miércoles, diciembre 27, 2006

Acaracolados recuerdos de la infancia

Acaracolados recuerdos de la infancia

En el patio de mi casa, aquella en que viví con la dama, el cielo se ocultaba bajo el nudo de ramas de la añosa bugambilia.

Abajo, sobre el piso donde transité los días que no volaba, proyectaban su sombra los helechos. Cada una de sus ramas enroscada hacia la punta; volvía sobre si misma. Y cada punta, fue inerme caracol ante el acoso de mis dedos.

El destrozo que con tanta frecuencia cometieron mis dedos, ahora me avergüenza, pero en aquéllos días, al arrancar el cogollo, liberé a la rama y la limpié también de los pequeños puntos negros que entonces creía manchas y ahora sé que se trataba de semillas.

Pobres helechos, no quería verlos crecer manchados ni encerrados.

En extraño amasijo de recuerdos, mezclo este, con aquel del jardín y la lluvia de sal sobre los caracoles que se volvieron mar.

Será porque también como la dama, tengo mi parte de malvada, y este pensamiento me lleva a otro, que en aquel entonces si me avergonzó y ahora quiero compartirte.

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En el blog de alma encontré esta imagen de un helecho, verla y volver a esos recuerdos de infancia fue automático, gracias Alma por esas bellísimas imágenes que siempre nos compartes, por toda tu riqueza y gracias a todos por ser amigos entrañables.

domingo, diciembre 17, 2006

Iniciaré el descenso



Iniciaré el descenso.
Se que algunas veces seré capaz de ver la flor y otras sólo los pétalos, pero tal vez por eso, aún más bellos.
Todo dependerá de cuánto quiera acercarme.
Y confío en que esto que digo es cierto.
Lo percibo a través de este fragmento de caracol que tanto se asemeja a los pétalos de la flor.
Visto tan cerca me muestra matices jamás vistos.
Creo que nuestro amigo JeanYves vislumbró la aproximación en este cuadro.
Me recuerda tanto al fragmento de caracol como a los pétalos.
¿ Tenemos parte en la memoria colectiva?
¿Cuál sería su inspiración mientras pintaba?
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A Jean Yves, excelente pintor francés, lo conocí por mi querida Ninett. Las fotografías cuyo mérito por supuesto no es mío, las obtuve en mis andanzas por la web.
Y está visto que hoy debo hablar de fotografía, y lo hago con alegría, porque Oaxaca y sus calles recuperan su belleza, he colocado para ustedes una serie completa de fotografías tomadas este domingo, por la mañana tarde y noche, para que admiren los juegos de la luz en los colores.
¿Me darán el regalo de mirarlas en el album de Flirk que comparto con ustedes en este mismo blog?
Quiero pensar que las gozarán conmigo.

martes, diciembre 12, 2006

La fascinación de las imágenes

Para asumir aún cuando sea a destiempo, el papel protagónico que a mí me corresponde, debo dejar de mirar por la ventana


Volver primero al mar, lo que es decir al hogar. Inventar el regreso a la acaracolada armadura de mi infancia.

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Y es ahí donde he estado en los últimos tiempos mis queridos amigos, no físicamente en el mar, pero si navegando en las ahora quietas aguas del pasado; desde ahí ha venido la fuerza para surcar los difíciles caminos del hoy.
Estas son imágenes fascinantes que he recogido en mi paso por sus blogs; observarlas me invita a lo que será el gran remedio: pintar, pintar y pintar,

lunes, diciembre 04, 2006

Mi consigna es salir




Desde que recuerdo han ejercido fascinación sobre mi las diversas formas de expresarse a través de la escritura. Jugaba con la idea de escribir y al mismo tiempo resguardarme.
Por eso en la primaria deseaba ser hombre para recibir como mis compañeros, clases de clave morse. A falta de ese conocimiento, inventé con mis amigas en aquél entonces, un alfabeto con el cual escribíamos mensajes cifrados que nos procuraron horas y horas, para ellas de entretenimiento, para mí de felicidad.
Cuando conocí la historia de Helen Keller y su maestra, también quedé maravillada ante la idea de poder leer con las manos, porque yo estuve ciega por el temor y además maniatada.
Esto último en el sentido literal de la palabra. Fui zurda y me hicieron sentir que eso era ser chueca, algo así como torcida.

Así que me ataban la mano izquierda a la espalda, para obligarme a escribir y comer con la derecha.

Claro que aprendí a hacerlo, porque anhelaba la libertad, tanto como temía mostrar mi pretendida deformidad, así que me escondí sin aprender más nada. Por eso escribo con el corazón, sin técnicas ni escuela.

Sin ningún tipo de estudios, es claro que no pasé por mi período Beqkeriano, ni Borgiano, a duras penas aprendí a leer a Girondo después de los cincuenta.

Creí estar atada a una lengua carente de palabras, ahora se que estuve atada a dolorosas experiencias; temerosa de herir con la palabra.

Hoy mi única consigna es salir. Dejar salir todo aquello que buriló mi conciencia.

Es por eso que me puse en tus manos, con palabras a las que me dio por nombrar agua. No pretenden abrir caminos para otros, me basta con que dejen salir lo que me abrasa.

Que sepas que ya no quiero seguir encerrada. Que no me gusta el miedo. Quiero ser protagonista de mi vida, no cambiar mi papel por un plato de galletas.
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Esta impresionante imagen, representación del miedo, se la debo a alguno de ustedes queridos amigos, no se cuándo la guardé de uno de sus blogs, me parece que la encontré con Orfa, pero no estoy segura, de cualquier manera se las agradezco, porque desde que la vi, supe que se relacionaba conmigo.

Por fin estoy de vuelta. Les dejo esto y me voy a visitarles con el corazón golpeteando de anticipada dicha

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog