Te dije que hice cinco nuevos amigos. Las dos primeras son Malena y Gloria. Dos enfermeras del Instituto Mexicano del Seguro Social. Ellas me dieron hoy, la primera quimioterapia.
Te había dicho que el del cáncer fue un diagnóstico errado. Pues sucede que aún cuando el diagnóstico de Leucemia fue equivocado, desató la necesidad de hacer estudios de fondo y en las tomografías y la biopsia que ya esperaba con tranquilidad, se detectó que sufro de Linfoma NO hodking difuso. Un nombre muy elegante para un tipo de cáncer que se propaga con rapidez, y al que gracias al error de laboratorio, pescamos en su estadio II. Ya ves, incluso una equivocación tiene su razón de ser.
Los otros tres amigos son Ezequiel, un niño de mi edad, tiene ocho años, y yo acuérdate que nací a los cincuenta. Está en su novena quimio, así que hice plática con él y logré que se riera cuando lo nombré mi maestro. El me explicó los sabores y sinsabores del asunto. Las dos horas que duró mi procedimiento —el suyo es de cuatro— vimos juntos las caricaturas, porque debo contarte algo agradable. En esta sala no encaman a los pacientes. Gozamos de un reposet cada uno y de una televisión a la que nos permiten cambiarle a placer los canales. Además ahí los niños mandan, así que nos va muy bien.
Don Noe que es otro experto en la materia, también lleva nueve quimios. Conversar con él fue grato, no sólo por sus consejos, también disfruté la ternura de ver cómo su hijo, el que le acompaña, se coloca a su lado y le acaricia de vez en vez con la mano, la brillante pelonera.
David un joven de veintidós años que recibió su terapia en la única cama de la sala, todavía no sabe que es mi amigo. Estuvo encamado bastante lejos de mi lugar y se durmió la mayor parte del tiempo, pero tenemos más tiempo que vida para hacer migas, así que el día llegará.
Ahora debo decirte que si tuve un momento triste esta mañana. David y Ezequiel pasaron por dos vómitos. Pienso que su familia no pudo comprar la única medicina que el Instituto no proporciona. Es muy cara y no la dan porque no es curativa, dicen que es tan sólo paliativa. Sirve para minimizar las molestias de la quimio.
Lloré porque no puedo ayudarlos. Estoy asistiendo al Instituto de seguridad social, porque con el conflicto en la ciudad mi liquidez se fue a pique, y no puedo permitirme un tratamiento privado. Asisto aquí sin amargura. Ya me siento feliz de tener derecho al tratamiento, de que familia y amigos me acompañen y tenga al menos para pagar la ampolleta.
Te había dicho que el del cáncer fue un diagnóstico errado. Pues sucede que aún cuando el diagnóstico de Leucemia fue equivocado, desató la necesidad de hacer estudios de fondo y en las tomografías y la biopsia que ya esperaba con tranquilidad, se detectó que sufro de Linfoma NO hodking difuso. Un nombre muy elegante para un tipo de cáncer que se propaga con rapidez, y al que gracias al error de laboratorio, pescamos en su estadio II. Ya ves, incluso una equivocación tiene su razón de ser.
Los otros tres amigos son Ezequiel, un niño de mi edad, tiene ocho años, y yo acuérdate que nací a los cincuenta. Está en su novena quimio, así que hice plática con él y logré que se riera cuando lo nombré mi maestro. El me explicó los sabores y sinsabores del asunto. Las dos horas que duró mi procedimiento —el suyo es de cuatro— vimos juntos las caricaturas, porque debo contarte algo agradable. En esta sala no encaman a los pacientes. Gozamos de un reposet cada uno y de una televisión a la que nos permiten cambiarle a placer los canales. Además ahí los niños mandan, así que nos va muy bien.
Don Noe que es otro experto en la materia, también lleva nueve quimios. Conversar con él fue grato, no sólo por sus consejos, también disfruté la ternura de ver cómo su hijo, el que le acompaña, se coloca a su lado y le acaricia de vez en vez con la mano, la brillante pelonera.
David un joven de veintidós años que recibió su terapia en la única cama de la sala, todavía no sabe que es mi amigo. Estuvo encamado bastante lejos de mi lugar y se durmió la mayor parte del tiempo, pero tenemos más tiempo que vida para hacer migas, así que el día llegará.
Ahora debo decirte que si tuve un momento triste esta mañana. David y Ezequiel pasaron por dos vómitos. Pienso que su familia no pudo comprar la única medicina que el Instituto no proporciona. Es muy cara y no la dan porque no es curativa, dicen que es tan sólo paliativa. Sirve para minimizar las molestias de la quimio.
Lloré porque no puedo ayudarlos. Estoy asistiendo al Instituto de seguridad social, porque con el conflicto en la ciudad mi liquidez se fue a pique, y no puedo permitirme un tratamiento privado. Asisto aquí sin amargura. Ya me siento feliz de tener derecho al tratamiento, de que familia y amigos me acompañen y tenga al menos para pagar la ampolleta.
A mi las más de dos horas de la quimio, se me fueron esperando sentir alguna molestia que nunca llegó y como eso hay que celebrarlo regresé a la casa eufórica. Tal vez no sea efecto de la ampolleta, quizá los efectos son acumulativos y allá por la novena empiece a sufrirlos, pero la tranquilidad de que gocé hoy, aunque me apene por mis amigos, no me la quita nadie. Callarlo sería hipócrita.
Otra vez ese sálvese quien pueda que con los días lastima tanto.
Con estos textos inicié una memoria de esas vivencias del cáncer . Quise compartir contigo el día con día. Esa intención se quedó en nada, porque después sucedió que esta, la que te narro, fue la única quimio. Se suspendió el tratamiento, justo antes de la segunda, porque también el diagnóstico de Linfoma resultó equivocado. Eso si, me quedé pelona.
Dos veces condenada y dos veces exonerada de la sentencia de muerte. Extraña situación, tanto como los tiempos que vivo.
Quise decirte desde ahora que estoy sana, porque mi intención es compartir contigo estas extrañas vivencias, jamás el preocuparte o mantenerte en vilo. Yo me se sana, pero el Hematólogo en aquél momento, debe haber pensado que estoy loca.
Otra vez ese sálvese quien pueda que con los días lastima tanto.
Con estos textos inicié una memoria de esas vivencias del cáncer . Quise compartir contigo el día con día. Esa intención se quedó en nada, porque después sucedió que esta, la que te narro, fue la única quimio. Se suspendió el tratamiento, justo antes de la segunda, porque también el diagnóstico de Linfoma resultó equivocado. Eso si, me quedé pelona.
Dos veces condenada y dos veces exonerada de la sentencia de muerte. Extraña situación, tanto como los tiempos que vivo.
Quise decirte desde ahora que estoy sana, porque mi intención es compartir contigo estas extrañas vivencias, jamás el preocuparte o mantenerte en vilo. Yo me se sana, pero el Hematólogo en aquél momento, debe haber pensado que estoy loca.