Sólo el paso de los meses dio paso a la quietud.
Cuando me anunciaron la visita de Violeta, me alegró volver a verla, su rostro estaba en mi memoria desde aquella única ocasión. Pensar en ella como una niña me gustó. Casi lo parecía a pesar de que tenía las mejillas surcadas por pequeñas arrugas, decenas de ellas. La magia de volverlas invisibles corría a cargo del color de su piel. Tenía reflejos ambarinos, un leve matiz de rosa, que semejaba un durazno visto contra el sol, tal como las mejillas de los niños suelen ser.
—Espero que no le moleste que venga— me dijo —dejé pasar demasiado tiempo sin venir y no quiero que piense mal, cuando le explique la razón de mi presencia. ¿Me permite que le cuente?—.
Cuando me anunciaron la visita de Violeta, me alegró volver a verla, su rostro estaba en mi memoria desde aquella única ocasión. Pensar en ella como una niña me gustó. Casi lo parecía a pesar de que tenía las mejillas surcadas por pequeñas arrugas, decenas de ellas. La magia de volverlas invisibles corría a cargo del color de su piel. Tenía reflejos ambarinos, un leve matiz de rosa, que semejaba un durazno visto contra el sol, tal como las mejillas de los niños suelen ser.
—Espero que no le moleste que venga— me dijo —dejé pasar demasiado tiempo sin venir y no quiero que piense mal, cuando le explique la razón de mi presencia. ¿Me permite que le cuente?—.
—Claro que no me molesta, pero por favor siéntese, tenemos mucho que platicar—le contesté con voz que denotaba alegría.
—No quiero darle vueltas al asunto. Quiero que sepa que jamás se me hubiera ocurrido vender esto:—.
Abrió la mano con la palma hacia arriba. Sobre ella brillaba la pulsera con el antiguo relicario, algo que me dejó en suspenso. La explicación a ese gesto no se demoró:
—Me apena decirle que tengo un problema de dinero. Así que esta mañana tomé la determinación de vender mis mejores aretes. No es que tenga muchas prendas, pero no me gusta pedir prestado. Creo en eso que dicen acerca de los bienes para solucionar los males. Se lo cuento, para que me crea que jamás pasó por mi mente vender el relicario. Lo curioso fue que mientras buscaba los aretes, la pulsera pareció saltar a mis manos.
Ver la pulsera y sentir la necesidad de verla fue todo uno: Volví a ver sus ojos brillantes; y su reacción cuando vio el relicario vacío. Se lo repito, jamás lo vendería, pero desde aquel día siento que este relicario está hecho para usted. No lo pensé mucho para no arrepentirme. Tomé la pulsera, busqué su dirección y aquí estoy—.
Por segunda vez, Violeta me había dejado sin palabras. El relicario me gustaba y mucho. Me impactaba el hecho de que estuviera vacío y mi necesidad de llenarlo. Igual que el vacío que había creado yo en cuanto a la muerte de mi tío Rubén. Vacío que vino a poblar la presencia de Violeta.
Me sumí en estos pensamientos sin responder, así que su voz sonó nerviosa cuando siguió diciendo:
—Por favor no se preocupe, no es fuerza que lo compre, aquí traigo también los aretes que voy a vender con alguien que conozco. Si usted no lo quiere, yo conservaré el relicario como hasta ahora. Eso si— agregó con timidez —le agradecería mucho si me diera el libro que me ofreció—.
—Perdóneme por favor Violeta. Me dejó usted pensando por eso no le contesté antes. Por supuesto que quiero el relicario y también voy a darle el libro, no faltaba más. Pero usted y yo tenemos mucho que hablar.—
Así lo hicimos. Yo sentía todo lo que sucedía entre nosotras como providencial. Alcancé a percibir también la vaciedad del relicario como un símbolo. Así lo sintió también ella desde aquel día, según me dijo durante la conversación.
Hoy puedo sentir el peso del relicario sobre mi cuello —lo separé de la pulsera porque quería llevarlo cerca del corazón— y puedo sentir el calor que emana de él. También le he dado un nombre, lo llamo mi nido, pronto entenderás el por qué.
—No quiero darle vueltas al asunto. Quiero que sepa que jamás se me hubiera ocurrido vender esto:—.
Abrió la mano con la palma hacia arriba. Sobre ella brillaba la pulsera con el antiguo relicario, algo que me dejó en suspenso. La explicación a ese gesto no se demoró:
—Me apena decirle que tengo un problema de dinero. Así que esta mañana tomé la determinación de vender mis mejores aretes. No es que tenga muchas prendas, pero no me gusta pedir prestado. Creo en eso que dicen acerca de los bienes para solucionar los males. Se lo cuento, para que me crea que jamás pasó por mi mente vender el relicario. Lo curioso fue que mientras buscaba los aretes, la pulsera pareció saltar a mis manos.
Ver la pulsera y sentir la necesidad de verla fue todo uno: Volví a ver sus ojos brillantes; y su reacción cuando vio el relicario vacío. Se lo repito, jamás lo vendería, pero desde aquel día siento que este relicario está hecho para usted. No lo pensé mucho para no arrepentirme. Tomé la pulsera, busqué su dirección y aquí estoy—.
Por segunda vez, Violeta me había dejado sin palabras. El relicario me gustaba y mucho. Me impactaba el hecho de que estuviera vacío y mi necesidad de llenarlo. Igual que el vacío que había creado yo en cuanto a la muerte de mi tío Rubén. Vacío que vino a poblar la presencia de Violeta.
Me sumí en estos pensamientos sin responder, así que su voz sonó nerviosa cuando siguió diciendo:
—Por favor no se preocupe, no es fuerza que lo compre, aquí traigo también los aretes que voy a vender con alguien que conozco. Si usted no lo quiere, yo conservaré el relicario como hasta ahora. Eso si— agregó con timidez —le agradecería mucho si me diera el libro que me ofreció—.
—Perdóneme por favor Violeta. Me dejó usted pensando por eso no le contesté antes. Por supuesto que quiero el relicario y también voy a darle el libro, no faltaba más. Pero usted y yo tenemos mucho que hablar.—
Así lo hicimos. Yo sentía todo lo que sucedía entre nosotras como providencial. Alcancé a percibir también la vaciedad del relicario como un símbolo. Así lo sintió también ella desde aquel día, según me dijo durante la conversación.
Hoy puedo sentir el peso del relicario sobre mi cuello —lo separé de la pulsera porque quería llevarlo cerca del corazón— y puedo sentir el calor que emana de él. También le he dado un nombre, lo llamo mi nido, pronto entenderás el por qué.
15 comentarios:
Mujer, tú sí que sabes bordar! jeje
La descripción de esas mejillas de durazno tiene un efecto muy profundo en mí. No sé, es una imagen muy dulce y bella. La de tu nido también.
Verdad que la vida es increíble cuando se la mira con ojos que ven
Espero la historia de la niña y de tu tío Rubén. Pero sin apuros, tu narración tiene el ritmo justo y se siente espontáneo que la dejes fluir así, como si estuviéramos conversando
Te quiero amiga
Violeta ha llegado para abrir el libro de las sorpresas a las cuales Ud. nos tiene acostumbrado y que ha logrado despertar la curiosidad para conocer esa historia de aretes, relicarios y muchas cosas más. Abrazos.
"Nido"... increible palabra llena de carga emotiva dada a un objeto, fantastico bautizo en verdad.
Saludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
No elegimos las cosas las cosas nos eligen...de cierta manera.
Dejé de buscar, me dejo sorprender y me dejo encontrar.
Eso mismo parece decirme esta parte de la historia.
Mi linda Lety si lo deseas puedes publicar la carta que te envié, porque al abandonar mi pluma dejó de ser propia para ser tuya.
Un abrazo grande y me alegra saber que hasta los caracoles son parecidos en lugares tan lejanos, asi como nosotras.
Ese relicario me hace acordar mucho al de mi nonna, que siempre me llamó la atención y me pareció una bellísima caja de recuerdos latiendo en el pecho.
Entiendo tu sensación ante él como si fuese mía.
Jamás abusas de las palabras, al contrario, siempre me queda un dejo de que deberías haber dicho más.
Espero ansiosa
me has dejado sin palabras...
Querida IndianGuman,siento que esos pequeños pasajes destacan porque el resto del tiempo dejo ir las palabras como si me persiguieran.
Pero voy contigo, leo y me doy cuenta de lo que me hace falta. Tu sabes cuanto me gusta tu prosa.
Y la verdad yo soy la que disfruta más, mientras escribo realmente inicio la conversación contigo, con cada uno de ustedes y sobre ella construyo.
Besos amiga querida
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Don Fernando, hablar de sorpresas es meterlo en su elemento natural. Ojalá que alcance a sorprenderlo un poquito, usted ha sido mi maestro.
Que hermosa esta retroalimentación que nuestro hermoso grupo ha conseguido.
Deberíamos ponernos un nombre ¿no crée?
Lo beso en la frente con respeto y afecto.
Enigma querido amigo:
Aunque pasen los meses su presencia no dejará de ser un estímulo para mí. Y voy sintiendo la aproximación de sus palabras.
Lo abrazo con afecto sincero
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Ay Pepi querida gracias por darme ese permiso, que para mí es necesario. Cuando terminemos la historia la subiré.
Sigamos encontrando coincidencias y disfrutándolas también hermana caracola.
Besos para tí
Queridísima Laura:
Me hace feliz que recuerdos tan bellos como el de tu nonna se entrelacen con mis palabras.
Una caja de recuerdos latiendo sobre su pecho. Que bellísima imagen ¿me la regalas? Viene a cuento con la continuación de nuestro relato.
jejeje soy una malandrina, confesar mi abuso con las palabras fue el pretexto para dejar la historia hasta ahí. La verdad no me gustan los post demasiado largos y ya me estaba pasando.
Eres un sol amiga y cada día te quiero más.
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afp7...
Bienvenido.
Hola Aus, mil gracias por venir ¿leiste la primera parte?
Me gusta tenerte aquí.
Recibe mi abrazo
Me dejaste picada! jeje
... el sabado habra un güiño en mi blog, ¿ok?, espero no moleste.
Saludos
El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra
Mi doctora: Que usted lo diga me alegra.
Mañana por la noche seguiremos con la historia. Hoy la abrazo con afecto
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Mi querido Enigma:
Nada que venga de usted podría molestar. El sábado pasaré a compartir el guiño.
Pero mañana también le visito, hoy no me fue posible hacerlo.
Mi saludo respetuoso para usted
Esta vez, dulce será la espera. Y que lindo llevar un nido en el corazón... ¿te has dado cuenta que ese solo hecho te convierte en un sólido árbol, frondoso y acogedor, que es capaz de refugiar el nido sagrado de tu familia?
Mil besos, amiga Lety:
Olie
Ay Olie, que hermosas palabras me has dicho.
Para atesorarlas también cerca de mi corazón.
Bendito sea Dios que hoy el relicario está nuevamente ocupado, el silencio se dejó oir.
Besos para tí querida amiga
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