La noche que más despotriqué, me fui a dormir con un sueño intranquilo, que afortunadamente interrumpí para hacer oración.
Volví a acostarme y no sé cuánto tiempo dormí.
De repente, ya avanzada la noche, desperté con la conciencia clara de lo que sucedía. La ira se había ido. Quedaba sólo enojo. Este era un asunto que podía atender y solucionar. Había vuelto a estar en control.
El contador dejó de ser el canal por el que yo estaba desviando mis frustraciones, por todo lo que estaba mal en mi vida. Él era simplemente una persona que estuvo a mi servicio y se comportó de mala manera. No más.
Sus actos no eran la razón de la ira.
El enojo real era contra mí misma, contra mi incapacidad y mis limitaciones. Nunca las había aceptado.
Ser capaz de ver esto, no me hizo entrar en posesión de una fórmula mágica por supuesto, pero ahora sí podía actuar conforme a mi carácter. Agarrar al toro por los cuernos:
Me quedó claro que no soy tan chingona como me creía.
Mis negocios en los últimos tiempos han ido de mal en peor, sin que logre estabilizarlos.
De eso la responsable soy yo y no puedo culpar a otro. No se trata de ponerme a desglosar uno a uno mis errores administrativos, eso sería motivo de una sesión distinta.
Lo que hoy me importa, es decirles que me resulta cuesta arriba reconocer, ante mi marido, ante mis hijos y ante ustedes, que sólo soy una mujer y no una súper-mujer.
Aunque tal vez escucharme decir esto, que para mí es tan difícil de aceptar, a ellos les hará bien.
Antes me preocupaba pensar que mi actitud ante la vida les resultara castrante, ahora me ven al fin en mi real dimensión.
Presumo que mis limitaciones las conocen hasta ahora, o tal vez ellos y ustedes las percibieron antes.
Aún así, es diferente que yo las reconozca, porque su admiración fue un regalo. Ahora me conocen tal como soy aunque me resulte duro despojarme de mi capa de autosuficiencia y reconocerme débil y temerosa de volver a errar.
En realidad no es esta la primera vez que me siento débil y asustada. En el pasado he deseado desesperadamente un hombro para reclinar la cabeza. No ser cabeza, ni tomar decisiones.
Deseé poder voltearme y preguntar, ¿qué hago? En esos momentos me hubiera cambiado por cualquiera. Hubiera dejado con gusto el látigo del que ustedes me bromean, para obedecer aunque fuera una vez.
Pero aunque quiera, no puedo hacerlo porque me apartaría del papel que elegí con todas sus consecuencias.
Lo que sí tengo que decirles es que la carga muchas veces ha sido dura. Ustedes no se dieron cuenta, porque oculté cuanto me ha pesado.
Claro que no voy a quedarme aquí tirada haciéndome el harakiri ante ustedes. No soy así.
Pero ya era tiempo de que me diera un espacio para mostrarles esta debilidad que forma parte de mí, tanto, como esa reciedumbre que me ha permitido subsistir y ocupar mi lugar en un mundo de varones.
¿Qué dicen? ¿Me aceptarán así?
Además, les aclaro que no podría soltar para siempre el látigo y el micrófono, porque también los necesito.
Tengo mucho por hacer. La diferencia es que ahora estoy dispuesta a aceptarme en la forma que yo sea. No disimularé más. Cuando tenga ganas, voy a llorar a gritos. Ojalá que me quieran oír.
¿Qué más puedo decirles, amigas? Que las quiero en verdad y que valoro ese destape que ha tenido cada una y que sinceramente deseo estar a la altura de ustedes. Les digo con verdad que me han impactado.
Antonia cierra el archivo. No quiere releer. Se le ocurre:
—Cuando el corazón habla, no hay que taparle la boca—.
22 comentarios:
La ira diferenciada del enojo, es interesante, nunca lo había visto así.
Besitos Lety, el mejor de los años te deseo.
A ver cuando nos miramos a los ojos.
"Cuando el corazón habla ni hay que taparle la boca" ¡Cuanta sabiduría en esto y en todo lo que Antonia expone, porque es justamente la debilidad, la vulnerabilidad y la fragilidad lo que más nos engrandece; y reconocernos en ello nos hace humanos, sublimemente humanos.
Gracias, querida Lety, por hacernos participe de la vida de estas mujeres.
Un abrazo inmenso
Hannah
Pues tu dirás Noemí si Antonia tiene razón.
La ira reprimida o desbocada, no da lugar a la razón, te deja fuera de control, el enojo es manejable, incluso necesario podría decir.
Entre nosotras Noemí, las distancias geográficas no son tan grandes, así que todo será cosa de querer.
Me encantaría que vengas por acá. Yo con los hijos en México, es indudable que en pocos meses iré por allá.
Mientras tanto seguiré conociéndote con los ojos de la imaginación.
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¡Ah Hannah! pero que difícil le fue a esta mujer que siempre ha estado a cargo reconocerse débil, no ante sus ojos, sino esgrimir su debilidad por bandera ante los demás. Parafraséandola te diré que muchas veces quiso preguntar ¿qué hago? o ¿cómo le hacemos? y no
tener que resolver, pero esa es la vida que le tocó y había que asumirla, ya llegaremos a conocer las razones o sinrazones para esta unilateralidad.
Gracias querida Hannah por el apoyo que me brindas, es el hombro que algunas veces Antonia necesitó. Besos para tí
Ufa!... Qué bien has diseñado el personaje... qué humana, qué real. Todos alguna vez queremos el látigo y el micrófono y también hay días en que queremos cederlos. Y no por otros, sino por uno mismo. Para descanzar de cómo nos hemos ido labrando. De cómo nos hemos formado en el día a día, de éxitos y fracasos, de sueños y rotas ilusiones, de culpar a otros y hacernos verdugos, de sabernos responsables, en última instancia, de todo... Como bien dices, espiritu bello, cuando el corazón habla, ni hay que taparle la boca!
La peor ira es la que uno genera por sus propias incapacidades y resulta màs fàcil cargar la mochila de las culpas en los demàs.En mi modesta opiniòn, aquella Càrmen que conocì en capítulos anteriores es la que màs me gusta. Y como decìa don Benito Përez Galdós: sobre gustos no hay nada escrito. Abrazos.
Cuando uno simplemente se ve rebazado por si mismo en anhelos y deseos, las caidas son estrepitosas, asi como los corajes y enojos.
Feliz año estimada amiga.
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Mi querido don Fernando:
¡Al fin me dice usted quien le gusta más! Mi Carmen. Estoy de acuerdo con usted respecto a lo que descubrió Antonia y por supuesto que no le gustó verse de esa manera. Si algún mérito tiene ella es el descubrirse ante los demás, no sólo ante si misma. Un primer paso, pequeñito si, pero salida de la inmovilidad o de la autocomplacencia.
Con respeto y cariño mi beso en la frente para usted.
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Querido Enigma:
Esta terrible Antonia, mal hablada y pagada de si misma. De acuerdo con usted, pero siempre he pensado que cuando uno se hunde, es necesario tocar fondo, para entonces impulsarse precisamente del fondo, para salir.
La caída estrepitosa es equivalente a tocar fondo, así que bienvenida si sirve para resurgir.
A su favor que nos dice las cosas como son, no como debieran ser, abandona pues poses que hoy sabe no le corresponden.
Feliz año también para usted, con el favor de Dios este 2006 nos conoceremos más.
Que difícil es reconocernos limitados, pero como dicen por ahí "la perfección es el aburrido privilegio de los dioses" Saludos y feliz año.
Antonia es una explosión de vida, es como un volcán, como un torbellino, en su interior lleva los enojos, la ira y al estallar regresa a la calma, al equilibrio y es capaz de mirar todo en retrospectiva y eso la hace humana y frágil.
Cuando mi corazón ha hablado nunca ha resultado algo positivo de esa experiencia, pena.
Mi querida amiga te dejo un abrazo bien grande asi como tu te lo mereces.
Un beso.
Lety querida> la ira solo nos envilece, el enojo puede, muchas veces, ser logico y justificado.
Besos con frio
Hola Carlos:
Bienvenido a este espacio,
agradecida yo, por su llegada y por sus palabras. Tanto como difícil, importante reconocerse.
Es obtener una clave, una llave para el cambio.
Su presencia nos enriquece. Por mi parte, ya estuve en su creativo espacio, y volveré. Para usted también mis buenos deseos para este año que comienza
Mi querida Pepi:
Sigue dejando que tu corazón hable sobre el papel y léete desde otra voz, desde otros ojos, verás todo lo positivo que surge de tus entrañas. A mi me has dejado verlo y sentirlo, por eso me identifiqué tanto contigo. Tú como mis mujeres eres una sobreviviente.
Te quiero mucho, mucho,
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Laura queridísima:
Debe ser un beso con mucho frío, pero a mí me llena del calor de la gratitud este tiempo que dedicas a mis mujeres.
Es cierto lo que dices, que la ira envilece, por algo es un pecado capital. Menos mal que reconozca y se luche contra ella y no buscarle justificaciones que no tiene ¿verdad?
Besos cariñosos y agradecidos para tí, que goces mucho tu viaje.
Lo único malo, espiritu bello, es que cada vez se nos antoja leerte más y con mayor frecuencia... saludos!
Lety:
¡¡El mejor de los años para ti!!
Me llevo tus letras conmigo y regresare para comentar al respecto (me acabo en el tiempo).
Claudia
Querido José:
Gracias mil por tus palabras. Hoy mismo subo otro post. Estoy otra vez retrasada porque mi computadora se descompuso y me la trajeron hace un momento.
Con un abrazo cariñoso
Buenos días Diminuí:
Me siento muy agradecida por la aceptación de este espacio en Blogueratura.
Con gusto recomendaré también a mis amigos ese importante directorio, y atenderé a tus instrucciones.
Recibe mi saludo cordial
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Hola Piel:
Toda la casa es tuya, para mi es una alegría que te lleves contigo lo que desees. Es un gusto tenerte por aquí.
Te visito y te dejo mi saludo agradecido
Querida Lety:
Como Fernando, voto por Carmen, también...
Para mí, la ira es un relámpago de emoción en el corazón, que luego se desparrama internamente, baja por los brazos y llega a las manos...
Oh, las manos...
Y son las manos las que se convierten en instrumentos de la ira, en las esclavas de la ira. Se llenan de sangre para tener la fuerza necesaria para golpear, empuñar una daga y clavarla, disparar un revólver, abofetear... Por eso, hay que cuidarse de la Ira.
Un enojo es más sano, común, sirve para descargar las malas vibras que a veces recibimos. Pero hay que sacarlo siempre.
No hay nada peor que atajar los pensamientos, las palabras, las emociones: el único freno debe ser el respeto.
Me encanta leerte.
Desde el 30-12-05 te esperaba.
¿Y cómo van los primeros días del 2006? Ojalá muy buenos. Acá en Chile, sólo se habla de las elecciones, aunque ya sabemos quien gobernará nuestros destinos.
Saludos, cariños, un enorme abrazo:
Olie
Querida Olie:
No sabes cuanto siento que no conocieras a Graciela, Consuelo y Esther. Ahora defiendo a nuestra Antonia, sólo por una razón, porque ella misma nos dice que esa ira no la conocía en si misma y confiesa lealmente que en ese momento su descontrol era tal que no quería dejarla ir. Sin embargo, recapacitó. Ella no miente, reflexiona y llega a la verdad. Por supuesto que también quiero a Carmen la de ronda, como le dice don Fer, porque en su indefensión, el único medio para salvarse del nido materno y sus particularidades fue el exilio a través del resentimiento. Ambas equivocadas, ambas con graves errores, pero igualmente sinceras, al menos eso espero.
Te quiero mucho Olie y sabes, estoy navegando menos, porque tengo aquí a los hijos de vacaciones y la computadora se comparte, porque no trajeron la suya. Besos para ti y voy a tu casa.
¿ya conociste a María?
Poniendome al día en la lectura, amiga. en verdad que si al corazón no se lo escucha encuentra formas de hacerse oir...
Queridisima IndianGuman, no me había dado cuenta de este paseo tuyo.
Te mando mil besos y perdon por la falta de respuesta.
Te quiero
Ayyy que hermosa frase esa última para cerrar con broche de oro este capítulo. A mi también me cuesta reconocer que no soy una super mujer, aunque nadie si quiera se imagina que lo soy jaja solita me doy mis cebollazos !
A mi Anotnia me ha impactado.
Un beso y sigo...(que la comida me espere, total el arroz se cuece solo jeje)
Como un duende te sigo los pasos aquí ando, tras de tus huellas, feliz de que dejes cocer sólo el arroz, vas a ver que el duende se hace cargo de el y te queda mejor que nunca.
Sigue, sigue, no oigas la conciencia en este momento...
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