sábado, diciembre 17, 2005

Me decido a romper esta cadena que a nadie envilece más que a mí

Pasan cinco días y Carmen no añadió una sola cuartilla.
Su basurero es mudo testigo de sus fallidos intentos. Hoy, firme en su propósito, escribe:
Tengo miedo de lo que puede desatar mi escrito y, no obstante quiero calmar mi tempestad.
¡Qué naturalidad la de Consuelo para escribir cosas que nunca hubiera sospechado que pudiera leer!
Se expuso a sí misma sin misericordia, y aunque también lo hizo con su madrina de quien siempre habló maravillas, pude entender el porqué. Sólo a través de lo que dijo se sigue la pista a la Consuelo actual, pero sobre todo, habló de su madrina porque está muerta. Lo que dijo no puede lastimarla.
En mi caso, mi madre está viva, no deseo exhibirla ni me siento cobarde por no escribir más.
Digo, sólo lo que resulta indispensable.
No me pareció acertada su manera de educar. Quise ayudar cuando aún era tiempo y me dejó de amar. Las consecuencias para mis hermanos han sido funestas.
Lo que pretendí al contradecirla, fue pagar mis deudas de infancia y ser fiel a mí misma. En respuesta fui arrojada y nació el resentimiento que hasta hoy alimenté.
Me decido a romper esta cadena que a nadie envilece más que a mí, Coatlicue despedazada entonces, entre la necesidad de vivir a mi manera y el irrefrenable deseo de cambiar a mi madre.
Despedazada hoy, entre el resentimiento por el daño, del que sólo yo me librara y la necesidad de amarla, así, tal como ella es.

II
Es viernes, pero nadie ha llegado al Morgan. La mesa está dispuesta y la niña en el cuadro también espera. Ahora sí el ligero mohín de su rostro, resulta claramente triste.
Si te sientes como yo, pobre de ti Carmen— se dice la niña, y su voz retumba sin dejarse oir en el espacio vacío del corredor. —No hubo poder humano que me permitiera volar contigo. Yo que voy a todas partes cuando quiero contigo no pude ir. Tú siempre quieres estar sola, tu fuerza aniquiló la mía. Me quedé aquí encerrada y triste. ¿Por qué Carmen, por qué siempre quieres estar sola?—.
Su voz es como un conjuro. En ese momento aparece Carmen, que se sienta sobre la primera silla a su alcance. Pronto llegan las otras.
—Por favor— les dice Carmen. —Vamos a comenzar. No sé si lo que escribí tiene sentido, ni siquiera sé si vale la pena, pero empiezo—.
Sin esperar respuesta, comienza a leer en voz baja y contenida. Al terminar, hace una breve pausa y antes de que alguien intervenga exclama:
—Quiero que me entiendan y acepten mi decisión. No quiero hacer un recuento de los por qué de mi actitud. No intento defenderme. Por el contrario, quiero lanzar el lastre por la borda, liberarme para siempre. No se trata de un simple capricho. Las cosas deben decirse, cuando el hablar o el escribir puede producir un bien. Relatar los hechos detallados ni siquiera a mí me haría bien. Ya es bastante lo dicho.
Callar en este momento tiene otra implicación. Es arrojar el resentimiento al silencio. He sido su prisionera y necesito ser libre. Había olvidado lo que significaba volar y ¿saben qué?, de niña, cuando me sentía amada podía hacerlo.
Ahora necesito el amor a mi madre.
En mi infancia además de consentidora, fue dulce y amorosa conmigo. Quiero deponer mi orgullo, porque ahora que percibo también mis límites, mi coraza de autosuficiencia se resquebraja.
La vida me ha puesto en situación de necesitarla y ella intenta el cambio. Lo sé; lo siento.
Hay un cambio sutil en ella. Pero me ha lastimado tanto, que todavía desconfío.
Aun así, quiero creer que no sucederá otra vez, porque en verdad necesito su amor, aunque no quiero volver a sufrir, he decidido que el amor vale el correr cualquier riesgo.

16 comentarios:

Laura dijo...

"Me decido a romper esta cadena que a nadie envilece más que a mí". Me quedo con esta frase y la hago mía.
¿Cuántas veces el no romper las cadenas nos daña y nos enoja con nosotros mismos?

Carmen tiene mucho por redimir.

Saludos querida Lety

Anónimo dijo...

Carmen, deja que te regale una frase dicha por "el pequeño Francisco" de Asís: "Dónde no hay amor, pon amor y encontrarás amor"

Te diría que empieces por poner amor en ti misma y en esa "necesidad" que tienes de ser amada. Luego extiende ese amor hacia afuera a todos los que te rodeen... Y el amor vendrá a ti.

Un abrazo entrañable.

Hannah

fgiucich dijo...

Cuan dificil es la relacion con nuestros padres. Ese andarivel que confunde amor y resentimiento. Necesidad de explicar al mundo el por que de nuestros actos y la urgenciad de encontrar en nuestros interlocutores un refugio en medio de la tormenta. Carmen, la de Ronda, ha vuelto a las andadas y desde el cafe Morgan, con la nina traviesa curioseando desde el cuadro, Ud. amiga, con un texto que conmueve, nos invita a romper las cadenas. Abrazos desde Asuncion, sin acentos.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Mi querida Lety, parece mentira pero no encuentro tu correo, así que quise aprovechar este espacio entre tus lectores y venir a dejarte un abrazo navideño y a agradecerte todo lo que he aprendido de ti y de tus mujeres(que ha sido mucho). Me voy de paseo pero no creas, ya imprimí todo las historias que me faltaban para leerlas con toda calma y no perder el hilo así que como ves, en esta ausencia te llevo conmigo.
Un beso para ti, para tu esposo y para tus hijos y mis mejores deseos.

noname dijo...

Hay mi querida Lety, por qué será que nunca vemos el amor de nuestros padres a través de nuestros propios ojos?, por qué todos nos dicen ver lo contrario a lo que nosotros vemos?
La liberación parte de uno mismo, pero no parte cuando uno se lo propone, es algo que llega con el tiempo, es un sentimiento que nace algún día, pero no cuando nosotros queremos. La libertad llega el día que somos capaces de enfrentar al dolor otra vez, esta vez concientemente y seamos capaces de hablar y perdonar de frente, luego el tiempo ablandará el recuerdo.
Un beso grande.

J.S. Zolliker dijo...

Espiritu Bello: ¡D-E-L-I-C-I-O-S-O!. Todo aquel que escribe, se encuentra con una Carmen dentro. ¿Cómo plasmar en papel algo que no nos atrevemos ni a decir o pensar de manera consciente?. ¿Cómo tomar esa fuerza? ¿Cómo atreverse a la comunión?... Porque es algo que no tiene vuelta de hoja. Es abrirse, desgarrarse las entrañas, sentir escalofríos, dolerse, y nacer muriendo todos los días... que no importe el qué diran, hablar con uno mismo de la manera más sincera que existe, y con nadie más (para mí, ese es el valor de la escritura, no sé para los demás). Y lo mismo se conecta con la siguiente parte del texto, pues lo mismo sucede al amar; uno se torna vulnerable, especialemtne hacia uno mismo. Cierto, Carmen no dice todo lo que podría, y esa es su justa decisión. Pero lo que importa, es el proceso por el que pasó para escribir lo que escribió. Tiró el lastre por la borda... Decía Oscar Wilde que nada más hacen falta dos cosas para escribir: tener algo que decir, y (atreverse a) decirlo. En este caso, Carmen dijo mucho; mucho más que simples palabras, porque el silencio también grita... Bellísimo post. Un abrazo!

Silencio dijo...

Que dificil se vuelve enfrentarse a eso que daña a uno, uno le pone fin y no lo hay, aunque uno se haga el fuerte y muy a la idea, nada más no, demonios.

Un abrazo

Lo-que-serA dijo...

Y cuánto trabajo cuesta deponer el dolor, mi Lety, sobre todo cuando es causado por un ser cercano, querido, venerado...
Un abrazo a Carmen y otro a tí, querida.

Carlos Escalante III dijo...

Seria recomendable para Carmen y su economia utilizar mejor el bloc de notas, digo para evitar un despilfarro vano de papel.

princess olie dijo...

Hola Lety:

Te invito a que leas una reflexión sobre el dolor.

Eres pura prosa poética, amiga.

Un abrazo desde Chile:

Olie
20-12-2005

princess olie dijo...

Queridísima Lety:
Vengo de nuevo a tu casa, a tu hospitalario hogar virtual, para agradecerte las palabras y pensamientos que has depositado en la mía.

Insisto en que tienes el don de la sabiduría y, además, la capacidad de levantar a otras personas, porque de ti emana mucho cariño.

Eres muy afectuosa, amiga lejana.

Agradecida:
Olie

Anónimo dijo...

Lety, querida: Mis mejores deseos para ti, los tuyos y tod@s los comentaristas de tu blog, para 2006.

Gracias por tu constante apoyo y reconocimiento de mi trabajo en mi Blog.

Hasta el día 2 de Enero, amiga querida. Me voy esta tarde de vacaciones.

Besitos

Hannah

Indianguman dijo...

Sí, el amor vale la pena. Para intentar reescribir la historia, hay que escribirla primero... aunque cueste, aunque duela.


Besos, Lety querida

Lety Ricardez dijo...

Ay querida IndianGuman:
Estábamos juntas en este lugar, mientras yo otra vez lloraba con Carmen.
Ha pasado el tiempo, pero el sufrimiento fue grande.
La historia se reescribió y yo no pude dejarte ir sin recostarme en tu hombro.
Carmen terminó, acabo de subir su último post y yo he regresado para encontrar que me estabas acompañando aquí, mientras lo subía.
Te deseo una Navidad maravillosa y que este sea un tiempo de reflexión que de frutos en tu vida.
Besos amiga querida

Lety Ricardez dijo...

Ay MariCarmen, no sabes cuánto extrañaba tus comentarios y en verdad estaba sufriendo, porque pensaba que mis mujeres te habían colmado la paciencia que estabas de ellas hasta la coronilla.
Me devuelves el ánimo y la alegría. Te quiero y me hacían falta tus palabras.
Besos

Mary Carmen San Vicente dijo...

Qué hondo llega esta historia mi querida Lety, este pasaje que desde el título ya viene sacudiendo. Después me detengo y leo el comentario de Mr. Zolliker qué bárbaro, no lo hubiera podido expresar mejor y coincido con sus palabras, esta necesidad de escribir y ese valor que ha encontrado en que no es vano luchar si se trata de amor.

Y aquí sigo, con el nudo en la garganta, ¿se pasará con un traguito de leche? probaré ;) jeje

Un besito !

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog