Al otro lado del espejo, encuentro a la mujer y no está sola. Una amiga la peina y trenza en sus cabellos flores blancas, tan albas como el mantón bordado que le cubre los hombros, tan claras como la luz que traviesa retoza en su mirada. Ellas ríen felices, mientras yo las contemplo con el cráneo desnudo.
¿Quién es la real, soy ella, o ella es yo? Acaso soy la otra, la que se daña, la que no quiero ser.
Esto del cráneo desnudo no creas que me incomode. Incluso sugiere reminiscencias con un monje budista. Si, un monje, porque el pelo es el adorno de la mujer y lo he perdido, aunque he ganado cierto brillo en la piel que atribuyo a la quimio.
La quimio, ya la solté, ya la dije, esa mala palabra. Nadie vendrá a regañarme por decirla, pero si me regaño yo por provocarla.
Alguna vez cuando era niña; soy cáncer y leí en mi horóscopo: Jamás padecerás del idem.
Así decía, y lo tomé por cierto.
Ya te imaginarás mi desconcierto cuando en un mes tuve no sólo uno, sino dos tipos de cáncer, primero fue leucemia y después linfoma no hodking. Ay que sesudos, si no fuera la enfermedad, bastarían sus nombres para espantarte.
Siempre creí que el cáncer es una enfermedad psicosomática, que la felicidad mantiene a raya y fui feliz, lo elegí, aunque no sólo para escapar de ella.
En ese mes que sufrí el cáncer, la que sufrió fue mi soberbia. Así que no era yo la serena persona que habitaba mi mente.
¿Quién es la real, soy ella, o ella es yo? Acaso soy la otra, la que se daña, la que no quiero ser.
Esto del cráneo desnudo no creas que me incomode. Incluso sugiere reminiscencias con un monje budista. Si, un monje, porque el pelo es el adorno de la mujer y lo he perdido, aunque he ganado cierto brillo en la piel que atribuyo a la quimio.
La quimio, ya la solté, ya la dije, esa mala palabra. Nadie vendrá a regañarme por decirla, pero si me regaño yo por provocarla.
Alguna vez cuando era niña; soy cáncer y leí en mi horóscopo: Jamás padecerás del idem.
Así decía, y lo tomé por cierto.
Ya te imaginarás mi desconcierto cuando en un mes tuve no sólo uno, sino dos tipos de cáncer, primero fue leucemia y después linfoma no hodking. Ay que sesudos, si no fuera la enfermedad, bastarían sus nombres para espantarte.
Siempre creí que el cáncer es una enfermedad psicosomática, que la felicidad mantiene a raya y fui feliz, lo elegí, aunque no sólo para escapar de ella.
En ese mes que sufrí el cáncer, la que sufrió fue mi soberbia. Así que no era yo la serena persona que habitaba mi mente.