domingo, septiembre 18, 2005

No me gustan sus silencios

Parte de este post ya lo había subido antes. He preferido reeditarlo y cambiarlo de lugar, para que tú lo leas, aquí te muestro a mi niña interior. Mírala, a mí que no me daban permiso de nada, a ella le permito hasta enseñar sus calzones, y con esto viene a cuento el siguiente fragmento de "Entre Caracoles" donde continúa la lectura de sus reflexiones Graciela... la esposa:
*
Pero ¿por qué, si no me gustan sus silencios —y la prueba es esta costumbre que he adquirido de hablar sola— acepté a mi marido como era? Porque no me puedo hacer la tonta, siempre fue igual. Sí, ya sé que vale mucho como persona, pero me vuelve loca que no hable. Aunque, aún así, debo valorar la libertad que me da de ser.
Pero esto es un barullo. Resumir la vida en unas cuantas páginas es difícil. Lo que digo en un párrafo voy a contradecirlo en otro. ¿Cuál libertad de ser, si al poco tiempo de estar casada empezaron a surgir los deseos y la necesidad de ahogarlos? El problema no estaba en el matrimonio; mi marido era todo lo que podía imaginar.
Mi inquietud nació de ver lo que sucedía en la vida de mis hermanos. De niña, pantalones, patines y bicicletas me estuvieron vedados. Tuvieron el sabor de lo prohibido. Lo único bueno de ser la mayor fue que obligaba por la fuerza a mis hermanos a prestármelos, o sabía convencerlos con arrumacos y monerías.
Cuando terminé la primaria ya no me dejaron estudiar, porque en aquellos tiempos mi prima, que era mayor que yo y había entrado antes a la prepa cometió la vulgaridad de frecuentar con sus amigas una refresquería en la que, según decían, los estudiantes se “jalaban las clases” ponían música estruendosa en la rock-ola y las jóvenes cruzaban las piernas al sentarse, enseñándoles los calzones a sus amigos. Así que, como mi prima enseñó sus calzones, ya no tuve la oportunidad de enseñar los míos. Y lo acepté pasiva, como si fuera ley.
Cuando mis hermanos se fueron a estudiar a México, para mí ardió Troya. ¡Ay! ¿Por qué me había casado? Me atreví a soñar que mi papá había cambiado, que si estuviera en la casa, yo también me hubiera ido. Y así empecé a esconder ese deseo traidor.
Claro está que, aún casada, algo hubiera podido estudiar, pero ¿y mi marido qué? Lo amaba entonces, como lo amo hoy, pero “cariño no quita conocimiento” y sé que, fuera de las cosas cotidianas. Nunca hubo entre nosotros temas comunes de conversación. Tengo un hombre de escasas, casi inexistentes palabras y también un hombre sin complicaciones mentales. Y aunque hoy no sea tan evidente, porque hemos llegado a parecernos, en aquel entonces las diferencias sí eran notorias. Por eso pensé: ¿Y si mi imaginación caminara? ¿Y si alimentara mis hambres? ¿Y si leía? ¿Y si me nacían alas... qué? Estaba claro que en tal caso, nuestros caminos ya no serían paralelos, así que nada. Más valía no pensar.
Relegué al fondo de mi mente el deseo de irme como mis hermanos, de no haber contraído obligaciones y creí haberlo desaparecido. Fue mi primer olvido voluntario de mujer.
El primer mes después de casada me bajó la regla y lloré. Sentí que no era mujer o que no servía para nada. Temía haber fallado sin saber muy bien por qué. Así de condicionada estaba para actuar sin discutir, para hacer sin reflexionar.
Al segundo mes ya no tuve la regla y ahora sí me sentí feliz. Había cumplido como mujer. Además de esposa, pronto sería madre. Comparado con ser madre, ¿qué importaba pensar en estudiar, o aprender algo, ni el irse de casa ni lo que fuera? Pensar sólo me llevaría a desear lo que no podía tener. Así llegó el segundo olvido.

30 comentarios:

Tristán dijo...

Jeje. Lo de las calzones de la prima siempre me hace reir. La gente grande tiene muy buenas puntadas. De verdad que sí... Lo del abuelo todo lo contrario. Y es que la gente grande también tiene malas puntadas :C

Lety Ricardez dijo...

Gracias por el regalo de esos caracoles.
¿Son para que ponga algo, o van en lugar de mi foto?
¿Entonces te gustó el post?
Y que te parece mi foto estropeada por el tiempo. Denota mi antigüedad, verdad? Mil besos

Tristán dijo...

No no no. Estoy trabajando. Aquí no pasó nada. No se adelante.

Lety Ricardez dijo...

yo estaba hablando de la foto de niña que de verdad que ya le llovió. Me pongo en evidencia, delato mi edad

Silencio dijo...

No quisiera meterme en la conversación, salen y salen más datos ...

Pero paso a saludar ...

Nunca podré poner fotos de cuando era niño, cuando perdí la memoria las rompi todas ...

Entonces el tiempo se volvió muy importante para mí...

Claro y evitar descalabros...

Físicos...

Porque de los otros soy coleccionista obsesivo...

Saludos, si si, !otra vez¡, saludos...

Lety Ricardez dijo...

Hola Silencio:

Cual meterte en la conversación si estás invitado previamente. Es más te extrañaba, acuérdate que fuiste mi primer nuevo amigo.
¡No me gusta contar de mis descalabros físicos! Ya estoy toda craquelada y ahora también la foto.

Silencio dijo...

gracias, gracias

Anónimo dijo...

no pos aquí si se puede platicar como la gente decente! ja Paso a saludar nomás lety, me gustaron todas las fotos que subiste, sobre todo la de la niña y la segunda de las tortugas. Mi escasa memoria casi me está obligando a pegarme papelitos por todo el cuerpo donde apunte mi vida para que no se me olvide (como en la película Memento), pero creo que antes de eso voy a recurrir a las fotos...

saludos

Lety Ricardez dijo...

Silencio:
Ya dejé constancia de mi visita. Ya los veo que descansan en verdad el fin de semana.

Tio NastY:
Pues como decían en mis tiempos ¡favor que me hace! La foto de la niña es mía. Me gustó el gesto de perplejidad, desde entonces creo que se me perdían los tiempos, como a usted le escapa la memoria. Pero ánimo, todo lo que sube tiende a caer. Festejo sus visitas.

Andreas: ¿Te gusta la simplicidad de mi niña? Lo que más amo es que sea natural. Lo consigo cuando la dejo ser sin que la lety externa la presione.
Soy feliz de que vengas.

Unknown dijo...

Pues para que todos lo sepan, esa niña es mi niña!
¿O no?

Lety Ricardez dijo...

¿Te gustó mi foto mamita?
¿Verdad que me veo simpática en mi gesto de perplejidad? Además al fin pude enseñar mis calzones, bastante feitos por cierto.

Indianguman dijo...

Eras una ninita tan linda... yo también quisiera volar, y también tengo un hombre de pocas palabras y pocos dobleces mentales... Cómo se deja contento a todo el mundo?

Lety Ricardez dijo...

Ay Indianguman, te cuento un secreto (a voces) esta parte de este post, tendré que volver a incluirla dentro de poco, porque es la voz de Graciela. Te lo digo porque espero que volverás a leerla. Pero lo que aquí importa, son nuestras coincidencias, volar, silencios asumidos, y preferencias de nuestro
hombre. Y sin embargo, mantener el amor y la alegría, y yo diría que podemos hacerlo y mantener contentos a los demás, buscando el lenguaje del alma. Besos y gracias por seguir dejando tus huellas.

fgiucich dijo...

A Ud. querida amiga, le crecieron las alas del conocimiento y en lugar de vagar por la espesura (como el angel de mi poema), salió al mundo para demostrar su valía. Abrazos.

Unknown dijo...

"Al segundo mes ya no tuve la regla y ahora sí me sentí feliz. Había cumplido como mujer. Además de esposa, pronto sería madre. Comparado con ser madre, ¿qué importaba pensar en estudiar, o aprender algo, ni el irse de casa ni lo que fuera? Pensar sólo me llevaría a desear lo que no podía tener."

Ahora piénsalo al reves. Quiero decir desde mí. Siempre hay algo que no tenemos ¿no?

Lety Ricardez dijo...

Don Fer: Vuelvo a decirle que su poema del Angel me deja envidiosa, pero ahora con palabras tan dulces, no me cambio por nadie. Muchos abrazos.

Mamita:
Me tienes a mí, pero me pusiste triste. Mmis bracitos no dan para abarcarte de tan grande que eres. ¿como podría hacerte sonreir? Pongo un beso en tu frente, mi mami escogida.

Laura dijo...

Hay Lety! La foto corresponde, ciertamente, a tu niña interior pero el relato de Graciela se parece tanto a tantass vidas!!
Me emociona...mucho
No nos prives nunca de estas joyas.

Lety Ricardez dijo...

Querida Laura:
No dejaremos de leernos la una a la otra y los unos a los otros. Tenía que subir este post, porque antes estuvo donde no debía estar. Gracias mil por el ánimo que me das con tus palabras.

Andreas, mi querido y buen amigo: Lo hemos extrañado mucho ¡Que bueno que esté de vuelta! Espero que este viaje, haya sido todo lo que esperaba, inspiración, desmemoria, camino, regreso y todo lo que usted necesita para crecer y para continuar. Mi abrazo cariñoso. ¡Nos leemos!

Jean Georges dijo...

El anillo como grillete. Ahoga/Asfixia.
Se terminan las vacilaciones. Todo es votación democrática de uno solo. Un cerebro. Una idea. Un argumento.
Y ya las alas se pudren en el cajón, esperando vientos furiosos de playas y veranos. Como los de antes. Entonces volar. Saltar por techos y robar tejas.
Y seguir con la mirada el camino de allá abajo, atados con la cuerda, remontados como cometas. Tijeras en los bolsillos y hojas de afeitar. En un segundo, regalarse al vacío.

Lety Ricardez dijo...

Que conste Jean Georges, que cuando se trata del presente, podemos atados a la cuerda, remontarnos como cometas, tal como usted lo dice en este valioso consejo. Pero cuando se habla del pasado, ese no se cambia, no se disimula. Se asume. Eso hace Graciela, develar y regalarnos el pasado. No porque sea claro. Sólo porque es suyo. Reciba mi abrazo agradecido por su presencia. No deje de venir.

Indianguman dijo...

Vuelvo a maravillarme con tu imagen y la historia de Graciela. Ella es muy dulce. La reconozco en mí, con todos los pretextos que a veces me gustaría tener para no asumir mi libertad.
Cuál es el límite para tomar la decisión, finalmente? Siempre parece haber algo antes que uno mismo... esperar que los hijos crezcan, que la situación económica mejore, que llegue el verano, que llegue la inspiración... qué??

Besos!

MacVamp dijo...

Sólo paso a saludar y hacer acto de presencia ;-)

Este recuerdo de Graciela me deja sin respuesta, aunque en el fondo sé que aún en mi tierra se sigan dando este tipo de casos y que aún haya mujeres a quienes les inculcaron lo que tristemente refleja casi al final del post. Ese "cumplir como mujer", eso de ser madre sólo para demostrar "que se sirve para algo".

Mi madre fue de una generación anterior a la tuya, por así decirlo, y contra viento y marea luchó por escapar de esas y otras tantas ideas retrógradas. Lo malo fue que se topó con mi padre que carece de palabras y entendimientos comunes. Y que ahora se lamenta de no haber valorado más a mi difunta madre. En fin, esa es otra historia, como diría la Nana Goya.

Yo, debido a mi edad y a mis experiencias, no me siento identificada con los recuerdos de Graciela, sin embargo, y dejando a un lado esos feminazismos que tanto abundan y tanto daño hacen, quizá al mismo nivel que el machismo, aplaudo que al cabo de los años haya desplegado sus alas del alma.

Un abrazo.

Lety Ricardez dijo...

Querida Indianguman: mujer mujer, me gusta conocer tus reflexiones acerca de estos textos, me gusta leerte en tu casa también. Pero ha veces es necesario un período de silencio, más corto o mas largo. Yo lo se.

Querida Mac Vamp: Las circunstancias de la vida de Graciela fueron distintas a las de muchas jóvenes de su generación (nació allá por fines de los cuarentas) ella fue educada prácticamente por abuelos, un salto atrás de dos generaciones y además con un padre que en cierto sentido era un señor feudal. Que tú la leas, a pesar de tu edad y tus experiencias es un regalo. Por favor no dejes de hacerlo. Besos

Lo-que-serA dijo...

¡Ay mi Lety! No podemos ser más distintas Graciela y yo. Yo quería alas y me creció un hijo... pero ahora tengo un hijo y me empiezan a crecer las alas... ¿Sabremos qué pasó con las de Graciela? ¿Será que de sus olvidos crecieron flores hermosas?.

Diana L. Caffaratti dijo...

Hace poco más de medio siglo...
Graciela tenía una niña que guardó, temerosa de perderla.
Para rescatarla, seguramente, de aquel tiempo de extremas prohibiciones.
Qué linda manera de contar que tienes!

Visítame en mi otro blog http://www.comunalia.com/cadila

Ligustrino Campana dijo...

Me alegro que ahora sí muestres los calzones. ¡Al fin! Je. Saludines coridalines. Y fuego.

Gabriela Zayas dijo...

Lo que me parece más interesante de Graciela es que no haya acabado despreciando a su marido también (quiero decir, que no lo haya culpado). Lo que importa es que al final de todo, Graciela haya encontrado una voz para entenderse y explicarse. Es decir, que no haya desaparecido detrás de todas esas convenciones, sino que haya sabido superarlas.
Un beso, Lety.

Lety Ricardez dijo...

Hola Dilaca: Imagino que compartimos el gusto por la niña interior. Es un tesoro ¿no crées? gracias por tus palabras y sobre todo por tu presencia. Besos

Ligustrino Campana: No había vuelto a honrarnos con su presencia. Llega usted en un momento especial, un poco comprometido, pero yo también me alegro de que al menos la niña los mostrara. Sea Bienvenido. Saludos cordiales.

Hola Querida Gabriela: La verdad es que no. Hubiera sido injusta. Hizo lo que deseaba, no lo que le ordenaban. Mañana por la noche subo el siguiente post. Cuento contigo. Muchos besos.

Silencio dijo...

A mi tampoco me gustan sus silencios demasiado prolongados...

Lety Ricardez dijo...

¿Mis silencios amigo? a mi tus ausencias me entristecen. Te gustarían más de dos post a la semana? ¿más no serías demasiado? Abrazos

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog