Pues sucede que nuestra ciudad colonial, allá por los meses de Mayo hasta Noviembre, quedó convertida en un campo de batalla y aún así, los gastos siguen corriendo. Imagínate, sacar cien mil pesos mensuales de la nada, para mantener viva una casa, que no respira como antes, el generoso aliento de sus visitantes.
Dicen que el cáncer es una enfermedad psicosomática, y debe serlo. Entonces les fallé a todos y me fallé a mi misma, porque no supe vivir las circunstancias de la manera adecuada. No fueron ellos, los creadores del conflicto quienes me movieron de mi eje, fui yo quien permitió que sucediera.
Pero de lo malo, siempre surge lo bueno. Todo es cuestión de escudriñar para encontrarlo., así que déjame decirte:
Anoche, mientras hablaba con Santiago, le conté, sin grandes aspavientos que había llegado al límite de los recursos y que no estaba cierta, de que al vender un inmueble, respecto del cual estoy en tratos, el dinero llegara a tiempo para atender los compromisos y salvar la casa.
Te cuento de la misma manera, el hecho de que esta intranquilidad merma mis fuerzas, para ponerlas en donde debo, en la lucha por recuperar la salud; Y que el crédito inmobiliario se pagó religiosamente a lo largo de dieciocho años y ahora, justo cuando terminamos de cubrirlo, por la inconsciencia de estas gentes que se dicen maestros y pueblo de Oaxaca, debe venderse para satisfacer los gastos, si es que alcanza, de tan sólo cuatro meses de supervivencia.
Cuando Santiago conoció el precio que me daban, tuvo un gesto hermosísimo. Me tendió las llaves de su único y recién estrenado automóvil y me dijo:
—Mamá, sólo esto tengo, véndelo y mañana te traigo cincuenta más que son mis ahorros. Con este dinero tendrás asegurados los gastos de dos meses y puedes en ese tiempo vender con mayor tranquilidad los dos departamentos. No me parece justo el precio que te ofrecen ahora. Si es posible, después me lo devuelves, pero sin prisas, será cuando se pueda, no quiero ver que te afliges—.
Un automóvil nos alejó hace ya algunos años y un automóvil otra vez, nos reúne, si no recuerdas esa historia, allá sigue en EntreCaracoles.
Y no voy a contarte la mentira de que bastó su ofrecimiento pero no fue necesario el sacrificio. Hablamos de realidades, así que el sacrificio debió consumarse. Hoy vendimos su hermoso VW Beagle —no cumplía cuatro meses de estreno—. Recuerdo la noche en que vino feliz a enseñárnoslo a su padre y a mí y nos llevó a cada uno por separado, en el asiento de adelante, a dar un corto paseo para probarlo. Ahora su auto se ha esfumado y yo llevo el corazón henchido ante un hijo bien criado. Un joven generoso, que se suma y no se esconde.
Por supuesto que hemos de resarcirlo, el mal no dura cien años, volverán los buenos tiempos, pero no le robaré el gozo de hoy por lo que ha hecho. Es todo suyo.
Dicen que el cáncer es una enfermedad psicosomática, y debe serlo. Entonces les fallé a todos y me fallé a mi misma, porque no supe vivir las circunstancias de la manera adecuada. No fueron ellos, los creadores del conflicto quienes me movieron de mi eje, fui yo quien permitió que sucediera.
Pero de lo malo, siempre surge lo bueno. Todo es cuestión de escudriñar para encontrarlo., así que déjame decirte:
Anoche, mientras hablaba con Santiago, le conté, sin grandes aspavientos que había llegado al límite de los recursos y que no estaba cierta, de que al vender un inmueble, respecto del cual estoy en tratos, el dinero llegara a tiempo para atender los compromisos y salvar la casa.
Te cuento de la misma manera, el hecho de que esta intranquilidad merma mis fuerzas, para ponerlas en donde debo, en la lucha por recuperar la salud; Y que el crédito inmobiliario se pagó religiosamente a lo largo de dieciocho años y ahora, justo cuando terminamos de cubrirlo, por la inconsciencia de estas gentes que se dicen maestros y pueblo de Oaxaca, debe venderse para satisfacer los gastos, si es que alcanza, de tan sólo cuatro meses de supervivencia.
Cuando Santiago conoció el precio que me daban, tuvo un gesto hermosísimo. Me tendió las llaves de su único y recién estrenado automóvil y me dijo:
—Mamá, sólo esto tengo, véndelo y mañana te traigo cincuenta más que son mis ahorros. Con este dinero tendrás asegurados los gastos de dos meses y puedes en ese tiempo vender con mayor tranquilidad los dos departamentos. No me parece justo el precio que te ofrecen ahora. Si es posible, después me lo devuelves, pero sin prisas, será cuando se pueda, no quiero ver que te afliges—.
Un automóvil nos alejó hace ya algunos años y un automóvil otra vez, nos reúne, si no recuerdas esa historia, allá sigue en EntreCaracoles.
Y no voy a contarte la mentira de que bastó su ofrecimiento pero no fue necesario el sacrificio. Hablamos de realidades, así que el sacrificio debió consumarse. Hoy vendimos su hermoso VW Beagle —no cumplía cuatro meses de estreno—. Recuerdo la noche en que vino feliz a enseñárnoslo a su padre y a mí y nos llevó a cada uno por separado, en el asiento de adelante, a dar un corto paseo para probarlo. Ahora su auto se ha esfumado y yo llevo el corazón henchido ante un hijo bien criado. Un joven generoso, que se suma y no se esconde.
Por supuesto que hemos de resarcirlo, el mal no dura cien años, volverán los buenos tiempos, pero no le robaré el gozo de hoy por lo que ha hecho. Es todo suyo.
¿Puede haber mejor terapia para el cáncer? Les aseguro que no; que yo tengo la mejor medicina.
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Esto sucedió a finales del año pasado. Después sucedió un milagro, porque eso fue, aunque no me decidiera a nombrarlo, pero ya te contaré que resulta que no estoy enferma, además anoche mismo, en un noticiero televisivo hablaron de un exámen, que se aplicó en México a once millones de niños para evaluar al magisterio y la calidad del sistema educativo. En nuestro Estado de las poco más de mil escuelas primarias existentes, los profesores impidieron que se aplicara en quinientas de ellas ¿la causa? Tras veintisiete años de paros Magisteriales que duran meses y el año pasado rebasaron los límites de lo absurdo, creo que es fácil imaginarlo.