura? Nada. Sólo el miedo de no hacerlo bien y he preferido escudarme en esta historia, la de estar voluntariamente atada a un ancla, para no volar lejos de mi hogar.
La única verdad es que he tenido miedo de vivir.
No sabía o no quería saber que para vivir, es indispensable levantarse y hacer.

20 comentarios:

Indianguman dijo...

Este post me toca en lo profundo. El marido de Graciela me recuerda la bendición de entregarse al proceso de hacer, de vivir, de absorberse en el presente y darse entero a un quehacer, con amor. Es uno de los secretos de la felicidad, a mi juicio. Los ninios son así también, se aprende tanto de ellos. Cuando llego a sentirlo me siento completa y en paz aún haciendo la limpieza de la casa (algo que por lo general no disfruto).
Nora me recuerda un poco a mí misma, en la desfachatez con que me animo a intentar cualquier cosa. Ganas nunca faltan.
Ah, pero por supuesto también de Graciela aprendo. Veo en ella muchas partes de mi propio reflejo, los anios que pasé congelada, exiliada por propio decreto, temiendo vivir.

Espero poder seguir aprendiendo. Y cada vez que vengo a tu casa algo más aprendo.

Te quiere Indianguman

Gabriela Zayas dijo...

Doña, Lety, miro al marido de Graciela cocinar, y me conmuevo por el texto. Resulta sencillo dejarse llevar por las emociones, leyéndote. Te mando un beso.

Laura dijo...

Tu frase final lo dice todo: "para vivir es indispensable levantarse y hacer".
Me recuerda a Lázaron, que para vivir se "levantó" y siguió andando camino.
Gracias.
Cariños como siempre.

Lety Ricardez dijo...

Querida Indianguman:
El marido de Graciela es en verdad una bendición, porque posee "la gracia de dar". Y tienes razón es feliz, haciendo esas sencillas labores y realizándolas brilla con luz natural. ¿Te digo un secreto? Ama a Graciela tanto como ella a él. Nora es en sí misma un regalo excepcional, te lo digo en verdad "todos debieran encontrar una Nora en algún momento de sus vidas". Con sus limitaciones y defectos, Graciela es ya tu amiga, tanto como lo es mía. Ahora si el turno es de Consuelo. A mi gusta también Consuelo.

Algún dia lo verás cocinar mi querida Gabriela, porque sigue haciéndolo, ya escucharás los sonidos de viejos boleros por toda la casa, mientras el los repite a voz en cuello, acompañado del sonido de cazuelas y cucharas y tú también lo amarás un poquito cuando ponga ante tí un delicioso plato de humeantes "chilaquiles de hierbasanta con tazajo". Besos para ti.

Pues yo espero que a ninguna de mis mujeres vuelva a cansársele el paso querida Laura. Si las notas cansadas, ahí estarás tú para recordarles que Lázaro recibió la vida "vivirla" no para vegetar en ella.

fgiucich dijo...

El marido de Graciela no se amilanó ante el infortunio y desde la pequeña cocina enfrentó a la vida mírándola con optimismo. Graciela aprendió a empujar el carro y entre el medio de los dos apareció Nora, como los ángles de la guarda, para mostrar a Graciela las pequeñas grandes cosas que construyen nuestro paso por este mundo. Es tan gráfico el ejemplo y tan cálido su relato que muchos deberíamos mirarnos en ese espejo. Espero con ansiedad el próximo capítulo. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Don Fernando:
Algún día si usted viene a Oaxaca, tendrá la oportunidad de conocer a Nora, esa ciudadana del mundo. Es una persona extraordinaria, perfecto disfraz para un ángel. Aunque es un ángel que sacude y endereza, no consiente la inmovilidad.
Como siempre, le dejo un gran abrazo.

