Querida Lety:
Cuando terminó Entrecaracoles me pregunté: ¿y ahora qué? Tal vez un post contando tantas cosas que suceden en el día a día, una fotografía, un recuerdo, un poema. Y de pronto apareció esta otra joya, de esas que se conservan ancestralmente y que en algunas ocasiones especiales se sacan a relucir. Es de esos tesoros que tardan en ver la luz, pero cuando aparecen iluminan todo a su alrededor.
Este anecdotario - como vos bien lo diste a llamar en varias oportunidades- es el producto de la maceración de las experiencias vividas. Y así como una bebida añejada adquiere su temple con el paso del tiempo, aquí el transcurrir de los días obró también maravillas.
No es fácil para nadie traer a la memoria situaciones dolorosas y mucho menos compartirlas. Se requiere de valentía, no sólo para verlas uno mismo, como quien mira un film y poder analizarlo a la distancia sino que también requiere mucho sentido de la justicia para darle a cada uno lo que le corresponde según su medida. Mas cuando a toda esta situación se le suma la intención dulce y amorosa que has tenido de contarle a tu sobrino cómo ha sido la vida de su padre, la audacia adquiere dimensiones increíbles.
Ser justo- con lo bueno y con lo no tan bueno- y decirlo todo desde el amor y el cariño, sin manchar a nadie pero, al mismo tiempo, sin elogiar en vano a aquellos que hoy no están con nosotros sólo por eso, por no estar presentes, habla de una calidad humana poco usual. No voy a reparar en tu prosa que ha sido más que adecuada, precisa y medida, diría yo el medium perfecto para esta empresa que te has propuesto. Y no lo haré porque, coincidiendo con Aristóteles en su poética, creo que hay poetas y gente que hace rimas, que hay prosistas y gente que escribe bien. O sea que con bellas letras, si todo lo anterior no está presente, no tenemos más que forma sin contenido. Y vos Lety, sos maestra en contenido y por eso también éste se expresa en una forma adecuada.
No es mi intención halagarte por halagarte, pero ojalá en nuestra vida tuviésemos tantas "tías" como vos, que nos regalasen - a costo de enojo o de incomprensión- una visión de la realidad tan justa y tan clara.
Desconozco la reacción de tu sobrino con estas palabras tuyas. Quizás no las comprenda hoy. Quizás las malinterprete, no lo sé. Sí estoy segura que esta semilla que plantaste será un frondosísimo árbol mañana, que le servirá de reposo, de sombra, de lugar acogedor. Y este convencimiento viene del sentimiento que has producido en mí cuando te leía.
Cada anécdota pudo, en alguna medida, asemejarse a alguna experiencia cercana. A mí me han servido, en reiteradas ocasiones, para ubicar un poco mejor mi lugar en el cuadro de la vida.
Gracias, una vez más por tu generosidad, esa que nos alcanza a todos los que tenemos la dicha de conocerte y nos enseña tanto, tanto.
LAURA
LAURA
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Por la generosidad de Laura, comparto con ustedes esta carta, ya imaginarán el tamaño de mi gratitud por sus palabras, esperadas en realidad, después de haber compartido EntreCaracoles.
¡Ha sido algunas veces tan difícil escribir alguna anécdota, y es tanta mi preocupación ante la probable reacción de Javier, que sólo visto desde el tamiz de la opinión de ustedes puedo medir las consecuencias de esto que escribo. Gracias por ser y por estar siempre conmigo.