lunes, octubre 03, 2005

hablando de mí decía: Esta niña por floja no es traviesa

Mis recuerdos están deshilvanados.
Para ubicarme en el tiempo, me servirían todas las frases escuchadas a través de mi infancia: “Cuando naciste eras muy fea, tenías unos pelos horrorosos... tuve que cortártelos y ponerte aretes para que pudiera verte tu papá” o esta otra: “Cuando los llevaba de paseo, la gente se acercaba a tu hermano para acariciarlo, era precioso. Tenía el pelo rubio y rizado. Al verte siempre me preguntaban: ¿pero qué, los dos son hermanitos?”; o también: “su padre me ha dicho que si no se portan bien, puedo convertirlos en zaleas. Cuando llegue, le mostraré los clavos y le diré: —Ahí está colgada Consuelo, y en cada uno de estos clavos, sus hermanos—.” Por supuesto que a temprana edad investigué lo que quería decir zalea, sin que esto sirviera para tranquilizarme.
Aquí tengo otra frase que escuché ya más grandecita: “Bien me lo decían, cría cuervos que a no dudar, te sacarán los ojos”. Esto último lo decía mi madrina refiriéndose al hecho, obvio por demás, de que no era nuestra madre y se había entregado a la tarea de cuidarnos. Nosotros según decía éramos unos ingratos. No estaba tan equivocada, así llegué a sentirme después.
Ya jovencita, cuando daba vueltas cerca de la verja de la entrada, esperando que algún amigo se acercara a la casa con el afán de verme, quería morirme cuando la escuchaba decir: “Ya estás ahí dando vueltas, ¿qué es lo que esperas? Pareces toro en brama.”
Hablando de mí la oía decir: “…esta niña por floja no es traviesa, donde la dejes vas a encontrarla…” o me decía: “…desde que naciste vi que tenías las piernas cortas, ya supe que ibas a ser chaparra” estos últimos comentarios me hacían sentir que mi destino estaba desde siempre sellado. Que yo no tenía capacidad de cambiar las circunstancias de mi vida.
Estoy consciente de estarla mostrando bajo un aspecto horrible; pero hablo la verdad y no puedo alterarla en su beneficio. Como tampoco puedo dejar de reconocer que, andando el tiempo, la mujer en la que me convertí pudo asimilar lo que me lastimó para reconocer sus virtudes. Existieron y eran muchas. Soy en gran parte producto de su hechura y no busco denigrar su imagen, sólo poner en claro mis vivencias. De mi papá sólo diré que era tan duro o más que ella.
Creo que fue en esos tiempos cuando me volví escapista, pero también positiva.
No vivía con mis papás; Pero en lugar de tener sólo dos padres, como todos los niños; Decidí que tenía cuatro.
***
Vuelvo a la idea inicial de los post más cortos. Así que este lo subdividí en dos para no abusar de tu tiempo. Para leer las primeras palabras de Consuelo, tendrías que ir al anterior. Eso sólo si quieres hacerlo. También abrí en su totalidad los comentarios. Quiero conocerlos, si es que alguien más me acompaña en este caminar. Este corazón está abierto.

19 comentarios:

Laura dijo...

Lety:
compartí el dolor de la niña que decían "era fea, era un toro, no tenía gracia".
Qué valentía trasmutar ese dolor en algo positivo!
Me quedo pensando...

Indianguman dijo...

Uno que se ha dolido, sabe al recordar que a veces es necesraio hundirse hasta el fondo en eso que se sabe sólo es parcial, pero que sin embargo fue y es vivido de manera abosulta. Y claro que se tiene conciencia de estarlo presentando bajo un aspecto horrible, horroroso, como sólo los monstruos saben serlo. Criaturas que continúan viviendo en las entranias hasta que les reconozcamos la voz. Quién más, quién menos, cada cual acarrea su baúl con fantasmas... Las palabras y experiencias se graban de manera diferente en el corazón de un nino.

mmm. me dejas pensando.....


Un besito!

fgiucich dijo...

Èn el capìtulo anterior ya vertí mi opinión sobre esta madrina que más bruja no podía ser. Y sigo insistiendo que Consuelo tiene el mérito de poder contar, con cierta indulgencia, las "delicias" de esta "buena" señora y del no menos "bueno" señor padre. Abrazos.

Lo-que-serA dijo...

Mi Lety querida: Soy tu asidua lectora, pero como ya leí Caracoles, muchas veces he tenido que dar marcha atrás en mis comentarios para no traicionar la trama. Te leo con el mismo gusto de aquella primera vez en una madrugada oaxaqueña, aunque con menos sorpresa y más emoción. Me gusta cómo se ven tus caracoles en el Blog. Vuelve a dejarme cariñitos ¿si? Prometo contestarlos todos. Besos.

Lety Ricardez dijo...

queridos todos. Perdón por unirlos hoy, pero es para estrecharlos en un mismo abrazo y también para decirles mi aflicción, porque en este inicio, Consuelo que no quiere exhibir a la madrina, nos conduce a odiarla. Habla así de ella, porque sus palabras no pueden lastimarla, porque está muerta, después nos lo dirá.
Pero yo que doy forma a lo que ella escribe, gracias a ustedes me doy cuenta que necesitaré decir algo en descargo de la madrina, que aunque no lo crean, era un ser especial. Tuvo un único hijo, murió trágicamente y lejos de cerrarse, brindó amor y refugio muchos niños como Consuelo (no para martirizarlos, esa era su parte oscura) también los amó profundamente y sobre todo educó. Pero no diré más por el momento, sólo los abrazo y les pido que no dejen de leer a Consuelo.

Lety Ricardez dijo...

Maria Luisa querida, Lo que será que ya es una bella realidad. Es cierto, tú ya leiste y por eso tu presencia es importante, me ayudarías a matizar, pero también vas a tener sorpresas, los personajes han cambiado, hablan más, por ejemplo, creo que tú no conocías el primer capítulo, uno que se llama fragmentos del caracol, está aquí y creo que es la parte poética, las otras son realidades. Leéla cuando puedas ¿si? y mientras tanto, yo te seguiré dejando cariñitos.

Anónimo dijo...

Lety: tengo memorias parecidas a las tuyas de tu Inita, y a pesar de eso creo
ella fue un ser especial, ya que tienes
muchas cosas buenas que formó en tí como eres muy lista tomaste lo bueno y lo nefativo solo son esos recuedos tristes y de repente llegan a doler pero es bueno son parte de nuestra convivencia con personas especiales, y tu con los niños eres tierna y cariñosa y nunca dirias unas palabras
para lastimar porque aprendiste que no
debemos hacerlas. A si que a la Inita
le debemos agradecer el que tu seas especial. Y creo que mis memorias tristes solo son eso, yo he decidido
ser mejor con los niños, para no dejarles malos recuerdos.

Anónimo dijo...

Cuando el positivismo y el escapismo van de la mano es cuando fluye la poesía, de adentro.
Cosa rara, se nota en su tinta que no es escapista, contrariamente a lo que piensa, se le nota en su pluma un arraigo, un poder de seducción, un enfrentamiento tan real que no podría pensar que ha estado usted escapando todos estos años.
Mis más amorosos saludos amiga.

Claudia Castora dijo...

Amiga, la anterior era yo, solo me equivoqué de nick.

Lety Ricardez dijo...

Loyda, que bueno que volviste. Tu presencia es interesante, porque puedes hablar de la Lety con la que convives todos los días, la que escribe. Así que lo que digas, va a mostrarles a nuestros amigos, que tanto hay de ficción y cuanto de realidad, en esta novela que estamos compartiendo.
Me gustará leer todo lo que nos quieras decir, estamos entre amigos. Mi abrazo para tí

Hola querida Kiantey:
Tienes razón, la que soy no escapa, por el contrario aunque mi mundo físico es limitado, vuelo al interior desorbitadamente.
Graciela, Consuelo y las otras han tomado mi pluma para mostrarse. Alguna desamparada y tal vez por eso la mires seductora, cada una distinta, cada una tocándose. Todas reconociéndose mujeres.
Aún así, de mi recuerda que renací hace siete años.
Yo también te abrazo amorosamente.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Sería imposible no recorrer el camino de tu mano Lety. Aquí estamos acompañando a Graciela, con las cosas de Consuelo (ay qué bárbara) recordé que a mi hija así le digo: "¿Qué le vas a contar a tus hijos cuando seas grande si siempre estás acostada?" Ayyy esa Consuelo tiene mucho, esos defectos que bien son sus hoy sus virtudes.

Un saludo con mucho cariño Lety, que más vale tarde que nunca.

Silencio dijo...

Humm, si uno supiera que cada una de esas cuestiones nos marcarán por el resto de la vida, al menos hasta aprender a mandarlas a carajo, bueno, evitariamos escucharlas, demonios, ahora que todo es más claro, cada que recuerdo a la familia de mi padre diciendo que era hijo de un médico, solo se me ocurre mandarlos al diablo y recordar que lo demás siempre estara en mi control, aunque mi padre sea médico y no lo conozca, que dicho sea de paso no es así pues soy identico a mi padre, aunque me decían por allí que igual modifique mi cuerpo a huevo para tener la misma cara que él...

Orfa dijo...

Lety, preciosa, perdona mi ausencia, es que estaba terminando la novela (es la tercera, y aparte el libro de cuentos, o sea que no me di cuenta ni cómo me convertí en madre de 4 engendros que igual pueden pasar desapercibidos, igual pueden causarme dolores de cabeza, o tal vez alguno me dé alegrías).
Fíjate que a mí me pasó al revés de lo sucedido a tu personaje. Mis papás siempre me decían lo mejor, pero yo creía que lo decían por obligación, y ahí iba yo por el mundo, sientiéndome un insecto, hasta sentía que mis papás y tíos me decían que qué bonita, que qué inteligente, y demás cosas por lástima o porque era su obligación hacerlo.
Qué tonta fui.
Afortunadamente en algún momento uno agarra eso del amor propio, para ya no soltarlo, espero.
¡Muchos abrazos!
Orfa

Lety Ricardez dijo...

Gracias por esta visita Shimoda. Ojalá no sea la única. También por tu simpatía hacia Consuelo. Pienso igual que tú, que la vida nos brinda la oportunidad de rodearnos de personas bellas, a quienes nos unen lazos tan fuertes como los de la sangre. Ellos llegan a ser nuestra familia espiritual

MariCarmen: Tu presencia, el sólo ver tu nombre, me provoca a la sonrisa, traes contigo el sol y en este día me ayudas a recordar que yo también debo revisar las frases que les suelto a mis hijos sin sentir. Hoy ya son hombres, pero aún puedo afectarlos si no las cuido.
Mis abrazos para tí,

Ay Silencio, tus palabras me calan hondo, cuando me dejas ver tus heridas. ¡Cómo mostrarte que en verdad me importas! Agregaré tu nombre al de mis hijos, cuando pida.
No se si vaya este mes a México, pero algún día no lejano, Tristán me presentará contigo, mientras tanto, te dejo mi abrazo con cariño.

Querida Orfa, así es esto de escribir, ahora lo veo.
Si alguien me hubiera dicho hace unos pocos años, todos los cambios que traería a mi vida el tomar la pluma, jamás lo hubiera creído. Me gusta que Consuelo te lleve a pensar en tus vivencias, aunque estas sean distintas, y precisamente en eso podemos saber si cumple la función para la que fue creada. Como siempre mi abrazo.

Anónimo dijo...

escapista es el mejor oficio de los poetas (siempre escapar a lugares mejores, auqnue sea en letraS).

muchos besos y abrazos querida lety, gracias por cada visita, por cada silencio y por cada intención. Yo la leo, también, calladita.

Silencio dijo...

Pues mirá Lety que igual me voy para allé en Noviembre, aun no se...

Lety Ricardez dijo...

Pues como dice usted dice Tio Nasty, de esto de los silencios y las fugas, todos los que andamos por aquí conocemos, o al menos lo intentamos. Por eso es grato encontrarnos. Gracias por venir, se agradece

En el mes que sea me gustará conocerte Silencio, tienes en mí a una amiga vieja y vieja amiga. Saludos cariñosos para ti

Gullveig dijo...

Querida Lety,

Deseo que tú y los tuyos esten bien, y que los danos de Stan en México sean sólo materiales.

Un fuerte abrazo.

Gala

Lety Ricardez dijo...

Querida Gala: Buscaba tu voz en el último post y no lo hallaba, lo creí perdido. Gracias por tu amable preocupación, estamos bien, en la ciudad no ha sucedido nada, pero muchos hermanos mexicanos sufren. Yo escuchaba llover hace poco rato y me sentía nerviosa. Tu voz y saber que se preocupan por nosotros, calienta el alma. Gracias mil. He pasado por tu casa todos los días, pero no has estado. Ya vuelve ¿no?
Besitos para ti

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog