domingo, noviembre 13, 2005

Si las buscara podría haber excusas, pero no las quiero

Si las buscara, podría haber excusas para lo que hice y también para lo que dejé de hacer, pero no las quiero.
Lo que deseo es reencontrar mi ritmo. Aunque la playa en la que reviente mi oleaje todavía la veo lejana.
Necesito ver a todos mis hijos realizados como hombres. Superados por su propio valer mis errores y llevando la vida plena para la cual nacieron. Sólo entonces podré descansar.
II
Estuve a punto de concluir lo escrito, cuando alcancé a darme cuenta de lo injusta que todavía resulto.
Tengo cuatro hijos y me referí de manera individual sólo a Raymundo el mayor. Es cierto que los otros parecen ser felices, pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para ellos, y he dejado sin mencionar los hechos en que pude actuar mejor respecto a ellos, como si no les diera importancia.
Es verdad que en la Biblia, la fiesta del retorno se hace por el hijo que regresa, el pródigo, y esto ante el total desconcierto del que se mantiene al lado de su padre.
Pero ahí se aplica la justicia divina. Yo, que estoy lejos de esa perfección, corrijo mi omisión culpable; retomo mis reflexiones y escribo siguiendo el hilo de mis pensamientos, no el orden cronológico de los sucesos, cosa difícil de lograr para mí.
De Sebastián, mi tercero, siempre tuve la percepción de su bondad y discreción, de la extraordinaria calidad de su alma —que no sé si existan diferencias de esta naturaleza entre las almas— pero si existen, la de él es un artículo de lujo sin lugar a dudas.
Sebastián tiene alma de artista y por lo mismo, en una lista de sus cualidades podría adjudicarle algunas, tales como: tierno, sensible, generoso y también compasivo. Parecía diferente cuando niño, un poco etéreo y un mucho despistado.
Podía uno hablar enfrente de él, acerca del lugar a donde iríamos a pasear ese día y dos segundos después de ponernos de acuerdo, él preguntaba — ¿A dónde vamos a ir?—
Otras veces, entraba a la recámara para recoger un juguete o para hacer un encargo a sus hermanos y si la televisión estaba encendida en un programa de concierto, se quedaba en suspenso frente a la pantalla, sin poder separarse, prendido de la música y sin escuchar las voces que ellos le lanzaban.
Cuando al fin salía de su abstracción, suspiraba y se alejaba paso a pasito, sin prisa por volver a los juegos.
Definitivamente Sebastián parecía diferente y yo sabía, lo crueles o dominantes que son los otros con aquel que no es de los iguales.
Lo digo porque me gusta pensar que también soy diferente, el me ha dicho que sí; que soy de sus iguales y es por eso que lo sé.
Pero en aquel entonces, en la niñez, quise defenderlo. Quise prepararlo, armarlo para la vida. Que no sufriera vasallajes y traté de cambiarlo.
Fui pues, sin saberlo, la primera en avasallarlo.

29 comentarios:

fgiucich dijo...

Es indudable: en muchos casos un hijo que se nos parece más, que proyecta nuestros deseos, nuestro amor por el arte. Y es también cierto que algún momento, intentamos torcerle el rumbo, vaya a saber por qué, pero es inútil: el rumbo se rehace y vuelve a sus corrientes naturales. Adivino quién es Sebastián y , evidentemente, es un poeta. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Hola Don Fernando:
Vengo volviendo del exilio, cuando la casa está llena, tengo que irme al departamento y ahí no tengo Internet ni teléfono.
¡Ah, ya veo que me presiente en Esther, pero dígame es la primera vez que me presiente en este texto? No sea malo platíqueme un poco más, todo lo que usted piense es importante para mí y a veces es usted parco en sus palabras y yo ¡que anhelo saber todo! con que hambre me quedo.
Lo abrazo con muchísimo cariño

Lo-que-serA dijo...

Mi Lety: Apenas estoy poniéndome al corriente en mi mundo virtual y empezando a ver como un sueño mi estancia en tu casa. También me acabo de echar de un tirón las confesiones de Esther, con la sorpresa de identificarme con algunas de sus experiencias: llegar tarde como madre a su vida por ejemplo. Estoy consciente de las cosas que con esto le negué, inconscientemente, pero también de las que le dí. Te dejo un beso grande y eternamente agradecido.

Lety Ricardez dijo...

Mi querida Maria Luisa:
Me resulta inevitable algunas veces, desear cosas imposibles, como el trasladar esta casa, con todo lo que representa al DF, para estar cerca de ustedes. Las llevo en el corazón y son motor de algunos de los cambios positivos en mi vida. También dadoras de palabras para Esther y todas mis mujeres. Te abrazo en el espíritu

Silencio dijo...

Interesante, los hermanos, un mundo y por lo tanto, un diferente método de acercarlos al mundo, nunca se acierta, se cree que lo que funcinó con uno, lo hace con otro Esther. No falla, solo sigue algún camino que hasta no ver el resultado se sabe si fué el correcto o pudo haber sido diferente, el tiempo lo dice, sin embargo cada hijo toma su camino y nunca se sabe... nunca.

Indianguman dijo...

Sólo leer en silencio, maravillarme con la historia, con el ninio y con la valentía de Esther que se embarca en la tarea de lo justo.

un inmenso abrazo.

noname dijo...

Querida Lety:
Cuando leo las historias que escribes me embarga siempre un calor, calor de familia, de hogar, de madre.
Un abrazo grande.

Tristán dijo...

Árbol que nace doblao jamás su tronco endereza, jeje.

Besos, madre

;)

MacVamp dijo...

Saludos Lety.

Me ha gustado esta reflexión, independientemente que terminas con un mea culpa que a mí no me lo parece. No creo que Esther avasallase a su hijo, simple y sencillamente, le costó reconocer que hay almas diferentes que pocas veces encuentran a semejantes y que los demás las entiendan (aunque a fin de cuentas, creo que eso es lo que menos les importa a ellos, jejeje).

Como ya lo sabes, yo comienzo la andadura de ser madre, ya veremos con el tiempo si mis esfuerzos para que mi Happy Demon sea feliz, logran dar frutos.

Un abrazo.

Lety Ricardez dijo...

Querido Silencio, quien mejor que tú que llevas contigo a Guillermo y Eduardo para saber cuán diferentes pueden ser los hermanos. Así los internos y también los roles, tan diversos como los hermanos. Pues aquí empezamos a saber de Sebastian, lo dejo contigo.

Querida IndianGuman:
La justicia de estas mujeres, más que en el hacer, está en el decir no escatimarán esfuerzo en asumir consecuencias acerca de lo vivido. Aún a costa de lo que ahora son; diverso de lo que narran.

Lety Ricardez dijo...

Buenos días Pepi amiga mía:
¡La manera de Esther de ser madre! Yo que la conozco puedo decirte que sí, tal vez tienes razón, es muy cálida pero poco ortodoxa. Poco supo de cambios de pañal y papillas preparadas con esmero. Demasiada ayuda tuvo con eso. Ama a sus hijos eso si, es demostrativa, los impulsa y respeta su libertad. Al menos eso creo. Aquí abajo tenemos alguien que podría ratificar o contradecirme. Te dejo un gran beso y me quedo esperando.

Hola Don Tristán, hijo mío, una gran fiesta leerlo por estos lares. Con frecuencia cito la sabiduría popular así que no me la cambies. El dicho reza: arbol que "crece" y así responsabiliza al jardinero. Por favor, acompáñanos por aquí en libertad de expresar lo que quieras. Hasta sigue en pie la invitación a escribir conmigo. Besos y bendiciones.

Lety Ricardez dijo...

Hola querida MacVamp:
En eso Esther y yo que le presto mi mano para escribir estamos en ventaja, porque ella escribe desde los resultados y tu tienes todo por vivir con Happy Damon. Por eso escribo. Esther no fue una mala madre, tampoco una mujer irresponsable, pero cuando se trata de los hijos los errores bien intencionados o no, pesan y es difícil abandonar culpas. El camino debe reinventarse cada día y también las culpas del tamaño que sean deben ser desechadas. Eso nos quiere decir Esther, ya la oirá quien desee hacerlo. Te abrazo con gran afecto mi joven amiga.

Laura dijo...

Lety:
tus reflexiones me inundan de una calidez lunar.
Pones palabras a sentires que, aunque distintos, podrían parangonarse.
No dudo que Esther está haciendo una obra increíblemente inmejorable.
Un abrazo enorme y sincero

Dra. Kleine dijo...

Los hijos son como los dedos de una mano, ahi los queremos igual aunque todos sean diferentes...

Un saludote a ti nenaaa!

Lety Ricardez dijo...

Mi querida Laura: Lo que Esther aprecia más, es que sus palabras han llegado a oídos de sus hijos. Como ustedes, ellos van conociendo sus más ocultos deseos e intenciones. El abrazo es correspondido con muchísimo cariño.

Dra. Kleine, su presencia se hace indispensable, y si que los queremos igual, aunque no todos nos dejen mostrárselos de la misma manera. Mi niña sale a recibir el nena y lo disfruta. Yo le dejo a usted mi abrazo cariñoso

Elizabeth Sobarzo dijo...

Solo, agradecer sus visitas, sus palabras, que hoy, teñida de prusia, me siento nostalgia, hoy no se ser mujer, solo congoja que me allana la espalda y cala...

Niko Rojas dijo...

como siempre felicitaciones y gracias por este post.

Hector dijo...

Te heredó el alma de artista, no cabe duda.

Lety Ricardez dijo...

Buenas tardes Elizabeth:
Fue un gusto perderme por tus páginas, escritura de mujer-mujer, tan distinta de esta vieja-niña. Se que la congoja no encontrará aposento en tí. Mañana será otro día. Saludos afectuosos

Niko, gracias por visitarme, he vuelto por tu blog en varias ocasiones, y te he leido sin respuesta. Volveré con mucho gusto. Gracias por estar aquí

Lety Ricardez dijo...

Hola Hector, antes de contestar a tus amables palabras volví por tu blog. Visitar los links de furtiva ha sido un ejercicio enriquecedor. Me gustó lo que leí en tu espacio. Volveré con toda seguridad, he estado un poco desordenada estos días por exceso de trabajo, lo mismo será este fin de semana, pero a partir de ahí volverá la calma. Saludos afectuosos

J.S. Zolliker dijo...

Bello Espíritu, que tus palabras encuentren eco y respuesta en este delicioso fragmento de Norman Mailer (El evangelio en el nombre del hijo):
" Tampoco era fácil lograr comunión con la madera. Ninguno de nosotros podía olvidar que las manzanas del árbol del Edén habían poseído el conocimiento del bien y del mal; a veces parecía que el bien y el mal todavía estaban en la madera[...] Sin embargo, un hombre malo no puede pasar junto a un buen árbol sin que se le entristezcan las hojas. "

Lety Ricardez dijo...

Gracias José: Algo así como el hombre bueno del buen tesoro de su corazón, saca lo bueno, el hombre malo, sólo lo malo puede sacar de su corazón.
Quiero decirle que lo admiro mucho, aunque nunca deje comentarios en su blog.
He vivido demasiado tiempo de puertas adentro, mis vuelos son interiores, pero eso no implica que desatienda mi entorno, aunque poco pueda influir en él, me limito a hacer pequeñas ondas concéntricas a mi alrededor. Usted, como Enigma crean marejadas, por ahí seguiré ilustrando mi ignorancia.
Reciba mi saludo afectuoso

J.S. Zolliker dijo...

Lety:
Con muchísimo gusto me encuentro que has opinado por vez primera en Realidad Novelada. ¡Bienvenida para siempre! Como lo comentaba en un principio, la idea de mi blog es generar debate, conciencia -de manera entretenida y novelada- para que podamos ponernos en los zapatos de otros, para que todos podamos ver diferentes puntos de vista y al final de la semana, crearnos un criterio propio con diversos matices. Algo así, como la búsqueda de eclectisismo. Y es precisamente por ello, que opiniones como la suya siempre son vitales y bienvenidas, sin importar si sabe mucho o poco del tema, si esta de acuerdo o no, o si el mismo relato le lleva a reflexiones que no necesariamente estén directamente relacionadas con el tema semanal... Por eso, ¡muchas gracias por opinar, que eso es precisamente lo que nos enriquece a todos. ¡Saludos!

Hamletmaschine dijo...

Lety... con respecto a mi último post, sobre los secretos recíprocos de padres e hijos y el inmenso aparato de mentiras que tratan de sostenerlas, eres de momento la única que comprendió lo que dije y dio en el clavo... Muchos abrazos agradecidos.

Lety Ricardez dijo...

Ay José si no es porque Hamlet me escribió ahora a este post, no me doy cuenta que había este mensaje tuyo sin respuesta.
Pues soy un poco penosa para opinar respecto a aquello en lo que no he incursionado a profundidad, pero ya es tiempo de que abandone mis vuelos interiores (voy retrasada) y me ocupe de la realidad, aunque no crea, siempre lo he hecho, en mi entorno próximo, tratando de cambiar las cosas para bien, con frecuencia soy demasiado severa conmigo misma, pero es que no creo que consentirse haga bien a nadie.¨Por supuesto que segiré visitándole.

Querido Hamlet:

Ay los secretos Hamlet, yo viví demasiados de niña, por eso lo entiendo. Aunque también hay verdades que de ser dichas, no le hacen bien a nadie. Entonces callarlas no es tan malo, se trata de ser prudente y también de saber distinguir. La mentira, eso si que es horrible, peor aún que el secreto necesario.
Lo abrazo con respeto y afecto

Hamletmaschine dijo...

Bellisima contestación la que me has dado, el problema de esto del blog es que la tentación de ser demasiado íntimos y soltarlo todo es muy grande, pero lo mejor es ser crípticos, especialmente si involucran a terceros. El problema es como cada uno ve reflejadas sus propias circunstancias y responde según sepan o no darle la medida justa a sus propios eventos, perdonar no es olvidar sino comprender. Pero que difícil es lograrlo.


Un fuerte abrazo...

Lety Ricardez dijo...

Querido Hamlet:
Yo incurro en eso y acepto su consejo, incluso ya tuve un traspies en un blog que me tuvo llorando por días. Pero no se preocupe por mí, aprendo rápido.
Ahora respecto a lo que trato en este blog, le digo que se trata de una novela en la que intervienen ses mujeres, cada una con problemática propia y me gusta que usted esté leyendo lo que provoca, porque quiero platicar con usted al respecto. Yo me siento contenta, porque ha logrado sostener el interés permanente de un pequeño grupo de lectores que incluso son ahora mis reales y verdaderos amigos.
La novela se llama EntreCaracoles y subirla no fue el propósito inicial del blog, esto se fue dando y me gusta el resultado.
Su presencia es sumamente importante para mi, Raquel o Tristán, podrían platicarle algo al respecto.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Qué difícil darse cuenta de que al querer involucrarse en la vida de los hijos, vamos moviéndoles los hilos y talvez coartando su esencia porque creemos o sentimos que es lo mejor para ellos. No lo hizo de mala fe, simplemente ella quería protegerlo, que no padeciera la insensibilidad de otros. Ay Esther, Esthersita de mi alma, te dije Lety que Esther es cristalina y me reflejo en su lado materno.

Ya me voy poniendo al corriente al fin...ya era justo !

Buen fin de semana Lety, un abrazo!

Lety Ricardez dijo...

Mi querida MariCarmen:
Cuánta falta me hacen estos comentarios, cada uno distinto, cada uno pensado, cada uno en lo profundo del texto.
Yo creí que Esther te había alejado. Que bueno que no es así. Te mando mil besos

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog