lunes, agosto 14, 2006

Ignacio Javier, Javier-Ignacio XXIX

Otra circunstancia digna de mencionar es la frecuencia de sus visitas.

A mí en los últimos meses de su encierro, me costaba vencerme para ir a verlo, pero gracias a Dios lo conseguía, lo que sucede es que las celadoras del lugar no parecían simpatizar conmigo y hay una historia acerca de ello, que la menciono porque cuantos lo visitaban, de mayor o menor manera, se sometían a pasar por ella.

Era terrible el escrutinio. Permitir que te tocaran sin ninguna delicadeza pretendiendo encontrarte algo entre las piernas, o dentro de la ropa, algo indebido que pudiera uno introducir.
Jamás hubiera pasado por mi mente llevarle algún producto que pudiera dañar su salud o su rehabilitación, pero intentaba entenderlas.
Ellas no me conocían y se trataba de hacer su trabajo, no de hacerme sentir ese pequeño poder que marea, o ponerme en mi lugar, al demostrarme que en ese lugar no era nadie.

Al principio no era tan difícil, sabía por lo que iba a pasar y me preparaba mentalmente, sin embargo un día lograron sorprenderme y no sólo eso; hasta hacerme llorar.

En aquel entonces yo no era vieja, todavía era una mujer en toda regla y se me ocurrió visitarle en mis días. Cuándo la celadora me pidió que le mostrara el objeto que llevaba colocado, me sonrojé de pies a cabeza, y le expliqué en susurros de que objeto se trataba. Ella trataba de obligarme a repetirlo en voz alta y me insistió en que se lo mostrara.

Yo acababa de cambiarme, pero no podía arriesgarme a mostrarlo sucio, entonces le dije que me era imposible enseñarlo, así que me respondió que sino me lo sacaba, no pasaría y estuve de acuerdo, pero entonces vino lo soez. Se volvió hacia sus compañeros que estaban a algunos metros de distancia y con voz estentórea les dijo: “Esta no pasa, porque dice que está reglando, pero no quiere enseñarme el kotex”.

Yo hubiera querido que la tierra me tragara, así que me senté a llorar inconsolable. Nacho me estaba esperando y me veía desde la reja. Escuchó el bramido de la mujer y se metió ardiendo en cólera a la oficina del Director. En unos momentos vinieron a levantarme de la banca para llevarme adentro. Excuso decirte que ese día poco pude platicar con Nacho, todo el tiempo sentí que estaba ante un aparato de radiografías.

23 comentarios:

antoñita la fantástica dijo...

vaya mal trago...a pesar de que si, de que probablemente eran cosas de su trabajo, uno no puede dejar de imaginar cierta mala fe en la celadora, quizas su trabajo no sea de esos que ayuden a cultivar saludables sospechas, hay trabajos que endurecen el corazón, no?...

un gusto seguir por aqui...

te dejo un millon de besos

pekerm4nn dijo...

muy fuerte lo que acabo de leer, pero tan fuerte como valiente es el contarlo de esa manera tan increíble y tan simple que lo haces, sin tanto rebusque...
tu historia es digna de ser llevada a la pantalla Lety...

alejandra dijo...

mi valiente amiga
tan grande, te leo y se me pone la piel chinita, te mando un beso desde aca deseando que todo este bien en tu vida...

=)

Lety Ricardez dijo...

Hola Antoñita, regresé de tu casa, feliz porque has vuelto a estar en activo.

Es un gusto tenerte en casa. Te dejo mi abrazo cariñoso

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Pekerman amigo mío, también tú tan temprano por aca, lo que puede traernos el cumplir con nuestras visitas.

Estoy encantada por dejarte mi abrazo

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Opphelia hermosa joven, seguimos juntas en el pensamiento. No todo está bien, pero de lo malo, también sale lo bueno.

De eso no tengo duda alguna.

Te quiero mucho talentosa

Mayte dijo...

Hoy llego de una rama a otra de estos mundos...y te leo llena de emociones a pesar de ser un tema fuerte...y tengo mucho por leer para volver a llegar a este punto de lectura, pero sin prisa lo haré...

Un biko.

Unknown dijo...

Pues que celadora tan jija, yo le hubiera puesto el ojo morado, si hubiera estado mi lety.

Lety Ricardez dijo...

Hola Azul, la esperanza de esa lectura y la vuelta a este punto del recorrido, pinta una sonrisa de gratitud en mi cara.

Será tan grato que tu interés llegue a eso.
Mientras tanto, también yo iré a conocerte.

¡Me encanta sumar una amiga!

Lety Ricardez dijo...

Ay mamita, no cabe duda que una madre defiende a su hija fieramente. La verdad que esa ocasión fue espantosam ¡me sentí tan lastimada que no atiné a defenderme! ¡creo que me senté como un pajarito! todavía lo recuerdo y me lastima

fgiucich dijo...

Es increíble, pero lo que Ud. cuenta no ha cambiado nada. Constantemente puedo leer en los períodicos que en las prisiones de nuestro continente, constamente hay rebeliones de las visitantes femeninas por los tremendo vejámenes que deben sufrir por parte de las guardiacárceles. Será que hay más ganas de ofender que prevenir? Abrazos.

Anónimo dijo...

Hasta a mi me enojo!!!
Como se puede ser asi, te esta diciendo que prefiere no pasar a ver a su hermano por nopasar ese mal trago y tu lo pregonas en señal de que, de superioridad???
Perdona, esa persona no se merece ningun respeto mio.
Siento lo que te paso, de verdad,no entiendo a algunas personas como pueden ser asi.
Mil besos,siempre un placer venir a tu casa, aunque hoy me haya enojado esa "asquerosa".

Viv. dijo...

Qué abuso! Estoy pensando que otras mujeres pueden estar pasando por situaciones similares o más fuertes en cualquier parte del mundo. Y duele más cuando quien agrede así es alguien del mismo género; incomprensible.

Besos, Lety.

Mònica dijo...

Comprensible que haya que pasar por ese trámite para entrar a visitar a Nacho, pero incomprensible la poca sensibilidad y humanidad de esta celadora.
Y perfectamente comprensible cómo te sentiste tú.Cada día me sorprendes más querida Lety,y espero que sigas haciéndolo cada día y enseñándome , porque lo haces con cada palabra que escribes.Eso si que es escribir, chapeau.¿No pensaste nunca en escribir un libro?Seria la primera en comprarlo.
Besos mil y miles de bendiciones.

Lety Ricardez dijo...

Ay Don Fernando, pues yo creo que si, en realidad fue una experiencia terrible, pero lo que deseaba marcar más que nada es que a pesar de todo, a Nacho, en verdad nunca le faltaron visitantes, amigas y amigos y eso hay que agradecerlo mucho.

Lety Ricardez dijo...

Mi querida Abril, que manera tan noble de tomar partido por mí, te aseguro que tu enojo, compensa aquella pena, que todavía la sudo cuando la recuerdo.
Pero pienso, cuántos más de sus visitantes la habrán sufrido.
Ese día lo único que deseaba era terminar de llorar e irme.

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Hola Blueberrie, dices bien, y me haces recordar un dicho de mi madrina que decía "para que la cuña apriete, ha de ser del mismo palo"

Será por eso que la mujer oprime y lastima a la mujer.

Te dejo un beso cariñoso

Lety Ricardez dijo...

Hola MonicaMar, que tu presencia se vuelva habitual es todavía mayor regalo.
Ya vine de tu casa y lo mismo digo. Y si, escribí una novela que se llama EntreCaracoles, está aquí mismo, inicia con el blog, tal vez con el tiempo y un ganchito podrías ir leyéndola, o si prefieres, te la mando en archivo adjunto, sería un honor y un placer.

Te abrazo cordial y cariñosamente

Mònica dijo...

Querida Lety, una devoradora de libros como soy yo no se puede perder la oportunidad de leer la novela de una amiga.
Estaría encantada de que me la enviaras en archivo adjunto, así la guardo en un cd para siempre.
Gracias por visitar mi casa,sabes que siempre serás bienvenida.Un beso muy grande para tí.

Mónica Sabbatiello dijo...

Barreras invisibles entre realidades paralelas, mundos diferentes, otros modelos. Para la celadora, ser asì era ser una excelente celadora.
Cuentan que un sabio vio como se caía un torpe escorpión al agua. Lo sacó y éste le picó, pero torpe al fin se volvió a caer al agua. El sabio lo volvió a salvar. Y el escorpión a picar.
Seguro que el escorpión irá al cielo de los escorpiones.
Y los carceleros ¿tendrán un cielo?
Es muy fuerte, directo y sincero tu relato.
Me gusta leerte.
He vuelto a la red. Y te agradezco tus visitas.

Erika Contreras dijo...

Estimada Lety
Vengo a ponerme al día con tus historias, íré de a poco.
No me he olvidado de ti.
un abrazo
erika

Laura dijo...

Lety! Que desagradable momento! Encima es cierto! justo a vos que jamás harías algo que estuviese fuera de lugar! Pero lo peor es el maltrato. Eso es humillante.

Besos, para que se borre el maltrago

Indianguman dijo...

Qué rabia, Lety!!!!! Como si humillando al otro se ganara algo, máas fuerza, más felicidad. Pero cuando uno ve esa cara cruda de la vida, valora más lo que tiene.

UfUf

abrazos mi amiga

Diana L. Caffaratti dijo...

Mi querida Lety:
Puedo imaginat el rubor y la turbación del momento. La furia y la vergüenza. Puedo imaginar también el arrebato de tu hermano, como si estuviera de espectadora en el momento.
HAy tantas películas que denuncian el abuso der los que ostentan un poquito de poder, que sobrepasa la dignidad de las personas, y saber entristecida que no ha cambiado mucho la cosa.
También te imagino renovando ese dolor cuando lo transformaste en escrito y nuevamente, al postearlo en tu blog.
Te abrao, más calidamente que otras veces.

princess olie dijo...

Vengo a dejarte un gran abrazo, bendiciones y los mejores deseos de recuperación...

olie

17-8-2006

Araceli Gallardo Peña dijo...

Sé a lo que te refieres, aunque aquí las celadoras no te tocan, sólo te miran y eso de ir en nuestros días es pésima idea, así que lo evito.
La mamá de una amiga mía de la primaria es celadora y es un amor de persona, a mi madre y a mi nunca nos revisa.
A mi lo que me ha parecido terrible es que revisen a los niños o niñas :s, me da tanta tristeza que no me la puedo quitar durante el día.
Las condiciones en las que está mi hermano si son infrahumanas y además he de confesar que en verano me es casi imposible vivir pensando que él está padeciendo horriblemente el calor en toda su expresión mientras yo estoy pasándola con aire acondicionado, en fin mil cosas.

Un abrazo Lety

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog