domingo, octubre 16, 2005

Lean en silencio, después les abriré mi corazón

II
Consuelo llega al Morgan temprano. Coloca copias de lo que escribió ante cada silla y se acomoda en la propia, porque necesita serenarse y releer lo escrito.
La niña del cuadro, la mira, sonríe y murmura tan bajo que Consuelo no la oye:
—No te diste cuenta de mi travesura Consuelo, ni siquiera sabes que fui tu mano derecha. Sé que estás metida en tu mundo, pero el gusto de escribir contigo no me lo quita nadie—.
Consuelo no parece escuchar a la niña, sólo alza la cabeza para saludar a Graciela que llega en ese momento.
— ¿Qué crees?— le dice —sólo traje unas cuantas cuartillas, escribiste mucho más tú. Además no las voy a leer, quiero que lo haga cada una de ustedes lea en silencio. Después, quisiera abrirles mi corazón, por la puerta que deseen, aunque aún no sé si podré hacerlo—.
—Está bien, como quieras Consuelo. Ya aprendí que la tarea es difícil — responde Graciela. —Yo sentí que me escarbaba las entrañas y no me fue nada fácil—.
A las hojas añadió Consuelo una tarjeta donde con su letra pequeñita y apretada les pide lo que ya anticipó a Graciela, leer en silencio. Un detalle que es signo de su carácter.Así, cuándo llegan las otras, sin más preámbulo, inician su lectura.
Conforme avanza en ella, María, su amiga desde la escuela primaria, se entristece al pensar en las vivencias de Consuelo. —Claro que éramos unas niñas— se dice, —pero no puedo evitar reprocharme: ¿por qué no percibí su dolor? Me tocó compartir la prodigalidad de Consuelo que a todas convidaba del dinero que su madre le dejaba cuando venía a verla y fui testigo de la educación espartana que recibía. Antes me preguntaba: ¿De dónde sacó su sensibilidad? Hoy lo sé, reprimió su ternura, y ahora fluye en sus escritos. De todas, ella era la única que escribía. Creo que precisamente porque sufrió esa dualidad en su formación resultó enriquecida.
La llevó a elegir ser positiva.
Ella dice que lo que escribió es terrible, yo pienso que lo terrible es confiarlo; y por hacerlo, ahora la quiero más—.

Qué horror! —piensa Carmen— Si me lo hubieran hecho a mí, no hubieran salido tan bien librados. Definitivamente esos comentarios son para ocasionarle un trauma a un niño. Cómo puede ser tan suave Consuelo. En su caso yo me habría endurecido mucho más de lo que estoy.
Mi enojo con mi madre tiene otras causas. Ella fue buena conmigo cuando era niña. Los problemas vinieron después, y no obstante estoy tan molesta. Pero lo de Consuelo es un verdadero horror en verdad. ¿Como pudo su madrina decirle todas esas cosas?
Graciela que ha leído de un tirón todas las hojas, queda con la cabeza levantada, mirando al cuadro y pensando: Consuelo ha de haber sido capaz de escaparse volando, como esa niña que me guiña el ojo y parece querer irse del cuadro. Pero, cómo no, con tantas cosas que vivió. No entiendo nada, nunca me había enterado de que la trataran mal, por el contrario, escribe y habla muy bonito de ellos. Siempre he sabido que la madrina era una verdadera dama y que le debe gran parte de lo que es. Sin embargo, ahí estaba ese dolor oculto y hoy lo ha dejado salir. Debe ser que encontró la suma de todos sus dolores, como yo la suma de mis olvidos.
Una tras otra depositan sus hojas sobre la mesa, con excepción de Antonia, quien sigue sosteniéndolas en la mano derecha mientras piensa: Me resulta curioso darme cuenta de que yo también tengo esa manía, ¿será que he visto a Consuelo tantas veces que me ha contagiado?
En verdad creo que el contacto físico es indispensable para sentirse amado. Quién diría, que con mi fama de fría y práctica, comparto esta debilidad de Consuelo.
Nadie, estoy segura de ello.

22 comentarios:

fgiucich dijo...

El silencio en la lectura nos anuncia un próximo capítulo con muchas revelaciones. Cuánto suspenso, amiga mía. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Don Fernando, lo que sucede es que las otras mujeres se van presentando, quieren ser escuchadas también. Pero Consuelo aún tiene algo que decirnos, espero que esté en proporción a la espera a que nos obliga. Mi abrazo para usted

Silencio dijo...

Es muy bueno lo que has contado, aunque nunca se sabe que nos hace ser así, tal vez si regresaramos en el tiempo y cambiaramos algún pequeño detalle, nada sería igual, tal vez debe ser así, no creo en el destino, pero las cosas del pasado nos traen hasta aquí, entonces no lamentos, creo, aunque bueno en este momento es más proyección mía, basada en lo que has puesto. Un abrazo

Indianguman dijo...

Me gusta mucho amiga cómo se está armando esta historia, cómo nos dejas saber ahora el nombre y algo de las otras comensales a través de sus notas mentales hacia las revelaciones de Consuelo.
Respecto a Consuelo, mucho la entiendo, compartimos algunos traumas infantiles que nadie sospecharía porque somos de las que sobreviven a fuerza de una positividad que a fin de cuentas es más buena que el parcial autoenganio que también implica.

Te felicito Lety por lo que estás haciendo.

Me tienes en un hilo... quiero más!

Lety Ricardez dijo...

Querido Silencio:
Como tú; creo que el pasado forja lo que en el ahora somos. A veces al contarlo, los lamentos, no pertenecen al presente, sólo se retrotraen los recuerdos con un fin determinado. En este caso, ese objetivo se logra, cuando alguien más que Graciela, Consuelo y las que aún estamos por conocer, por ejemplo, tú o yo, volvemos los ojos al interior y asumimos lo que hoy somos.
Recibe mi abrazo cariñoso
Recibe mi abrazo cariñoso

Lety Ricardez dijo...

Querida Indianguman:
No se si te diste cuenta que en el mismo momento estamos en línea, conectadas por la magia de este medio y también por los pensamientos. Mientras le escribía a Silencio,pensaba también en tí y en lo que me dirías. Sabía que como siempre tu opinión sería atinada y veráz. Ruego a Dios que sea yo capaz de mantener el interés de una persona tan culta y a la vez tan sabia como tú. Te quiero y te admiro en verdad amiga mía.
Cariñosamente

Anónimo dijo...

Querida Lety, esto me recuerda que cuando Charles Dickens escribia sus novelas por entregas se armaban grandes alborotos en el puerto de Nueva York a la espera del último número de la revista donde se iban publicando los capítulos en la última página...y cuando escribió "La pequeña Dorrit" aquello llegó a ser un tumulto, con la gente gritando a los marineros: "Qué ha pasado con la pequeña Dorrit? ¿qué ha pasado?" sin poder aguardar a que el barco atacara. Así nos tienes a todos, Lety, esperando a ver qué ha pasado con la pequeña Consuelo...todos a coro. Un beso, Lety y a los demás.

Lety Ricardez dijo...

Querida Gabriela: La risa tan franca que tu comentario me produjo, ante la desproporción del recuerdo comparativo, me hace darme cuenta de cómo puedo ser víctima fácil del halago, porque un calorcito sabroso me recorre el corazón, ante nuestra "multitud" convocada. Aunque vale decirles que aquí nuestra autora que viaja en el barco, tiene a los marineros con catalejos en la proa, preguntándoles a cada momento ¿nos esperan? ¿ya ven alguien en el muelle? Si no ven a nadie ¡Bajen vapor a las calderas, por favor, retracen la marcha. Aminoren!
¡Que te sigas mejorando de la bronquitis! Mil besitos para tí.

Laura dijo...

Consuelo pide que lean en silencio, el silencio del corazón, que es un terreno fértil para responder aquello que parece no tener respuesta.
Consuelo supo trasmutar el dolor en flores...
Ojalá todos los dolores de la humanidad corriesen la suerte de Consuelo!

Lety Ricardez dijo...

Querida Laura:
Si conocieras el des-consuelo de ella. Yo lo se, porque transmito sus letras. Pero palabras como estas son ungüento de sanidad sobre sus heridas. Como decía Indianguman, a través de los pensamientos de sus amigas, vamos conociéndolas también a ellas. Ojalá que sus confesiones no lleguen a ser demasiado el pedir ser comprendidas. Te abrazo con cariño

Raúl Ríos dijo...

Es muy bueno, con lo enredado que a mi se me hace salir de un párrafo en prosa, tengo decenas de historias que no logran salirme por mi imposibilidad ante la prosa.

Que grato es encontrarme con tu blog...

Gracias..

Lety Ricardez dijo...

Querido Raúl, pues más grato todavía encontrarme con el tuyo. Esos poemas tuyos tan bellos. Ojalá que mis amigos sigan tu link, conocerán la belleza de tu ser compañero Cardo. Cariñosamente

Anónimo dijo...

Lety, pues aunque no lo creas, yo creo que sí somos una pequeña multitud expectante. Sigo malita y diluvia allá afuera, por lo que sigo en mi casita sin salir y escribiendo como descosida...
¿Qué pasó con la historia prometida?
Besos.

Lety Ricardez dijo...

Querida Gabriela:
Muchas tazas de te humeante, con limón y miel de abeja serán buenas para tus bronquios. Mirar la lluvia por la ventana con los pies en una pantuflas calientitas también sirve. Un buen libro y acomodarte bajo un ligero edredón de plumas, si no cura te hace sentir protegida. El prometido relato llegará, ojalá todavía tengas ganas de leerlo. He estado un poquito ocupada. Gracias porque tu sola presencia ya es multitud para mí.
Mi cariño para tí.

Gracias y mi cariño para ambos EyM, si ustedes hacen el favor de acompañarme, seguiremos ahondando en las capas secretas, ahí donde se esconde el tejido sensible; la razón de ser.

Raúl Ríos dijo...

Te conte quizá que mi madre murió hace apenas un año, su muerte me desoló todavía la extraño y la llamó todas las noches, en un tiempo, mucho sufrí de pesadillas de las cuales ella me despertaba, antes de dormir y ante ese miedo le ruego que siga despertandome de los malos sueños, la extraño mucho, gracias por haberte aparecido, espero que tristán no se enoje por compartirme tu maternidad..

Señora, reciba muchos besos..

Lety Ricardez dijo...

Querido Raúl:
Si lo mencionaste en algún comentario, creo que con Tristán y desde entonces te ofrecí mi abrazo. Tristán es tu hermano Cardiano y yo me siento honrada por tus palabras. Seguiré navegando en sus letras (el usted es respetuoso) también complacida.
Estoy debiéndote un link en el espacio destinado a Cardo y trataré de cubrir esta falta hoy mismo. Tienes todo mi aprecio y también mi respeto. Besos y bendiciones para tí Raúl por cierto ¿sabes que Tristán se llama Oscar Raúl? Raúl era mi padre.

Raúl Ríos dijo...

No sabía lo de Tristan Raúl, bueno mi padre se llama igual y adivinaste mi hijo también, por cierto mi segundo nombre es Neftalí igual que Neruda, mi abuelo (el de la luciernaga) se llamaba Neptalí y por un grato error la secretaria me apuntó "f" en vez de "p" en mi acta de nacimiento.

Gracias por lo del regazo espero no mojarle mucho de lágrimas..

Lety Ricardez dijo...

Siempre lo he dicho,creo que los nombres pesan. Además confieren la misión a cumplir, todo es cosa de saber escuchar. Y por lo visto tú sabes. No importa, para eso es el regazo y también eso lo sabes. Un gran abrazo para tí.

Mary Carmen San Vicente dijo...

Ay Lety, me he quedado muda ante esta parte del relato, como si la misma niña del cuadro se estuviera asomando aquí mismo, guiñando el ojo y secreteando. Encontrar el cobijo en las palabras le dio la fortaleza que ni ella misma imaginó, ya no es posible callar mientras existan hojas en blanco. Cuántas cadenas habrán quedado tiradas debajo de los renglones. Esa necesidad de búsqueda, de encontrarse, de enmascarillar el lado oscuro y dejar fluir esa "debilidad" de todos.

Venía yo atrasada, sin ese tiempo para leer pues a veces la rutina sin querer te come los días, pero hoy sí, con café a un lado, una película de la Cenicienta que tiene a todos calladitos y el marido muy entretenido en el palomar es el día perfecto para ponerse al día.

Un cálido abrazo que bien sabes que también te quiero.

Lety Ricardez dijo...

MariCarmen querida:
Debo decirte la falta que haces, precisamente porque lo mereces. Sin tí es como si el rompecabezas de mi corazón no terminara de armarse. Me hace falta el "apapacho" que le das a mis acongojadas mujeres, que me contagian su estado de ánimo y no respiro hasta que van logrando su comprensión. Sus confesiones son duras de hacer y ellas mismos no han sabido perdonarse en su tiempo. Acabo de subir el de hoy, que tal vez lo dejarás para el cafecito del próximo domingo, aunque a mediados de semana va otro, tu dirás.
Me sirvo el mío y me coloco tras de tí para leer con tus ojos. Besos

Mary Carmen San Vicente dijo...

Lety, yo vengo con muchos apapachos para dejarte, llegó el intermedio y empezó la marabunta pero ya les dije a estos niños que si no quieren jugar a que eran huerfanitos mientras su madre lee, no comprenden la hormona dominguera y me dicen, "¡Ya mamá, ¿porqué no vienes?" y yo muy sutil les contesto: "Porque yo así lo quise..." jeje

Sigo al pie del cañon, que al fin la jarra del café va apenas en la segunda tacita.

Lety Ricardez dijo...

Ay MariCarmen, tu mensaje no va a perderse, pensé que estaba en el post nuevo, el que borré para volver a ponerlo con foto de diecisiete años y toda la cosa.
Me hiciste reir tanto con tu frase críptica de porque yo asi lo quiero eres un primor no cabe duda.
Y si vete, no quiero que me tome mala voluntad mi nueva familia y mi Hooligan sobre todo. Te beso y pues aquí me quedo terminando el cafecito que preparaste. Ya volverás cuando haya tiempo.
Te beso

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog