lunes, febrero 27, 2006

Cuando pienso en el mar, algunas veces dejo que vuelva la tortuga


Algunos recuerdos aunque dolorosos se guardan indelebles, otros no. Todavía ignoro el por qué del proceso de selección. Como no voy a dejar de escribir volqué este. Buscar su lugar forma parte de ese proceso, eso lo sé.

Dicen que la cargaron entre varios para sacarla del mar.

Se la entregaron a Cuca, el hijo de Doña Romana, la del restaurante junto al mar. Era mi amigo y también pescador, tenía los dientes blancos y una risa feliz.

Creo que estaba asustada, la habían jalado por las patas y en cuanto quedó tirada, con su concha volcada contra la arena, las escondió.

Yo no sabía entonces que las tortugas hacen eso, me la quedé mirando y escondió la cabeza también. Me acerqué porque quise. Después me quedé clavada. Sin poderme mover.

Cuca sacó su cuchillo y lo metió de lado entre la concha y carne. La tortuga sacó una pata y Cuca se la cortó. Del hoyo donde antes tuvo la pata saltó el chorro como de un manantial. Cuca volvió a hacer lo mismo, traz, traz, traz y traz, ahora la tortuga era una fuente con cinco llaves abiertas.

La arena se manchó. Mis pies eran rojos también.

El cuchillo no paró. Se metió entre la concha, hizo palanca y la separó.

Ahora la carne viva quedó al sol y fue cortando pedazos de tortuga que caían en la cazuela que tenía junto a él. Cabeza, patas, cada trozo en una danza de muerte, se movían sin parar, tocándose entre sí.

Volvió a cortar un pedazo más rojo que ninguno, y lo tendió hacia mí. De entre sus dedos apretados parecía que deseaba escapar. No necesitó decirme que era el corazón. Yo lo supe dentro de mí.

De hecho fue el último pedazo que pulsó.

Pensé que era de la tortuga. Cuando me cortaba un dedo, me lo chupaba. Yo conocía su sabor. Creí que los pedazos gritaban, ahora se que gritaba yo.

El corazón dejó de moverse, mi boca no dejó de sangrar.

Ya entonces volvía la vista para no ver caracoles rotos. Cuando se volvieron agua salada no lloré, los volví mar.

La tortuga me habló, por eso, aunque era niña, me dolió todo aquello que se perdió en el mar. Tal vez después de eso me encerré en el caracol.

La crueldad, desde entonces, no me volvió a tocar.

18 comentarios:

Dra. Kleine dijo...

Dioses... oh Dioses...
El alma duele cuando uno mira lo que sucede entre la mar y la arena.

Y pensar que por ello se vuelve dura y espumosa la orilla de aquello.

Qué impresíón...


Oh Lety, cómo le haces para escribir y transmitir.
Me gusta. Aunque a veces paso de rapidín, jeje. Dejo aquí mi huellita.

Lety Ricardez dijo...

Mi quieridísima Doctora Kleine. Aunque usted pase de rapidín, su huella siempre queda, a veces en la arena, otras veces es brisa y puede ser también espuma. Besos

Anónimo dijo...

que hacer con los recuerdos, con los que vienen y se quedan, y los puentes trasladan esas sensaciones dolorosas, y otras felices, creo que la magia de trasformarlas en relato para compartir libera y nos hace crecer a todos, un gran abrazo y gracias, mil gracias por la magia

fgiucich dijo...

Tan triste y tan bello como esos antiguos camafeos que veìa en el tocador de mi abuela. Ud. ha escrito una clase magistral de como se redacta un cuento corto. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Querida Michelle.
Algunas veces cerrar los ojos basta para no recordar pero hay escenas como esta que con los ojos abiertos puedes volverla a ver.
Gracias por tu presencia y gracias por tu amistad.

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Don Fernando mi caballero amigo. Usted sabe de avenidas flanqueadas por mansiones antiguas, de tias y de abuelas que son ellas mismas un camafeo y usted es una muestra de los hombres que ellas solían formar: un caballero de la cabeza a los pies

Silencio dijo...

Inevitable estimada Lety, el dilema entre comer y perpetuar la belleza, ¿como comeré? el pretexto para matar, lo que sea, animales, bosques, ideas, personas. Mierda [perdón], es un pretexto, no, podemos alimentarnos de plantas y vivir, pero no, avaricia, soberbia [fuera de su contexto religioso], nos hacen disfrutar los placeres del caviar, del pez globo, de la iguana, matar por matar, por deleite, mierda [perdón de nuevo], matar, ser cruel, como pueden rezar y pedir a alguien, si matan a sus creaciones, prueba esto que Dios está más allá de las estupideces humanas [si es que existe], no le importa como a nosotros tampoco, si la tierra se come a la raza humana no me sentiré mal, aunque yo vaya con ellos, pues parecerá que hay una nueva oportunidad para la complejidad que puede renacer en la tierra.

Ouch, creo que me llegó tu post...

Saludos

princess olie dijo...

Qué impresionante, Lety. Me conmoví. Entiendo por qué te encerraste en un caracol después de eso...

Olie

Anónimo dijo...

Algún día, ese en el que vengas a visitarme, te contaré el porque desde hace mucho tiempo decidí no comer animales... Cuando leí tú relato por primera vez quedé tan transtornada que no pude ni comentar, los recuerdos se agolparon a mi mente y pude sentir lo que sentiste a través de lo que yo sentí... me recordó una experiencia de mi tierna infancia, que no por no ir de tortugas -iba de un conejo- fue menos cruel.

Un besito

Hannah

Lo-que-serA dijo...

Amiga mía: Se que sigo en deuda contigo, que te debo mis letras; pero mientras te las mando ya te invité a un jueguito en mi blog ¿te darías una vuelta? Te quiero, mi Lety.

Enigma dijo...

Jamas he tocado una tortuga,,, me parecen seres hermosos, tu post de hoy, sencillamente me toco.

Saludos

El Enigma
Nox atra cava circumvolat umbra

Lety Ricardez dijo...

Los animales cazan para comer, Eduardo, pero no hay en ellos crueldad. Yo aún puedo ver los blancos dientes de cuca, asomados por su sonrisa y su mano tendida. El jamás percibió que eran dos corazones los que sostenía entre sus dedos, el de la tortuga y el de la niña que lo veía, sin poder despegar los pies de la arena.

Saluda de mi parte a Silencio, para tí un abrazo por tu visita

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Fue terrible Olie, pero entiendo que cada recuerdo es una enseñanza, una elección, esto lo voy a hacer, aquello no, así funciona mi vida, tratando de procesar cada vivencia.
Besos para tí amiga

Lety Ricardez dijo...

Querida Hannah:

Pues de verdad mi corazón quedó atrapado entre los dedos de la crueldad, pero no podía permanecer así. Entonces el caracol fue el escondrijo para revisar lo que aprendí de la tortuga, de su vitalidad, de su fuerza, su corazón sobrevivió a la atrocidad, dejo de latir cuando ella quiso, yo así lo quise ver.

No sólo malo saqué de esa experiencia, a pesar de su horror fructificó.

Pido a Dios que en verdad un día pueda tocar tu mano, al compartir recuerdos y experiencias.

Te quiero Hannah

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Doña Maria Luisa, la que ya es, en un ratito iré a tu casa a leer, pero dime, que te parece si nos vemos en México? Con el favor de Dios salgo mañana miércoles y estaré hasta el lunes o martes tal vez.

Besos para tí dulce amiga

Lety Ricardez dijo...

Querido Enigma:

A mi también me gustan, perdón si caigo en un lugar común, pero realmente, por su longevidad y paso sereno, me parecen la representació de la sabiduría. Usted sabe cuánto valoro cada palabra suya y cuánto lo respeto ¿verdad? Reciba mi afecto en un abrazo

Indianguman dijo...

Mujer, me dejas sin palabras...

es desgarrador y bello. Sabes, otra coincidencia todavía con las tortugas... Oh, estoy desgarrada, no sé qué más decirte, sólo que es bello.

ps:por supuesto cada palabra que salga de mí para ti, es en verdad tuya! (en relación a la petición que haces en un post anterior)

Abrazos!

Laura dijo...

LETY.
PERDONAME QUE HACE UNOS DIAS QUE NO TE VISITO. PERO EL RETORNO TIENE ESA CALIDEZ DE LOS ABRAZOS DE ABUELA.
QUE BELLO LO QUE HAS ESCRITO Y QUE VERDADERO.
EL MAR SE LLEVA MUCHAS COSAS, EN MI CASO TIRARIA MUCHAS COSAS AL MAR PARA QUE SE LAS LLEVE LEJOS Y NO RETORNEN. PERO PARA ESO HAY QUE TIRARLAS LEJOS DE LA COSTA.

ABRAZOS Y GRACIAS

Anónimo dijo...

Ouch, que cruento, y más a los ojos de una niña tierna....

Lety Ricardez dijo...

Querida IndianGuman:
Ninguna coincidencia me sorprende, me gusta saber de ellas. Nunca dejo mi rted de atrapar mariposas, asi que persigo y agradezco tus palabras.

Abrazos, muchos para ti

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Laura queridísima:

Te extraño generosa, pero en6tiendo que no siempre se puede cruzar el puente en estaso dos vidas alteras, la realidad también nos reclama, yo te espero a la puerta...

Besos

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Ay Nomi, tienes toda la razon, por eso no habia escrito esto antes. Tristan les llama textos sin casa, yo creo que este la tiene, pero aun no hallo pared para colgarlo.

Besos agradecidos por su presencia. Quiero decirle que estoy en Mexico, tendre el gusto de verla?

MentesSueltas dijo...

Hermoso tu espacio. Prometo volver habitualmente,
MentesSueltas

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog