jueves, julio 27, 2006

Ignacio Javier, Javier-Ignacio XXIV

Esta historia, la del caballo, se me había negado, intenté acomodarla varias veces, y por una o por otra razón quedó pendiente; hoy no dejaré que se me escape.

Este percance no lo viví ni siquiera de manera indirecta, sólo soy testigo de oídas, fueron los mozos de la finca quienes nos transmitieron la historia del caballo despeñado.

Resulta que Nacho decidió que ya había estado encerrado bastante tiempo entre las altas montañas y un buen día, tomó su caballo y la compañía de un mozo, para irse a pasar unas horas a las playas de Huatulco. No podían faltar entre la diversión que se programó a si mismo, las consabidas copas, así que regresó ya bastante entrada la noche, oscilando su anatomía sobre el lomo del caballo.

Estos animales conocen bien los senderos, podrían hacerlo casi a ciegas, pero a su paso, y con una mano firme para conducirlos. Es el caso que Nacho intentaba apresurar el paso del animal, e incluso sacarlo de la vereda, para cortar camino y el animal se negaba, entonces el lo aguijoneaba y así conseguía su renuente colaboración. Esta negativa forma de hacer el camino tuvo consecuencias fatales, en un momento en el que obligó al caballo a desviarse del paso acostumbrado, el caballo perdió pie, ante los ojos azorados del mozo que les seguía.

Nacho intentó controlar al animal pero no fue posible, había piedras sueltas y el caballo resbaló más de cuarenta metros precipicio abajo. Era de noche, las estrellas alumbraban pero no lo suficiente, el mozo sólo alcanzó a ver al caballo despatarrado allá en el fondo, inmóvil, había muerto, pero a Nacho no alcanzaba a mirarlo, supuso que había quedado bajo el cuerpo del animal y dio de gritos llamándolo.

Por más que se desgañitó, sólo tuvo el silencio por respuesta, el mozo, gente de muchos años en la casa, intentó bajar, pero era imposible hacerlo con tan escasa luz, entonces se sentó en la orilla del despeñadero y lloró, sin pena ni vergüenza, mientras se repetía en voz alta:
Ay Don Nachito, ahora si se murió Don Nachito.

Permaneció ahí según cuenta más de una hora y volvió entonces a renovar los gritos, sin tener ninguna respuesta, así que se decidió a llegar a la finca, para pedir ayuda y regresar con reatas para sacar el cuerpo de Don Nachito.

Dos horas faltaban de camino para llegar a la finca, una más para organizar una cuadrilla de rescate, preparar camilla y reatas suficientes para sostener a quienes descenderían y otras más para subir el cuerpo. Casi cinco horas tardó el mozo acompañado por los improvisados rescatistas para volver al lugar del suceso.

Cuando dieron vuelta a la última curva del paraje que el acompañante de Nacho les señaló como lugar del accidente, casi salen corriendo.
Sentado sobre una roca a un lado del camino estaba Nacho, que al verlos aparecer le grita a su lloroso mozo:
Bruto, a donde te fuiste, me dejaste tirado allá abajo y tuve que subir yo sólo.

Al caballo jamás pudieron sacarlo, la subida era casi vertical, demasiado penosa, además el animal había muerto instantáneamente, destrozado.
Ahí quedó su osamenta como testimonio de lo ocurrido.

13 comentarios:

Laura dijo...

Lety:
la anécdota de Nacho me parece una excelente metáfora de lo que muchas veces ocurre en la vida de las personas: caemos en precipicios, perdemos la cabalgadura y resurgirmos desde las cenizas como el ave Fenix, para contar esta historia o para que esta historia pueda ser contada.
Lindísimo recuerdo de Nachito

Cariños y muchos besos

Anónimo dijo...

¿Qué vamos a hace cuando quedemos todos enamorados de Nacho? ¿y todo por tu culpa?

Lety Ricardez dijo...

Queridísima Laura, no había reparado en lo que dices, y tienes toda la razón, ¿ves por qué es tan necesario para mí compartir con ustedes estas confidencias? ustedes ven lo que a mi se me oculta por cercano; te aseguro que todo lo que cuento es verdad ¿que vida la suya verdad?

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Hola Noemí, me encantaría que sucediera, porque enamorarse de Nacho es hacerlo de Javier, que por cierto me acaba de regalar algo para escribirlo esta semana que vino a comer conmigo,

En estos días voy a subirles una fotografía de los dos, tengo que buscarla...

noname dijo...

Como dice Laura es una excelente metáfora, mi abuelo siempre decía que había que hacerle caso al caballo, hablaba siempre maravillas del suyo, pero nunca entendí por qué era tan duro con la pobre bestia. Siempre he encontrado los caballos bellos y tristes, nunca más he montado a uno, debo reconocerlo no es miedo sino pienso en el pobre animal cargando toda mi humanidad en su lomo...pobres rodillas!

Anónimo dijo...

Me alejo entristecida por la suerte del caballo...

Un besito, hermanita.

Hannah

fgiucich dijo...

Hermosa anécdota. Llena de símbolos y premoniciones. Es el hombre que busca la muerte, sin duda alguna, y ella la esquiva con una verónica. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Mi queridísima Pepi, otra coincidencia contigo, a mi también me encantan los caballos, pero me parece duro que tengan que soportar la carga, cuando nacieron para ser libres, tal vez por eso, las pinturas de caballos con la crin ondeando al aire me fascinan, alguna vez me transmuté en caballo en un poema, un día de estos se los comparto.

Te dejo un millón de besos

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Ya imaginaba tu reacción querida Hannah, sabía que iba a dolerte la suerte del caballo por la necedad de Nacho en ese momento, te aseguro que el también sufrió esa muerte, porque amaba al animal, pero en ese momento el razonaba menos que su generosa bestia,

Te dejo todo mi cariño hermana mayor

Lety Ricardez dijo...

Don Fernando, aquí con el caballo quedó otra de las vidas de Nacho y no fue esa la última ocasión en que bailó con la muerte, ya vendrán otras historias,
mientras tanto, le dejo mi respetuoso beso en la frente

Araceli Gallardo Peña dijo...

Wow que consentido de Dios definitivamente, eso es un reverendo milagro, ni dudarlo.

Anónimo dijo...

Querida Lety, te invito a participar en una cadena por la paz a través de un poema TANKA..las instrucciones están en el blog de NOA, esta es la dirección:

blogtanka.blogspot.com

Gracias: TODO POR LOS NIÑOS Y NIÑAS...
Abrazos desde el Testigo

alejandra dijo...

lety cada vez me impresiona mas el espiritu de tu hermano y lo puedo ver a través de tus palabras. Gracias por compartirnoslo! =D te quiero lo sabes!

Erika Contreras dijo...

Estimada Lety:
Pasaba a saludarte. Pronto me pondré al día con tus historias.
un abrazo
erika

Indianguman dijo...

Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh

Y yo también me estoy eneamorando de Nacho

Besitos

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog