sábado, mayo 20, 2006

Ignacio Javier-Javier Ignacio II

Este anecdotario será escrito entre muchos, con aportación familiar y de amigos, porque las historias menudean y yo como su hermana (ya sabrás lo poco que se invita a las hermanas) no compartí sus secretos, entiende que diez años de diferencia en la infancia, son muchos años.

Mientras escribo esto, se me vino a la cabeza un platillo especial de huevos que servimos en el restaurante, allá en El Marqués y que fortuitamente llamamos “veracruzanos”, y lo digo así, fortuitamente, porque mi mamá es veracruzana y estos huevos son un revoltillo.

Así como ese revoltillo era Nacho.

Ese platillo lleva frijol, tomate, cebolla y chiles verdes; chorizo y crema, mucha crema y además van en tacos. ¡Y vaya si le ponía Nacho crema a sus tacos! Y vaya si le ponía blanco, negro, rojo y sobre todo, picante a su vida.

Para tratar de que estos apuntes resulten coherentes debo intentar darles un orden, así que iniciaré hablando de lo que es nuestra familia y para ello tengo que empezar hablando de mi mamá, porque ella es fuente y razón de mucho de lo que son sus hijos, incluido tu padre.

No porque mencione a mi mamá creas que de ella sacó tu padre todo lo que era. No para nada, Nacho se parecía mucho a mi papá y tenía un orgullo de Ricardez, que tú vas a llegar a entender un día, si no es que ya lo entiendes ahora que me lees.

¡Esta familia es un caso! o mejor dicho, no es una familia, sino un clan. O tal vez una tribu en la que mi mamá tiene mucho que ver, de ahí que iniciara con ella, aunque no sea Ricárdez.

O tal vez sea la más Ricárdez de todos y ni ella ni nosotros nos hemos dado cuenta. Si no fuera tan Ricardez, tal vez se habría salido con la suya y sentiríamos mucho más orgullo por el Carrión, que es su apellido, y eso si, podría jurártelo, no pasa con ninguno de nosotros.

Ser un Clan, o pertenecer a un Clan, suena bonito pero tiene sus bemoles.

A mí me encanta estar en este clan, aunque no me gusta pertenecer a él. Más bien el Clan me pertenece, porque mis hermanos son míos. Los siento de veras dentro de mi, pero se que no estoy dentro de ellos.

Los que están dentro del Clan que son todos los varones, en cierta forma no tienen vida propia.

Viven el uno para todos y el todos para uno, a cada momento.

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¿Les parece bien que vuelva a dejarles un cariñito? Al cabo estamos en casa y hablando de los casa. Así que estaré feliz al dejarles una respuesta a cada comentario. Ustedes siéntanse libres de volver o no, para mí ya será una alegría simplemente escribirla.
Por cierto, tomen en cuenta que estos apuntes son bastante viejos, lo primero que escribí, a decir verdad y no he querido corregirlos demasiado. En aquel momento, por alguna razón consideré necesario adoptar un tono jovial, para no resultar pesada a mi sobrino cuando los leyera y ahora quisiera haberlos escrito de otro modo; pero así nacieron y así los muestro. Ustedes con su valiosa opinión me irán mostrando si la idea fue acertada o no. Mientras tanto, les dejo un abrazo

17 comentarios:

Laura dijo...

Lety querida:
el ritmo de esta vida me obliga a no poder visitarte seguido pero hoy, entro a tu casa, y me encuentro con este anecdotario familiar. Como siempre me deja clavado el anzuelo y quiero mas y mas.
Espero y te leo

Besos

fgiucich dijo...

Creo que estos recuerdos hacen bien al que lee y al que escribe. Forman parte del anecdotario familiar de donde rescatamos aquellas vivencias, buenas o malas, que nos llevan por la vida. Abrazos.

Lety Ricardez dijo...

Laura queridísima:

¡Eres tú la primera visita y mi primera respuesta!
Extrañaba tanto hacerlo, que ni siquiera entiendo mi silencio, pero la verdad logramos algunos amigos nuevos. Uno que hubiera sido habría valido la pena ¿no crées?

Cuándo puedas venir, me encontrarás esperándote.
Te dejo mi abrazo cariñoso

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Muy querido Don Fernando:
Esta casa sin su presencia no sería casa.
Como dice usted, compartir estas vivencias nos enriquece y yo espero que un día lo veré sentado allá arriba en la terraza, saboreando un buen plato de "chilaquiles" de esos con los que mi gordo está haciendo famosa la Casa Cid de León.
Le dejo un respetuoso beso en la frente.

Viv. dijo...

Acabo de leer tu post del miércoles para seguir el hilo de estas anécdotas; se respira calor de hogar en tu casa. Cariños.

Diana L. Caffaratti dijo...

Lety:
Desde mi blog desaparecido en acción (en el que iba publicando una novela y nunca pude recuperar)
y mis numerosísimos intentos por reencontrarme con los antiguos cyberamigos que te sigo.
Cómo no volver a tus escritos si en las entregas se percibe tu calor para abrigarnos en cualquier momento?
Me interesa la historia que nos propones.
Pero no dejes de visitarme. Tus comentarios son agua en el desierto.
Un beso.

Jean Georges dijo...

Hay muchas de esos pequeños puntillazos que comparto y anoto. Mi familia no es precisamente un clan, si no una selva espesa adónde es dificil de entrar. Y tengo la de los dos lados, aquella mucho más ajena a mí, más alejada pero a su vez la más arraigada a este suelo de Barkir que tanto detesto/quiero. Y la otra, bueno, la otra es una colección de personajes escapados de una tragedia, porque los hechos de esta otra familia, la de mi apellido paterno, se intercalan a una sucesión increíble de éxitos profesionales/familiares/económicos con otros tantas tragedias, ya sean muertes de diverso tipo, exilios políticos, escapes de la guerra y un sinfín de etcéteras. Y en medio estoy yo, arriba de mi faro e intentando ver a los costados, porque mi isla se hunde de a poco y ya no sé cuál es la tierra segura y prefiero seguir embarcado.

noname dijo...

Es lindo recordar al clan, al fin y al cabo somos animales gregarios.
Y es por eso que no puedo dejar de visitarte mi querida amiga, gracias por los mensajitos que me dejas.
Siempre tus escritos me recuerdan mis días de ni­ñez, cálidos, de sol y cariño. Me encantaría provar esos huevos a la veracruzana con mucho picante! :)
Un beso grande

Lety Ricardez dijo...

¿Mi casa Blueberrie?

Nuestra casa querras decir, y el calor que se respira es el de ustedes que le dan razón de ser.
Gracias por iniciar el relato desde el principio.
Te dejo mi abrazo cariñoso

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No faltaba más querida Dilaca, en este mismo momento me voy para tu casa a leerte, y lo hago con muchísimo placer.

Esos terribles sucesos con los blogs me ponen los pelos de punta, pero hasta ahora he sido afortunada y no he perdido mis escritos.

¡Pero no me digas que tu novela la escribiste directamente sobre el blog! ¡No, espero que tengas tu archivo en tu computadora!

Te dejo consternados y cariñosos saludos

Lety Ricardez dijo...

Ay Jean Georges. Ojalá que usted se decidiera a contarnos esa historia paso a paso, o a grandes trancos, o subido en un columpio como hice yo, para atisbar al futuro, al pasado y al presente con un simple giro de cabeza. Ir por donde le lleven los vientos, pero contarnos. Le aseguro que me encontraría atornillada a mi escabel para escucharle, leerle y releerle.
Es más escribirlas le puedo decir que conduce a puerto seguro, porque reconocerse es navegar ligero.

Le dejo un respetuoso beso en la joven frente.

Lety Ricardez dijo...

Ay mi querida Pepi, pero a veces recordarle trae consigo aires salinos.
No se si la que escribió esto, es la misma que ahora escribe. Traté de abandonar toda ceremonia, los dieciocho meses de mi sobrino lo pedían. Callé mucho también, que ahora en este momento pugna por salir, ya veremos que sucede.
Pero su compañia, su cariño y su presencia son detonantes,
Te quiero mucho hermana

Damián Shúah dijo...

Querida Letty, me ha encantado su relato, sobre todo lo bien que pondera el concepto de familia, de clan o tribu, que hoy por hoy, se ha ido perdiendo por falta de valores y renovar las tradiciones, modernizándolas. Muy enternecedor también lo que cuenta de su hermano Nacho, Como buen indio, me siento muy bien en ese tipo de ambiente que, como usted bien dice tiene sus bemoles, sus pro y sus contra, pero que el fiel de la balanza siempre se inclina hacia lo positivo. Muchas gracias mi querida amiga por compartir esas anécdotas familiares tan llena de detalles que nos traen hermosos recuerdos propios.

Abrazo del indio

Jiñocuago

Araceli Gallardo Peña dijo...

Es la primera vez que paso por aquí y me han encantado todos los post que has escrito, sobre todo estos dos últimos debido a que te tocan especialmente... Me parece grandiosa tu idea de darle a conocer a su padre a tu sobrino, es un legado... un legado que no tiene precio.
Estaré esperando por la continuación y así conoceremos también nosotros a tu querido hermano.

Lety Ricardez dijo...

Hola Bicunizá:
Aunque ya estuve para agradecerte en tu casa, no está por demás decirte que envidio tu dominio de la lengua zapoteca. Mi abuela era del Istmo, pero nunca la escuché hablar en su dulce idioma, ella se apagó con el siglo y siento como una pérdida irreparable el no haber compartido sus recuerdos. Cuánto más grande sería mi pequeño venero.

Te dejo saludos afectuosos

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Hola Indio amigo mío:

Que bueno que no nos hemos perdido la pista uno al otro, gracias por sus palabras, pero mire que en mi se han roto muchos de los esquemas familiares, pero no le adelanto vísperas, ya se irá enterando si me hace el favor de continuar viniendo. Esto me daría gran alegría.

Reciba mi saludo cordial

Lety Ricardez dijo...

Araceli:

Bienvenida eres, mi mano se tiende en amistad para tí, pasa y toma posesión de tu casa.

Te dejo un ratito a solas,para ir a conocer la tuya, no sin antes dejarte un abrazo cordial

Indianguman dijo...

Igual que Laura, quiero más y me voy al tiro a la tercera parte...

Lety Ricardez dijo...

Indianguman queridídima:
No se si ya te diste cuenta que estoy dejándoles respuesta nuevamente, pero aunque no las leyeras, ya les dije, gozo con escribirlas.

Siempre tengo la esperanza de que aún cerrada, llegues a abrir la puerta para leer a solas cuando te atrases en alguno.

Por cierto me encantó la foto familiar de tu blog,kisita es una delicia y la luz de los ojos de ustedes dos un testimonio de dicha.

Te quiero

Anónimo dijo...

Me gusta como esta escrito, tu a lo mejor ahora cambiarias cosas, pero en ese momento las sentistes asi y asi creo que las debemos leer.
Me ha gustado especialmente la comparacion que has echo de Nacho y la comida.
Mil besos.

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog