miércoles, septiembre 06, 2006

Ignacio Javier, Javier-Ignacio XXXV

Hace unos días que comimos tu abuela, tú, y yo sentados en el escritorio de Dominica, lo hicimos ahí, porque ya sabes que mi vida es así, levito de una suite a la otra, según estén desocupadas. Mi mamá me contó delante de ti, una de tus últimas fechorías —así la llamó— de la que deseaba que dejara constancia.

Con toda naturalidad me comentó que ya hace varias semanas, que en tu visita de viernes, te sales de su casa a hora más temprana y le dices a ella que es porque vas a verte con tus amigos. Tengo entendido que estos amigos son bastante más grandes que tú, y no le gustan a tu mamá, así que te vas sin permiso de ella.

El último viernes, te fuiste faltando veinte para las cinco de la tarde y tu mamá la llamó a las siete y media de la noche para preguntarle por ti.

Con una gran sonrisa me platicó en tu presencia, que ella le dijo a tu mamá que te habías ido tan sólo quince minutos antes.

—Es que entre Javier y yo no existe la brecha generacional— me dijo —En cambio Sonia, ya ves que es muy radical, no lo entiende— y se miraron ustedes como amigos y cómplices.

Sentí que me habían jalado de las orejas, no pude evitar buscarme un nuevo problema con mi mamá, o inclusive provocar tu enojo contra tu anticuada tía Lety, así que sin dar lugar a arrepentimientos te dije:

—Javier, no va a gustarte lo que te voy a decir, pero tengo que hacerlo. Y conste que no me escondo y lo hago delante de tu abuela.

Ella te quiere mucho, eres tal vez el más grande de sus amores, pero es preciso que entiendas que tú debes quererla porque es tu abuela, y también por todo el amor que ella te prodiga, pero jamás porque sea tu cómplice.

El más grande error de mi mamá ha sido el consentimiento a sus hijos y lo ha pagado muy caro, nadie mejor que ella sabe todo lo que le ha sucedido. Aunque tú, a tu edad, también has podido darte cuenta de como funciona la vida de cada uno de tus tíos.

Así que aunque le pese, mi mamá debe abandonar esa actitud contigo y sobre todo, no debe hablarte de brechas generacionales entre tu madre y tú. Yo se que Sonia es inflexible, pero esa disciplina es necesaria en la vida, para saber hasta donde podemos llegar sin descarriarnos, un día vendrá en que habrás de agradecer los límites impuestos—.

Quiere a tu abuela Javier, goza de su cariño, pero no permitas que te mime. El día de mañana entenderás la razón de lo que te digo—.

Gracias a Dios no se desató la tormenta que temía. No hubo ni gritos ni sombrerazos, sólo un largo, largo silencio, que dejé que corriera sin pretender cortarlo antes de tiempo.

Esto no tendría que contártelo, tú fuiste parte y eres testigo, pero es necesario introducirlo como preámbulo a lo que sigue.

Hará las veces de preámbulo, inclusive habiendo sucedido esto, hace breves días y aunque la otra historia sea anterior en el tiempo, porque estamos en agosto, y tu papá pronto cumplirá doce años de haberse ido y la historia que después te contaré, se refiere al aniversario anterior.

13 comentarios:

Indianguman dijo...

Bien hecho, Lety! en decirlo y en escribirlo. que escuche el que tenga oídos, pero alguien tiene que hablar, y estoy segura de que todos, empezando por los padres del ninio y él más que nadie, te lo agradecen.

Besos

fgiucich dijo...

Corregir a tiempo el rumbo, es evitar que la soberbia haga raíces en el niño con tanto consentimiento. Bien hecho amiga. Abrazos.

Diana L. Caffaratti dijo...

Hay que tener agallas!
Y aguantarse el silencio pesado del desacuerdo!
Pero la sinceridad de la mano del afecto, nunca es dura.
¿Así lo entendió tu sobrino?
Un beso enorme, gran mujer!

Laura dijo...

Poner un límite, corregir es un gran acto de amor que en el momento no se entiende pero se agradece de por vida.
Besos

ka! dijo...

Ay na´Leticia, cuanta razón tienes en tus palabras...

Hay pues en los padres ese amor infinito que muchas veces llega a convertirse en enfermizo y que en más de una vez nos consecuentan tanto..tanto que nos perjudican..

A nosotros nos ha pasado...Na´Licha se ha quitado el pan de la boca con tal de darnos...y como resultado nos ha hecho débiles por dentro...a los dos.

Yo vivo lejos de casa desde hace 7 años...y desde hace algún tiempo las veo desde afuera..y veo con tristeza cómo ese cariño sobreproctector a veces nos daña...nos duele..

Un día quizá pronto tomemos café allá en la Nueva Antequera...y te platique mi historia...

Lilian dijo...

El que ama corrige y reprende,y es cierto que a la larga quien fue corregido lo agradecerá. La disciplina, aunque no será siempre de buen agrado para quien lo recibe en ese momento, pero cuando uno crece se da cuenta de cuán importante fue.
Tu sobrino imagino que lo entendió no?
Un beso bella mujer!!
Saludos desde tierras lejanas ;)

Nidesca dijo...

ay, las abuelas, no tienen remedio, jaja.

mi abuela nos consintió a mis primos y a mí hasta la saciedad, para mí era algo muy natural puesto que soy hija única y toda la vida fui una mimada, jeje, pero para mis primos era un regalo del cielo porque mis tías siempre fueron muy estrictas e incapaces de expresar su afecto, por lo tanto mi abuela les dio ese amor y ese cariño que tanto necesitamos todos; claro que comprendo perfectamente tu posición, pero también reconozco que siento debilidad por las abuelas.

te quiero

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MentesSueltas dijo...

Madurez en tus palabras... me sumo a comentarios anteriores. Está muy bien que lo digas.
Un abrazo
MentesSueltas

Viv. dijo...

Muy decidida y sensata, Lety! Consentirnos todo es hacernos terrible daño; paradójico: quienes más nos quieren a veces, inconscientemente son quienes nos hacen más daño.
Durante la semana se me ha hecho imposible bloggear pero acá estoy contenta de saludarte. Fuerte abrazo!

Gabriela Monroy Calva dijo...

Sólo con sabiduría se aprende a no cortar los silencios, sino a dejarlos ahí como parte imprescindible de la sinfonía de la vida para entender los mensajes cabalmente
Un abrazo
Gab

No one dijo...

yo quiero una abuela que me mime como la de Javier.

alejandra dijo...

eres grande y me imagino cuánto te adoran en tu familia =)

te dejo un abrazo lleno de amor

Elena Lamas dijo...

No puedo dejar de opinar en este post y felicitarte, que bien me parece decir las cosas de frente y no dando pie a las mentiras, realmente educar es difícil y no cuesta nada quedar de mala o pesada.
Saludos!!

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog