miércoles, diciembre 14, 2005

Escribo para liberarme de la carga, no para arrojarla a las espaldas de nadie

La ambivalente educación que recibimos debió habernos afectado a todos por igual.
En una marea de restricciones y consentimientos navegamos.
Las parejas tan opuestas entre sí, y cruzadas tan semejantes: madrina-padre y madre-padrino, por sí mismas, bastaban para desconcertar al más pintado.
En ese tiempo, por su dureza aborrecí a los primeros. Hice de los segundos mis ídolos.
En mi descargo puedo decir que no tuve conciencia de mi lucha por la supervivencia. Fue el instinto el que evitó que me hundiera cuando niña.
Fue también el instinto el que en algún momento me condujo al cambio, entonces percibí el consentimiento como un mal.
Antes odié las restricciones. Ahora se que mi estatura creció con ellas.
Mis hermanos no cambiaron. Siguen gustando del consentimiento. Para afirmarlo basta ver su dolorosa realidad.
Ya casada, tuve mayor valor y pretendí ayudarlos, alertar a mi madre de su error, pero ¿se habrá visto semejante desfachatez? ¿Que hijo puede cuestionar el hacer, de quien lo trajo al mundo, sin meterse en problemas?
Mis comentarios hechos ya, desde la madurez adquirida, y que conste que no digo madurez total, porque ni siquiera hoy puedo ufanarme de ella, no fueron bien recibidos.
Aún así, mis hermanos, casi sin darse cuenta, se volvían cada vez más hacia mí, en busca de consejo.
Pronto quedó claro que al atenderlos estaba invadiendo un espacio al que ya no tenía derecho.
Era el hogar de ella, no el mío.
Aún así, arremetí una y otra vez. Deseaba compensarlos por mi egoísmo infantil. Lo único que logré, fue una ruptura casi total con mi madre y por ende con todos mis hermanos.
Fui acusada de todo y no intento defenderme. Resisto y no cedo a la tentación de hacerlo.
La verdad, tan bien como yo la sé, la saben ellos. Sólo necesito decir que el amor por mi familia ardió y se consumió a sí mismo.

“Honrarás a tu padre y a tu madre” fue dicho. Sin que hubiera llevado filacterias, este Mandamiento quedó grabado en mi mente y en mi corazón.
Ya lo he violado al decir. No lo haré más.
Escribo para liberarme de la carga, no para arrojarla sobre las espaldas de nadie.
Nada de lo vivido, que lo hay, justifica el desperdicio de mi vida, centrada en el resentimiento. Sus consecuencias me impiden llegar a la plenitud de mi madurez, se revierten en mi contra y me destruyen.
En algún momento pensé que el resentimiento era venganza.
Ahora sé que fue el absurdo medio que se me ocurrió, para salvaguardar mi libertad. Ya que no logré mi objeto, quise mantenerme lejos.
No quise vivir obrera y a su modo; pretendí delimitar mi espacio fuera de su matriarcado y al hacerlo me desgarré.
Lo que escribo tiene mucho que ver con la forma en que cada una de ustedes (las que han escrito) confrontó su propia realidad. No se trata de una revisión exhaustiva.
Tengo razones para el desamor, pero un recuento analítico de toda vivencia; sería hurgar simplemente en la llaga y no es lo que deseo.
La maraña que estoy desentrañando existe.
Di el paso. Reconocí el resentimiento. Pero no he aprendido a dejarlo de lado. El amor juega a las escondidas conmigo.
Las palabras no fluyen con rapidez y Carmen sabe, por experiencia, que las ideas debe dejarlas madurar.
No seguirá escribiendo.
Se levanta; cierra cuidadosamente su libro de notas y recoge la pluma.
Esas primeras hojas le han resultado dolorosas, como los primeros dolores de un parto.
Guarda bajo llave su cuaderno y se aleja del escritorio. Se descalza y recuesta en la cama de manera forzada, incapaz de permitir que su cuerpo se relaje.
Ni siquiera percibe y mucho menos disfruta la belleza del entorno que ha sabido crear.
Está ensimismada.

21 comentarios:

J.S. Zolliker dijo...
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tyare dijo...

El resentimiento es una carga muy pesada de sobrellevar, hace más daño al resentido que al que lo provoca. Al menos al escribir se liberara en parte del sufrimiento aasumido. Que estes muy bien Lety, gracias por tus palabras, estoy llena de situaciones no esperadas y poco gratas, razón por la que no escribo. Muchos Besitos y Bendiciones para ti.

Orfa dijo...

De acuerdo a Gioconda Belli la escritura es un trabajo de parto, dolorosísimo. Pero no podemos dejar la gestación inconclusa. ¡Contra la virginidad de las páginas blancas! Abrazos, Lety querida.

Silencio dijo...

Como se dice, uno nunca sabe lo que viene, escribía sobre, "no se mi futuro después de este fin de semana y no me importa", eso aplica para todo ¿no?. De no pretender nada hacia mis hermanos, ahora me la paso bien, salimos al cine como amigos, más que como hermanos.

Así es todo es este mundo, el tiempo siempre es el que debe intervenir para saber si la acción merece una culpa o un agradecimiento.

No culpa no, ya no.

Un abrazo y gracias por lo que me comentas.

J.S. Zolliker dijo...

Tan duro y hermoso, como "Mi madre, In Memoriam" de Richar Ford... PArece que a Cármen le gusta que la busquen para el consejo, pero temió quitarle espacio a la madre. Y ese resentimiento la protegió de sí misma? ¿Se autodisculpaba?... No lo sé... pero te dejo, Espiritu Bello, este fragmento:
Richard Ford

" -Ah -dijo mi madre. Y lo que fuese que había iluminado sus ojos se desvaneció de golpe. Y se reanudaron todas sus preocupaciones. Lo que subyaciera en ella antes de mi propuesta resurgió de nuevo-. Yo hubiera podido evitar decir aquello. Hubiera podido decirle: "Sí, adelante con tus planes. Pase lo que pase, todo se solucionará. Yo me aseguraré de que así sea". Pero no fue lo que dije. En lugar de eso, preferí pensar en otro futuro, aplazando el futuro real. Ahora, al mirar atrás, creo saber de qué futuro se trataba. Y creo que ella también. Quizá se podría decir que en aquel momento fui testigo de cómo ella afrontaba la muerte. Vi cómo la muerte la arrastraba más allá de sus límites, y yo mismo sentí ese temor, temí a todo lo que sabía sobre la muerte, y me aferré a la vida, a la posibilidad de la vida. Quizá temí algo más tangible. Pero la verdad es que todo lo que hubiéramos podido hacer el uno por el otro ya no fue posible después de ese episodio. Desapareció. E incluso estando juntos, estábamos solos. "

Un afectuoso abrazo!

noname dijo...

Creo que un día tendré yo también que pasar por el dolor de Carmen y escribir hasta que duela, he ido anestesiando con el tiempo los sentimientos hasta ya no percibir nada, ni siquiera resentimientos.
Muchas veces pienso que la historia es al revés...y si fuese la madre, la de la tarea no asumida, la del error y no la hija?.
Muchos abrazos para ti.

Anónimo dijo...

Bueno, sólo espero que un día no lejano Carmen pueda liberarse de ese resentimiento asfixiante y dar paso a su lúcida creatividad.

Un saludito muy tierno.

Hannah

Indianguman dijo...

Sabes, tus palabras son tan universales, más allá de las razones que llevan en la vida de estas mujeres, pero las reflexión acerca del resentimiento, de la tentación de caer en la espiral de las razones y argumentos, de los agravios y desquites, no sé, todo me viene hablando de un proceso muy parecido a uno del que vengo saliendo. A veces se siente que el amor no tiene nada que ver con uno, cuando de repente, cuando ya todo el odio se admituió, aun a nuestro pesar, se echó fuera, algo empieza mágicamente a pasar, el pecho se abbra, no somos ángeles ni diablos, y podemos respirar.

Te quiero mucho amiga! Gracias!

fgiucich dijo...

Lo que nos describe en este capitulo es el precio que todos los seres humanos debemos pagar por la libertad. Y ser libres dentro de un entorno familiar cerrado es como derribar una muralla. Y eso es lo que esta haciendo. Y al escribir, se despoja de la pesada carga. Muy doloroso, pero profundo y bello como todo lo que Ud. escribe. Abrazos.
P.D. estoy escribiendo desde un equipo que no es el mio y no puedo manejar los acentos. vale

Laura dijo...

El resentimiento que causa el no perdonarnos fallar es la peor de las penas, es peor que una cárcel o que la mas dura de las torturas. Ojalá pronto llegue la liberación para Carmen.

Besos

MacVamp dijo...

El resentimiento suele ser un lastre que nos convierte en sombras de nosotros mismos.

Espero que Carmen haya superado todos los que echó sobre sus espaldas para poder liberar sus alas, expandirlas y volar tanto en sentido metafórico como literal.

La culpa es un peligroso vicio y por supuesto, es progresivo y mortal.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Ya no recordaba lo bien que escribes ya mi querida Lety, no tte enojes porque no te he visitado. He estado con muchísimo trabajo y ya verás que mucho de él te involucra.

Besitos

princess olie dijo...

Querida Lety:
No había venido a visitarte, pero hoy, que he llegado como un sediento caminante, desde el desierto de Atacama chileno, he encontrado la frescura de tus palabras sabias.
Hermosas reflexiones.
¡Por eso me gusta llegar hasta acá!
Como dicen tus amigas, tus pensamientos son universales.
Un abrazo:
Olie

Carlos Escalante III dijo...

Espero con gracia el dia en que me haga padre. Uff.

Lo-que-serA dijo...

¡Ay, me Lety! Si lo que calla Carmen duele más que lo que dice...
Te mando un abrazo muy grande, amiga mía.

Enigma dijo...

Es aes la forma quiza incorrecta pero pasional de hacer las cosas, que quiza se lleve uno una reprimenda... y aunque el motivo era bueno, no se logro del todo y se perdio mucho.

Ahora... no es cuestion de aptitud sino de actitud.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

J.S. Zolliker dijo...

Epiritu Bello: Ahora entiendo. Sí, los silencios también cuentan y cuestan. Dicen por ahí, que el silencio es el arma más fina... aunque a veces, incomprensible. Saludos y un caluroso abrazo!...

Mary Carmen San Vicente dijo...

Lety, mi Lety querida vengo a dejarte un abrazo lleno de cariño, ando a la carrera como ya se me está haciendo costumbre y no he podido ponerme al corriente, pero pronto vuelvo.

Anónimo dijo...

Excelente, querida Lety, de lo mejor que te he leído. Duro y sin concesiones, sobrio y claro, brutal. Fantástico.
Un gran beso lleno de cariño y admiración.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Ya estaba yo muy encarrerada leyéndote cuando llega mi hija, "Me prestas la compu?" aggggggggg qué le hago ? jeje
Cuánta amargura de mi tocaya, ella lo siente profudamente cuando menciona "Reconocí el resentimiento. Pero no he aprendido a dejarlo de lado". Me imagino le costarán muchas lágrimas y tiempo si acaso un día le es posible.

Ayy me quedé con un nudo en la garganta...pero sigo, ¿voy adelantando verdad mi Lety ? jeje

Besitos!

Lety Ricardez dijo...

Si MariCarmen querida, aquí tienes razón, este todavía es el tropiezo, el talón de Aquiles. Es que si tú conocieras el desastre de la vida de los hermanos, terrible, no te lo puedo explicar, pero Carmen debe entender que no son sus hijos ni puede ella cambiar a las personas. Cambiar ella si, y en ese barco navega, aunque a veces le hace agua todavía.
Besos agradecidos por tu dedicación y un beso a tu hermosa Lady

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog