lunes, noviembre 06, 2006

Él era experto en frutas



Le llevé a mi padrino una canasta de frutas, cuando ya estaba muy enfermo.

Él, un experto para elegir la fruta, sabía de todas; pero baste que les cuente que a las sandías hay que golpearlas con los nudillos suavemente, recorriendo su piel para saber cuando están a punto para comerse.

Mientras hueco el sonido; madura la sandía. Pero el color ¿Cómo adivinaba el color?

Guardaba silencio, doblaba los hombros hacia adelante con la sandía sujeta entre sus manos. Sus ojos se achicaban haciendo más finas sus arrugas, se la llevaba cerca de la oreja y la sacudía girándola de atrás hacia adelante y adelante hacia atrás. De repente, volteaba cómplice a mirarme, mientras una sonrisa enorme iluminaba su cara. Yo entonces lo sabía:

Había encontrado la más roja del puesto.

La paraba de punta, abría su navaja de campo y la dejaba correr formando un triángulo; llegaba hondo, a la entraña entonces empezaba a escurrir y yo anticipaba el trozo que iba a saborear dejando correr su jugo desde mi barba, hasta los codos —me dejaba comerla así cuando iba con él al mercado— frente a mi madrina eso hubiera sido impensable

La fruta de su canasta, la fue comiendo poco a poco. Ya no tenía apetito, pero la fruta no admitía excusas.
Cuando murió sólo quedaba una manzana. Era roja y brillante. Con la piel tirante. Mi dama la guardó en el refrigerador, nadie hubiera osado comérsela.
Pasaron meses y no perdió brillo ni tersura.

Todos los días cuando llegaba a verla; mi dama, abría el refrigerador para dejarme ver la manzana; La tomaba entre mis manos y sin sentir suspiraba. Era inevitable tocarla y no pensar en él.
Mi consentido, a quien casi nunca nombro.

Tal vez es natural que una manzana perviva tanto tiempo. No lo sé ni quiero detenerme en ello. Como persigo la magia, me gusta pensar que esto es extraordinario, como si esa manzana hubiera dejado de serlo, para transformarse en su luz, la esencia de su vida.

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16 comentarios:

R. Sebastian Delgado Q. dijo...

Lety querida:

Me recordaste a mi abuelo.

siempre comprabamos sandias juntos en el verano, unas dos o tres, y las cargabamos hasta nuestra casa, caminando muy cansados con el peso.

el tambien le hacia un triangulo y veiamos su color, le dabamos golpecitos y mientras ma shueca, mejor, que recuerdos.

muchos saludos y cariños

Sebastian DQ.

J.S. Zolliker dijo...

Excelente post. Y me gustó la comparación con la manzana. Pero la descripción de la sandía... vaya, voy por un trozo. Un abrazo!

Conciencia Personal dijo...

Lety:

Cada día plasmas mejor las vivencias, gracias por compartirlas. Coincidentemente en mi huerto se habla de frutas...

Te abrazo eternamente.

Monique

Indianguman dijo...

ay mi Lety no seas cruel, no ves que se me hace la boca agua... lo que no daría por una de esas que tu padrino elegía con travesura y sabiduría.

Te ví en el mercado, chiquita, en medio de tantos colores, saboreándola, como ahora saboreamos este entraniable relato

besito mi hermana

fgiucich dijo...

Todos estamos atados al recuerdo de una sandía y yo no podía quedar afuera, recordando cuando la vendedora de frutas, discutía con mi tía Zaida, las bondades de la fruta. Y de las ricas manzanas que es mi fruta preferida.
Amiga mía, esta mañana de Noviembre , ha traído la magia de los años idos. Espero que Ud. ande bien. Abrazos.

elvenbyte dijo...

A veces necesitamos mantener viva la imagen de la persona que nos deja..., la manzana quizás, en este caso, sea la forma de hacerlo.

caminante dijo...

Pasaba por aquí. Hace tiempo que no poercibo tus huellas en mi camino....Supongo que será por tus múltiples ocupaciones.
Un forísimo abrazo.

Laura dijo...

Querida Lety:
cada día me asombro más con tu inagotable capacidad para relatar tus vivencias. No se sienten pasadas sino vívidas, llenas de alma. Como esa manzana, como la imagen de tu abuelo.
Te dejo un abrazo afectuoso

Rodrigo dijo...

mi tata, me enseñó a legir sandías y cuando es tiempo, me voy al mercado tratando de aplicar lo aprendido, pero eso es la excusa, voy al mercado para volver a estar con mi abuelo.....

gracias Lety por ese corazón de sandía...

te dejo mi cariño, un beso gentil y un abrazo compartido de aniversario...

Alma dijo...

Un arte perdido...

DTB

PD: Y los recuerdos valen mucho, cuando están a nuestro alcance.

Erika Contreras dijo...

Querida Lety:
Me gustó mucho como relatas tus recuerdos, me hicieron retroceder a mi pasado, cuando comprabamos sandías grandes, somos una familia numerosa, no siempre teniamos tan buen ojo, pero igual era un disfrute su frescura.
un abrazo
erika

ka! dijo...

Señora Na´Leticia:

...parece que las personas cuando se van dejan en alguna parte de la casa o ciertos objetos su esencia..para que esa fruta tomó parte del "consentido" y se hizo eterna allí..

Te dejo un beso agradecido tras leerte y haberlo hecho por cada uno de mis sentidos...

Anónimo dijo...

Sólo brevemente para darte un abrazo, hermanita, y decirte qué te envío todo elánimo de que soy capaz. Voy mejor y poco a poco me voy reincorporando a la vida normal, incluida la bloguera.

Un besote

Hannah

Gonzalo Villar Bordones dijo...

las manzanas con su rumor de vida.

Anónimo dijo...

de la sandía (que tanto me gusta y disfruto aunque sea virtualmente) a la manzana y de ahi directo al corazón con el recuerdo del suspiro al recordar a tu padrino. Se me hizo agua el corazón. Te quiero aca Lety y estoy contigo lo sabes. =) Sonrisas solo pa ti.

Anónimo dijo...

VENDO SÁNDIA CALAAADAAAAAA!gritaba el "sandiero" desde el pescante de su carro, mientras las inmensas ruedas chirriaban sobre el pavimento en horas cercanas a la siesta de enero... VENDO SÁNDIA CALAAAAAAAADAAAAAAAAAAAAAA! Tal cual, con acento en la primer A de Sandía.
Mi padre salía para regocijo mío y de mi hermano... Cumplía una ceremonia similar a la que narras. Luego, ofrecía al vendedor un cuchillo muy filoso, para que practique el consabido triángulo que daría el veredicto de dulzura, madurez y color.
A cambio de unos pesos, llevábamos felices las prodigiosas frutas a refrescar cortada en mitades dentro del refrigerador.
Después, dejé mi Córdoba natal, y vine a vivir a este otro lugar de llanuras verdes, cuyas sandías trascienden en fama las fronteras nacionales, y que ha dado e mi pueblo la distinción de Capital Nacional de la Sandía... AH, y no puedo más... Se me ha hecho agua la boca como era de esperar.

El recuerdo tuyo ha disparado una serie de recuerdos similares en quienes te leemos.
Pero yo no tengo una manzana como la que tú diste en ver.Los ojos del afecto producen milagros...

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog