miércoles, diciembre 07, 2005

Nunca imaginamos las consecuencias de esta interiorización

Consuelo, le dice compasiva:
— ¡Ay, Esther! ahora te tocó sufrir a ti. Nunca imaginamos las consecuencias de esta interiorización, pero estoy de acuerdo con Antonia, y eso que a ella no le ha tocado hablar. A todas nos han tomado por sorpresa nuestras reflexiones, pero ¿no crees mejor sacar el fruto que dejarlo descomponerse dentro?—.
Esther toma sus hojas, inclina la cabeza en muda afirmación, baja la vista y sin más nada, inicia su lectura con voz clara y profunda. Todas quedan atentas. Nadie toca el plato de toronja que ha traído el mesero. Sólo cuando termina, la misma Esther se apodera de un gajo y lo deja humedecer sus labios resecos.
—Me habías espantado Esther— exclama Antonia —No es que no importe lo que sucede con Raymundo. Indiscutiblemente que los hijos nacen indefensos y dependen de nosotros para ayudarlos en su desarrollo. Lo natural es que crezcan al lado de sus padres, pero tú no dejaste al tuyo en el arroyo, lo pusiste en manos expertas y amorosas. Tú misma fuiste criada así; ¿Por qué entonces te angustiaste tanto por repetir el esquema?—
—Mira Antonia— dice Esther —no olvido que conocen el por qué me ayudaron a criar a mi hijo. También recuerdo que les he platicado que tardé tantos años en tener al segundo, porque no creí justo tener otro hijo, cuando todo mi amor se lo había dado al primero. Me resultaba imposible creer que se pudiera amar con esa profundidad a nadie más, ni siquiera a otro hijo.
Claro que cuando nació el segundo descubrí mi tontería, pero amaba tanto a Raymundo y fue tantos años mi único, que así lo sentía en verdad—.
—Entonces, ¿por qué ahora te sientes mal?— le pregunta Graciela.
—Déjenme poner orden a mis ideas— les pide Esther, quien después de guardar silencio por un momento, continúa: —Lo que escribí no es de ninguna manera un justificante para la actitud con la que mi hijo asume mis errores ni significa que acepte responsabilizarme de su infelicidad. Pero si quiero aceptar mis actos. No es flagelarme, lo hago porque quiero aprender de mis errores.
Ojalá Raymundo entienda un día, que a su edad, sólo él, tiene el rumbo de su destino en las manos. Es el quien tiene que superar las circunstancias de su vida. Mi deber es asumir lo que hice, perdonarme y seguir adelante.
He hecho cuanto he podido para mostrarle mi amor, lo que pretendo hoy, es ser honesta, cómo antes lo fueron Graciela y Consuelo
De Sebastián me duele su soledad; me preocupa el espíritu de contradicción de Carlo, me entristece el resentimiento de Raymundo, y qué decir de la pérdida de mi amistad con Santiago.
Pero la vida de todos ellos está en marcha, ellos y no yo, son y serán los hacedores de si mismos—.
Por esa tarde se ha dicho todo en el Morgan y, tal como ha sido su costumbre, salen sin más comentarios. Sólo queda establecido que Carmen será la próxima.

30 comentarios:

J.S. Zolliker dijo...

Espiritu bello: Me encanta la forma en que estas mujeres afrontan sus asuntos. Muy directo, muy claro, pero juntas. Me encanta también cómo sobresale el hecho de que se sienta culpable, pero sepa que no es en el fondo, asunto suyo. Y que se plasme que pasado un punto, uno como hijo tiene que absorver lo que nos dio nuestra madre y tomarlo entre las manos, hacer uso de la libertad y elegir, hacer camino, tomar las propias decisiones... un abrazo y estaré pendiente de Carmen. Saludos!

Lety Ricardez dijo...

Hola José amigo mío:
Su entrada me llena de alegría. Un lector como usted es más de lo que pensé merecer y si a eso agrego sus generosas palabras, para que le cuento como me siento.
Le ruego que esté pendiente de Carmen como dice y que si en algún momento ve que me caigo, por favor me lo haga saber. Es necesario que en estas voces haya congruencia, así que una crítica suya será siempre bienvenida.

fgiucich dijo...

Qué gran discusión se plantea cuando aparece sobre el tapete la crianza de los hijos. Muchos arrastramos en nuestro andar culpas que nos preguntan si hicimos bien o mal las cosas. En esta ruleta de la vida ha dejado Ud., querida amiga, una carta tapada y ella es Carmen. Esperaremos con ansiedad qué nos dice. Abrazos.

Lo-que-serA dijo...

¡Qué valiente es Esther, mi Lety! Y con cuatro! Faltan dos mujeres ¿no? Carmen y Antonia?
Callo y aprendo, señora.
Un abrazo.

Lety Ricardez dijo...

Gracias Noemí, ya veremos que le parece esta Carmen, a mi me tiene inquieta. Besos para usted

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Don Fernando, lo que no esperaba es que Esther causara tanta polémica, pero dice bien, ¿para quién no son primero los hijos? Así que dejó en el olvido a nuestra Graciela, aunque tuvo su protagonismo en su momento y que decir de Consuelo, la de los rigores en la infancia. Veremos que le parece ahora Carmen con su fardo a la espalda.
Lo beso con ese respeto y cariño especial que usted merece.

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Mi querida la que es:
Sólo llevamos tres, Graciela, Consuelo y Esther, nos faltan otras tres, Carmen, Antonia y María ¡Ay no se cual me preocupa más! Ya veremos y ustedes dirán.
Bellísimos poemas los de usted señora hermosa.
Al rato voy por allá, mientras tanto, te abrazo

noname dijo...

Ahora me pasó con tu blog Lety, ayer te dejé un cometario y hoy volví y no estaba, no sé que es lo que hago mal o es el computador el que está loco.
Creo que como hijos no debemos culpar de nuestros males a los padres, creo que son muy pocos los que lo hacen, los padres están para enseñarnos a caminar sólos y si nos caemos no es culpa de ellos.
Si bien mi madre no me hizo el camino fácil, ella tomó las decisiones que eran las correctas dadas el momento, hoy ya mayor me doy cuenta de su inexperiencia y por eso no se lo reprocho, hay un dicho..."Sólo cosechas lo que siembras", por eso me preocupa si algún día seré un buen campesino :)
Muchos cariños.

Lety Ricardez dijo...

Querida Pepi:
Estoy viendo un formato nuevo para comentarios que debe ser un regalo de nuestra doctora Noemí. Es mucho más bonito, sólo esta caja donde escribo es un poco pequeña.
Yo soy inocente con la pérdida de tu comentario, porque si fue culpable de borrar una de don Fernando y Olie.
Pero a riesgo de aburrirte vuelvo a decirte que compartirmos recuerdos infantiles similares. Deseo de todo corazón que mi Carmen diga algo al tuyo.
Besos fraternales para ti(puaf, el formato desapareció ¡¡esta magia de la computadora a veces me aterra, será por la hora en que escribo, la madrugada!!

Anónimo dijo...

Querida Lety, permíteme que cómo comentario utilice las palabras que Jalil Gibran, en su libro "El profeta"
dedicó a los hijos:

"...Vuestros hijos no son hijos vuestros.
Son los hijos y las hijas de la Vida, deseosa de sí mis-ma.
Vienen a través vuestro, pero no vienen de vosotros.
Y, aunque están con vosotros, no os pertenecen.
Podéis darles vuestro amor, pero no vuestros pensa-mientos.
Porque ellos tienen sus propios pensamientos.
Podéis albergar sus cuerpos, pero no sus almas.
Porque sus almas habitan en la casa del mañana que
vosotros no podéis visitar, ni siquiera en sueños.
Podéis esforzaros en ser como ellos, pero no bus-quéis
el hacerlos como vosotros.
Porque la vida no retrocede ni se entretiene con el
ayer. Vosotros sois el arco desde el que vuestros hijos,
como flechas vivientes, son impulsados hacia delante.
El Arquero ve el blanco en la senda del infinito y os
doblega con Su poder para que Su flecha vaya veloz y
lejana. Dejad, alegremente, que la mano del Arquero os
doblegue. Porque, así como Él ama la flecha que vuela,
así ama también el arco, que es estable..."

Un abrazo entrañable.

Hannah

Lety Ricardez dijo...

Bellísimo poema Hannah:
Universal en su contenido también.
Entiendo tu preocupación por esta Esther de mis amores. Y además de admirarte, agradezco desde lo profundo de mi corazón, tu esfuerzo por ayudarla a resurgir desde sus cavilaciones.
Permíteme que con este descaro infantil que aún conservo, a manera de respuesta me cite sin ninguna vergüenza:
Hijo mío
te transmito mi experiencia.
No fardo.
No molde.
Serás lo que tú eres.
No lo que sueño yo.

Como ves estoy en sintonía con las palabras de Jalil, sólo es necesario dejar salir todos los estados de ánimo y compartirlos, no sólo el fruto, también el proceso. Así lo creo honestamente y es esa la única razón de estos textos de Esther, fueron la huella de su caminar.

Te beso con afecto entrañable.

Laura dijo...

Lety:
estoy ansiosa por lo que dirá Carmen.
Es cierto que la interiorización trae consigo consecuencias, pero yo las prefiero y les hago frente como estas mujeres que hablan de sus hijos.

Un beso enorme

Lety Ricardez dijo...

¿Verdad que si querida Laura?
Yo también la prefiero, y ya ves que no sólo de hijos han hablado, sino de marido, educación, hijos y ahora vendrá Carmen que es una hija resentida. Ya la conocerás. Al menos eso deseo. Besos para tí querida amiga

Carlos Escalante III dijo...

Admiro la capacidad que tienen ciertas personas para nombrar con semejante gracia sus personajes, cuando yo lo hago suenan simplemente estupidos.

En fin.

Saludos.

Lety Ricardez dijo...

Hola Azoe, buenos días:
No me he familiarizado todavía con los nombres en tu blog, pero nada de lo que he leído ahí me ha parecido estúpido. Estremecedor si, inquietante, pudiera decir, difente a mi entorno, pero honesto, real y también bien escrito. De los nombres de mis personajes, los de todos los días, como mis mujeres y los seres que las rodean, cotidianos.
Te dejo mi saludo cordial.

Presentes Ausencias dijo...

Lety, al retribuir tu permanente apoyo y comentarios, quiero decirte que conocer a gente sensible y generosa como tú es un regalo que debo a la maravilla de Internet.
Gracias por acompañar mis sueños.

simplemente p. dijo...

Hola Lety... no sè còmo, pero lleguè a tu espacio... y lo agradezco, ya que comencè a leerte y me sumergì de inmediato en tu historia... ahora con màs tiempo, leerè los post anteriores...
Que gran tema el que planteas de la preocupaciòn y crianza de los hijos... yo estoy empezando, sè que me quivocarè muchas veces, pero siempre hago todo desde el corazòn... y escucho los consejos y vivencias de los demàs...
Te dejo muchos saludos...
y te sigo leyendo...(Esperando que nos dice Carmen!!!)
bye!

Anónimo dijo...

Maravilloso diálogo, honesto, rico y natural. Esperemos pues a Carmen.

Un abrazo muy fuerte.

Hannah

Indianguman dijo...

En realidad sólo el tema de los hijos, de nuestro papel como seres humanos y como padres en esa relación, daría para un libro completo. Y si es cierto que para crecer el primer paso es tener la valentía de afrontar las consecuencias de los propios actos, la propia responsabilidad, en el caso de los errores cometidos como padres es epecialmente doloroso, lo digo por experiencia propia. Pero qué se le va a hacer, hay que seguir adelante con optimismo y fuerza y tratar de sacar lo positivo de cada situación, porque aunque a simple vista no lo parezca, siempre hay algo positivo que sacar aun de las experiencias negativas.

Un gran abrazo mi amiga
Espero a Carmen

Daniela dijo...

hola LETY!!!!!!!!!!
còmo estas?
simplemente me encanta leerte, no te sientas mal, pero por alli se parece a las reflexiones de mi madre!...................
Tambien me hiciste recordar algunas lecturas de Marcela Serrano!, un escritora chilena, la ubicas?
Un abrazooooooooooo

Silencio dijo...

Como sea, ya la culpa debe dejarse al sereno que le digan a la noche que la enfrie, que la mime y que la mate.

La culpa, no ella es el demonio, viene a chuparnos los buenos momentos, la merecida victoria.

La culpa llega acá a terminarme los días a decirme que en verdad lo que no obtengo no lo merezco porque tengo deudas, el karma, la culpa se ha estructurado en algo más grande y demencial. No no dejes que la culpa se convierta en una capa que cuelguen de la puerta cada una de estas mujeres.

Lety Ricardez dijo...

Catalina, me permitiré llamarla así, si usted me lo permite sólo para sentirla más cerca y que usted se sienta bienvenida.
Después de tener el placer de conocer su espacio, no lo abandonaré.
Saludos agradecidos.

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Querida Verónica:
Esta amiga tuya, vive en una valija y este fin de semana tuve que emigrar, pero estoy de vuelta y más tarde, pero hoy mismo, subiré al fin a nuestra amiga Carmen.
Gracias por seguir aquí.

Lety Ricardez dijo...

Simplemente hola:
Ya fui a dar registrar en mis favoritos dos de tus blogs y a darme una idea de su contenido.
Por supuesto que leeré con toda calma, pero vine a darte la bienvenida y agradecerte que me leas, sobre todo por el tiempo que dediques a los post anteriores, algo poco usual.
¡¡Que agradables sorpresas nos regala Internet!! Cada amigo nuevo, un tesoro, y cuando son jóvenes madres como tú, me alegran el alma, porque soy feliz al compartirte mis experiencias de mujer. Mis brazos estarán abiertos para tí.

Lety Ricardez dijo...

Mi querida Hannah, nada más me pongo al corriente con los comentarios, y subo a nuestra Carmen. Estuve fuera el fin de semana por eso no visité, así que tengo mi tarea sin cumplir. Te abrazo con cariño.

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Mi querida IndianGuman:
Tu reflexión en esta casa es siempre esperada, así como la suavidad de tu presencia. Aún en el silencio estamos en contacto, te leo y entiendo tu caminar. Te hago llegar todo mi amor para tí tu y pequeña pestañas de ardilla. Gracias por estar.

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Querida Daniela:

Este fue un fin de semana un poco ajetreado, estuve fuera de casa y por eso desatendí la bienvenida en tu casa. Espero que en mi silencio no resultara decepcionante.
Me apena decir que no conozco a Marcela Serrano, pero la encontraré hoy mismo gracias a Don Internet, y que me digas que te recuerdo las reflexiones de tu madre es un gran honor, gracias por este regalo.

Lety Ricardez dijo...

Querido Silencio:

Usted no se preocupe mi querido amigo, esas reflexiones eran capas que efectivamente necesitaban sacarse para airear, pero una vez concluído ese trabajo se les ha remendado, limpiado y planchado, una vez más son abrigo digno de ser lucido.
¿Te acuerdas de un poemita mío que puse por ahí?
Errores
vuelen lejos,
no hagan sepulcro
del corazón.

Por ahí anda la cosa pues.

Anónimo dijo...

Lety, hola y a todos/as tus lectoras y lectores.
Lo que echo en falta es un subtema. Es decir ¿es la cosa maternal tan poderosa para que no quepa nada más? ¿Cualquier elemento no maternal es un obstáculo para la maternidad responsable? ¿Todo lo otro que se hace resulta que se quita a lo maternal? Me hago estas reflexiones al leerte. Y me acuerdo de la dedicatoria que hizo María Moliner en su Diccionario, decía algo así como " A mi familia, por el tiempo que no les di". Cito de memoria.
Una vez pregunté ¿y el padre? Y ¿el padre?¿no es estar embarazados cosa de dos? ¿estas reflexiones se hacen en la soledad de uno o son compartidas por el padre?
Amanecí preguntona y contestona.
Muchos besos, Lety.

Lety Ricardez dijo...

Mi querida Gabriela, me encantas tu y tus objeciones, me encantan tus preguntas y tus respuestas.
Ya se lo decía yo a Don Fernando, que nunca esperé tanta atención centrada en Esther "y sus hijitos" como le dicen sus amigas con un poco de sorna. Tanta atención, que han quedado olvidadas la lectura del recital, Graciela la esposa y también Consuelo con sus distintas problemáticas. En estos textos, cada mujer centrada en un aspecto, descuida otros como dices, pero el final, espero resuelva tus incógnitas. Por cierto este texto tiene una dedicatoria que dice:
Para Agustin, por todo lo que me permite, para mis hijos por los tiempos robados si te das cuenta y eso me fascina, muy en consonancia con la dedicatoria que mencionas ¿casualidad? ya sabes que no creo en ella.
Esta lectura espaciada pide demasiado de tí y de tu paciencia, y yo sólo te digo que confío que el final resolverá tus dudas, incluso respecto a esas reflexiones en soledad. ¿querrás esperarlo? ¿o lo quieres ahora? Tuya es la decisión y tuyo también mi enorme cariño.
Besísimos para tí amiga y cuando lo leas, querré saber en verdad tu opinión definitiva, para saber si está listo, o debo trabajar más.

Te quiero mucho, mucho.

Anónimo dijo...

Querida Lety, hombre, a mí me gusta mucho leer a cachitos, ya te dije, como los lectores de "La pequeña Dorrit". Mis dudas no sé si se resolverán, es cierto. Un beso.

Lety Ricardez dijo...

Querida Gabriela:
Raquel Olvera, mi maestra, escribió una presentación para este texto hace cuatro años y recuerdo que entre otras cosas, decía: la autora escribe las cosas como son, no como debieran ser, ni siquiera como quisiera que fueran. Y estoy de acuerdo con ello, porque no estoy moralizando, sólo exponiendo el proceso interior de estas mujeres. Y esa es la duda: al concluir verás que fue la palabra ¿bisturí o pérdida de tiempo?
Para mi, fuera del texto, el hallazgo de tu amistad, tu compañía, el conocerte y aprender de tí y contigo son invaluables. Así que esperaré con ansiedad tu opinión. Porque sea cual sea será valiosa, te lo aseguro, porque yo volveré una y otra vez sobre el texto, hasta lograr lo que deseo, gracias a tí, gracias a ustedes.
Te beso con un enorme y real cariño, para nada cibernético, más fácil de nacer, porque desde el inicio me regalaste tu rostro, como yo muestro el mío.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Lety, yo creo que Esther aún diciendo que está convencida de que sus hijos son los arquitectos de su destino en lo más profundo de su ser se sigue culpando. En realidad cuando los hijos están mal, uno lo piensa igual sin tener culpa alguna. Me acuerdo que yo también sentía esa incapacidad de querer a otro hijo por el inmenso amor a mi hija que fue la primera, ahora pregúntame quién hace que se me caiga la baba jejeje

La vida es injusta con los padres a veces ooohhhhh si!

Un besito Lety, brinco para otro !

poing

poing

Lety Ricardez dijo...

Segurito que se te cae la baba por mi Hooligan, oýeme, mi, pero es que estoy fascinada por él. Nada más de imaginarlo se me hace que fuera mi nieto.
Y no de verdad que Esther ya no se culpa, lo hizo durante muchos años, más de diez desperdiciados para ser precisos, pero al fin entendió que era un acto de soberbia no perdonarse, cuando Dios si la perdona. Esa fue su salvación.
Te mando miles de besos, creí que estas mujeres habían colmado el plato de tu paciencia

Unknown dijo...

Mi queridisima Lety,soy curiosa. lo sabes y escudriño por Internet. Por casualidad encontré tu Blog y fue un encuentro del que me siento tan contenta...
Tuviste la amabilidad y generosidad de mandarme una copia del libro completo, que jamás me canso de leer y releer, entraré cada día al blog, así leo también los comentarios de tus amigas.
Entro en la piel y en el alma de estás mujeres, siento lo que ellas sienten, lloro, róo, me emociono.
Un sin fin de gracias Lety, como sienpre te llegan cruzando mares, como mi cariño por ti, que es inmenso.
Un abrazo con un beso fuerte, muy fuerte ( Te quiero mucho Lety )
Desde Zaragoza a Oxaaca

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog