Hermosillo, Sonora a 28 de septiembre del 2006.
Mi querida Lety:
Me atrevo a dirigirme así con un “querida” porque cuando una persona se da a los demás como tú lo haces, de una manera tan fácil nos surge el aprecio por esa persona, siendo así todo lo contrario de lo que se nos enseña, de ser desconfiados y cuidadosos hasta cierto punto egoístas, pero no, no es así mientras más se da uno más recibe.
Me adentro a hacerte mis comentarios con respecto a este anecdotario tan maravilloso que escribiste para tu sobrino sobre las vivencias de su padre y sobre todo la manifestación de tu parecer al respecto, siempre de una manera tan respetuosa y sincera hacia la vida de tu hermano; como ya te he manifestado me identifico contigo porque yo tengo un hermano drogadicto también, actualmente está preso… y cada palabra tuya dicha con tanta sabiduría me han dejado siempre con sensaciones tan arraigadas que aún conservo, así como enseñanzas de cosas que yo no me lograba explicar, y fue así que de manera tan sencilla pude ver reflejada a mi familia, el constante dolor y precaria salud de mi madre y lidiando con respecto a esta situación de su hijo más pequeño, así como la decisión como hermana de mantenerme un poco al margen para no caer en el juego de ser condescendiente en algo que no se debe serlo como lo es la adicción a las drogas y por ende pasar por alto acciones de delincuencia, porque suele ser muy fácil ceder a los encantos o necesidades de un familiar con tal de complacerle.
Agradezco enormemente este legado que le haces a tu sobrino, me parece un regalo maravilloso, un regalo del corazón que parecen frases cursis, pero están muy alejadas de serlo, porque tienen profundidad y verdad como lo tiene tu libro, también deseo fervientemente que este legado cumpla su cometido en la vida de Ignacio Javier, para quien le envío bendiciones.
Ya es todo creo que redundé mucho, y muy por el contrario de que nos des las gracias y nos pidas perdón por solicitarnos esta carta, yo creo que más bien somos nosotros los que agradecemos que nos des esta oportunidad de ofrecerte unas palabras en correspondencia por permitirnos ser parte de tus escritos.
¡Dios te bendiga siempre Lety!
Con admiración y cariño:
Mi querida Lety:
Me atrevo a dirigirme así con un “querida” porque cuando una persona se da a los demás como tú lo haces, de una manera tan fácil nos surge el aprecio por esa persona, siendo así todo lo contrario de lo que se nos enseña, de ser desconfiados y cuidadosos hasta cierto punto egoístas, pero no, no es así mientras más se da uno más recibe.
Me adentro a hacerte mis comentarios con respecto a este anecdotario tan maravilloso que escribiste para tu sobrino sobre las vivencias de su padre y sobre todo la manifestación de tu parecer al respecto, siempre de una manera tan respetuosa y sincera hacia la vida de tu hermano; como ya te he manifestado me identifico contigo porque yo tengo un hermano drogadicto también, actualmente está preso… y cada palabra tuya dicha con tanta sabiduría me han dejado siempre con sensaciones tan arraigadas que aún conservo, así como enseñanzas de cosas que yo no me lograba explicar, y fue así que de manera tan sencilla pude ver reflejada a mi familia, el constante dolor y precaria salud de mi madre y lidiando con respecto a esta situación de su hijo más pequeño, así como la decisión como hermana de mantenerme un poco al margen para no caer en el juego de ser condescendiente en algo que no se debe serlo como lo es la adicción a las drogas y por ende pasar por alto acciones de delincuencia, porque suele ser muy fácil ceder a los encantos o necesidades de un familiar con tal de complacerle.
Agradezco enormemente este legado que le haces a tu sobrino, me parece un regalo maravilloso, un regalo del corazón que parecen frases cursis, pero están muy alejadas de serlo, porque tienen profundidad y verdad como lo tiene tu libro, también deseo fervientemente que este legado cumpla su cometido en la vida de Ignacio Javier, para quien le envío bendiciones.
Ya es todo creo que redundé mucho, y muy por el contrario de que nos des las gracias y nos pidas perdón por solicitarnos esta carta, yo creo que más bien somos nosotros los que agradecemos que nos des esta oportunidad de ofrecerte unas palabras en correspondencia por permitirnos ser parte de tus escritos.
¡Dios te bendiga siempre Lety!
Con admiración y cariño:
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Sólo sus cartas han sido motivo de alegría en los últimos días. Gracias Araceli, gracias Laura, gracias IndianGuman, gracias a todos. Si quieren saber la razón de mi tristeza, los invito a su otra casa, ahí estoy, llorando.
Araceli te debo el link en la página, lo dejo pendiente, porque no quiero demorar más con tu carta. Regreso para ponerlo. Pero te dejo mi gratitud, enorme, tan enorme como tu carta.
5 comentarios:
Querida Lety:
quedo preocupada y deseándote, profundamente, lo mejor.
Un abrazo.
Chuik.
gracias a ti, Lety, y también por a través de ti conocer a Araceli.
Besito
Gracia por visitar mi Blog. Leo con calma el tuyo. Y me agrada.
Un fortísimo abrazo.
Ya lo ve, todos van llegando en la tarde, a disfrutar de las delicias servidas en la mesa y el olorcillo que inunda el jardín.
Y en medio, floreciendo las cartas de letras ajenas... realmente la felicito.
coincido con Araceli en que somos nosotros quienes nos sentimos honrados por el hecho de que tú nos hayas solicitado esta carta.
abrazos a ambas.
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