Hola Muralla. Si en verdad Nora es vital, derrocha energia por cada uno de sus poros. Por esa razón aunque sabía que no se vale despistar al lector con personajes que no volverán a aparecer, consideré que ella es un personaje que no habrán de olvidar. Su regalo es para todos Graciela no se lo puede quedar. Besos y perdón, algún día conoceré Santiago y el lugar donde naciste ¿y tú Oaxaca?

Hola Esteban:
Pues tu presencia nos ha enriquecido, trataré de no cansarte, para que reincidas y permanezcas. Gracias por tus amables palabras, dale a tu compañera mi abrazo cordial y para tí un saludo afectuoso. ¡Que bueno que tú te preocupaste por "vivir" desde los cuarenta! Yo empecé un poco tarde, pero voy recuperando terreno.

Tristán dijo...

La vida de Nora es una de esas vidas que cualquier escritor desea que le pose. Obviamente pose al desnudo.

:D

Hasta ya es un atractivo turístico en Oaxaca, o en Alburquerque, donde sea que se encuentre.

Lástima que le tema un poco a las computers, pero no la entiendo, de veras que no. A su edad no le teme al piano, y menos a los conciertos de piano, ni tampoco le teme al oficio de carpintero, y sería capaz de sentarse en una silla que ella misma hizo. No. De veras que no entiendo porqué diablos no le entra al Bloggoverso.

:P

Lety Ricardez dijo...

Hola Don Tristán:
Caray, hoy es día de fiesta en este sitio, por tu presencia, y fiesta de Mayordomía. Pues que crées, en realidad a la computadora si le entra Nora -se le pierden los archivos eso si- pero le pone ganas de cualquier manera. Lo que pasa es que está plenamente consciente que la red representa innumerables ojos leyendo y ahí si se quita el sombrero conmigo, dice que no entiende como puedo atreverme a decir, a escribir y a subir estas cosas. Le avisé de este post y la invité a poner un comentario,estoy en espera de que se asome, porque tú sabes que es todo un personaje y no podía estar ausente de este libro en el que por derecho le corresponde un lugar de privilegio. ¿Te gusta como se están dando las cosas? Por favor dime que piensas. Te mando mi bendición y miles de besos.

Silencio dijo...

Lety un poco perdido y regañado en el trabajo, ando por acà leyendo y saludando, bueno pues un dìa te daz cuenta que practicamente puedes hacer lo que quieras. Que limita?, tal vez la inercia de lo que se hace hasta ese momento. No se, tal vez no se haga uno más grande ni más famoso pero al menos uno tomó más chocolates de los que tenía permitido...

mejor no?

Saludos

Lety Ricardez dijo...

Pues se te extrañaba amigo Silencio, pero voy aprendiendo cada día y he tratado de no presionarte, no quiero que te sientas regañado también aquí, donde eres tan bienvenido.
¿Qué limita dices? Pues mira, me he dado cuenta que cuando callo, cesa mi lucha por mover mis límites.

tyare dijo...

Tiene razón Nora! Muy sabia,los que pretenden hacer todo bien y saber ttodo resultan ser personas incompletas, porque limitan sus ganas de volar.

Lety Ricardez dijo...

He ahí a Graciela, tú lo has dicho Tyare, la pobre tenía miedo de probar sus alas, pero ya despertó. Este domingo empezará a narrar Consuelo, vamos a ver que tal interés despierta. Yo aprovecho tu presencia y te abrazo con afecto.

Señor Cuervo, una visita de usted es motivo de organizar una fiesta y sus palabras me regalan tanto ánimo que me alcanza hasta su siguiente visita. Yo seguiré a la caza de sus palabras. Gracias de todo corazón

Lo-que-serA dijo...

Creo que Graciela le ha aprendido muy bien a Nora. Nada como levantarse y hacer.
Besos, mi querida Lety.

Lety Ricardez dijo...

Ahora lo importante es que la memoria de Graciela funcione y no olvide lo aprendido.
Maria Luisa, te extrañaba, sobre todo porque no contestas en tu casa los cariñitos que te dejo. Cruza los dedos para que yo pueda ir el 7 de octubre, si no puedo, entonces nos veremos hasta Noviembre y falta mucho. Besos

Mary Carmen San Vicente dijo...

Como bien dices Nora le dio un regalo excepecional a Graciela: La capacidad de descubrirse a sí misma sin limitaciones, abrirse un mundo desde su propio espacio. A lo largo de la vida sería indispensable toparse con una Nora que te muestre un lienzo blanco, como lo es la vida misma, para que tu eligas los colores, las formas, las texturas. Despertar y descubrir que los minutos de la vida son igual que un pantone, elegir qué intensidad quieres es tarea de todos.

Lety como siempre es un placer enorme venir a este lugar, que muchas veces me parece un jardín, venir como quien dice a "reconocer" el aroma de estas flores que son tus palabras, y digo reconocer porque de alguna manera este camino ya lo habíamos andado en algún tiempo, en algún lugar, pero tenía que venir a descifrarse en estos textos que nos vas dejando descubrir poco a poco, para sentirnos reflejados en una voz, la tuya, que a la vez es la nuestra.

Hamletmaschine dijo...

Bellísimo, como siempre. Lamentablemente, aún estoy en un periodo en que, para vivir, me es indispensable levantarme y deshacer...

Pero todo a su tiempo.


Muchos saludos.

Lety Ricardez dijo...

Pues si MariCarmen, es por eso que aún a riesgo de abrir la falsa espectativa de continuidad para un personaje tan interesante como Nora, no podía dejar de compartir el regalo que le dió a Graciela. En verdad que le puso a la vista el pantom completo como tú dices. Mañana muy tempranito ya estará aquí Consuelo y yo por tu casa. Besos abundantes y agradecidos

Señor Hamlet, yo se que Tristán y usted se frecuentan y yo espero estar en México para la presentación del libro de Cardo el siete de Octubre. ¿Podría yo, tener el honor de conversar con usted? Mi profunda gratitud por sus visitas y también por sus palabras que me animan.

Lety Ricardez dijo...

Mil gracias señor Cuervo, alguna suegra amorosa, haciendo la fiesta del primer bebé de su nuera se lo agradecerá pronto. La lisonja la recibo, i me dejo engañar y poquito, pero no olvido que fue rogada. Mi cordial saludo y gratitud para usted por permitirme leerlo en una de esas fiestas familiares. Ya le avisaré cuando suceda.

Anónimo dijo...

hola Lety: pues a mi vida tambien an llegado noras, pero mi vida esta llena de excusas que son contarias a noras como el desgano, la apatia, la flojera
o como excusa muy buena la falta de dinero, a cada etapa de mi vida un monton de excusas, lo que me gusta de ti Lety es las ganas que siempre de pones a todo lo que empiezas. yo tengo muchos sueños que no he realizado como escribir pensamientos de lugares o personas aprender a tocar piano, tener un terreno grande en el campo y tener un caballo y otros sueños altruistas
pero tambien no soy organizada, y ademas como dice tu hijo agustin estoy peleada con la tecnologia y todavia mas no me tengo confianza. pero igual un a de esas semillas que riegas en tu camino de su frutita conmigo, gracias por permitirme leer tus cosas.

Lety Ricardez dijo...

Querida Loyda:
Me das un gusto enorme al colocar un comentario en el post. Deseaba que quienes me leen te conozcan y sepan que eres mi amiga y compañera de mis cuitas. Testigo presencial de la historia de estas mujeres.
Y casi casi, la instigadora de otra que todavía no está escrita pero pudiera aparecer: Magdalena. Bienvenida pues y no seas mala, cuando vengas deja algo en el último post, el de Consuelo, porque por regla general, es el último el que leen. No hablé de tus sueños, porque conversamos de ellos con frecuencia. Gracias por permitirme abrazarte desde aquí, con cariño fraterno

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog