jueves, agosto 03, 2006

Ignacio Javier, Javier-Ignacio XXVI

Refiriéndonos nuevamente a la exuberante anatomía de mi mamá, te contaré que la primera vez que Nacho fue al Circo, regresó muy impresionado con todo lo que había visto y oído.

Trató de explicarnos con pelos y señales cómo salieron los payasos, qué dijeron, y por qué lo impresionaron. Nos contó todo con grandes aspavientos y señalando el lugar preciso con las manos:
Los payasos se veían muy bonitos, traían unos globos aquí y aquí. Con sus manitas señalaba expresivamente sus glúteos y exclamaba: Eran igualitos a “los hígados de mi mamá”.

Menudos hígados los de mi mamá. Yo creo que hasta la vesícula debe haberle dolido varios días de los corajes que la hicimos pasar diciendo y repitiendo a todo el que quería oírlo, la ultima gracia de su benjamín.

Ay Javier, me duele pensar en todo lo que tu papá habría disfrutado de todas tus ocurrencias.
Cuando el murió, tu apenas empezabas a hablar, aunque ya desde entonces eras bastante listo, y él se sentía muy orgulloso y feliz de ser tu padre.

Tú todavía recuerdas algunas cosas de las que compartías con tu papá.
El otro día alguno de tus tíos te levantó en hombros para cargarte y tú le comentaste a tu mamá:

Así me cargaba mi papi, pero con él, yo caminaba muy lejos.

Me da gusto que lo recuerdes todavía, porque eras demasiado chiquito cuando murió, y es natural que al paso del tiempo su imagen se desdibuje. Esa también es razón de mi sencillo intento de escribirte estas cosas, para que tu camino continúe al lado de tu papá y pueda seguir aún más lejos.

En tu recámara tienes fotos de él y cuando a tu mamá se le ha ocurrido decirte que las va a guardar, tú te opones porque: “esas fotos son tuyas” y así seguirán siendo, como tuyo fue el amor de tu papá…

*****

No puedo evitar escribir otra de las últimas tuyas Don Javier, antes de volver a las historias difíciles.
Esta me toco a mí, tu mamá se quejó de que fuiste muy grosero toda la mañana. Tanto que tuvo que corregirte con dos buenos manazos. Tú lejos de ceder, te mantuviste muy digno toda la mañana.

Pensé que estarías triste porque tu mamá se enojó contigo y traté que entendieras que no te castigaba por gusto, sino debido a tu comportamiento.

Te expliqué que a tu mamá le dolía pegarte, pero que es necesario hacerlo cuando te niegas a obedecer y pensando que habías comprendido te pregunté:

¿Verdad que sabes que a mama no le gusta pegarte y vas a portarte bien, para que no tenga que repetirlo?

Muy serio a tus cuatro años, respondiste:

No se, voy a pensarlo. Pero no me comprometo…

15 comentarios:

Laura dijo...

Sabés Lety que es una dicha inmensa tener un ángel de la guarda en la Tierra que escribe las historias que nuestra memoria no puede retener? Que dicha tiene tu sobrino al escuchar de tu voz las historias de su papá, las historias de su niñez y todo aquello que no ha podido ver con ojos de adulto.
Me asombro, ante gente como vos, de que Dios hasta haya reparado en eso: en dejarnos un "hombre -ángel" memorioso que nos cubra con sus alas.
Hoy te leo y mi admiración es inmensa, y no sólo por tus posteos. Vos lo sabés bien.
Que dicha tu amistad.
Te dejo un beso grande, grande.

fgiucich dijo...

Vaya uno a saber, pero este relato es uno de los más tiernos que he leído hasa el momento. Será por la fantasía del circo? O por la magia de su pluma? Este niño tendrá el legado más preciado: la historia de su vida desde la hora 0. Abrazos.

Diana L. Caffaratti dijo...

Javier tiene la bendición de tenerte a tí para que le cuentes tanto de su padre.
El compromiso que asumiste, seguramente aviva el recuerdo del padre y estrecha la relación entre su dulce tía y el sobrino.
Qué lindo, Lety!

Nidesca dijo...

creo haberlo dicho: la sabiduría de los niños no tiene límites y mucho menos sus ocurrencias que tanto nos alegran la vida.

me encanta como narras, nos vas metiendo en la historia de a poquito y cuando venimos a ver estamos tan enganchados que queremos más.

abrazos

MentesSueltas dijo...

Los niños, los recuerdos, la sinceridad brutal, sin filtros y condicionamientos.

Todo un mundo, entre la imaginaciòn y los recuerdos guardados...

Hermoso relato.

MentesSueltas

noname dijo...

Me gustaría tener memoria de elefante para poder escribir todas aquellas historias que de pequeña escuché alguna vez, de cierta manera envidio ese don que tienes mi querida amiga y la facilidad con la que escribes todos los relatos creando una historia de cada detalle.
Un beso grande

Lety Ricardez dijo...

Amigos míos queridísimos, todavía estoy bajo la fuerte impresión de lo que me sucedió, me he quedado tan feliz, pero al mismo tiempo tan pasmada y sin fuerzas que por esa razón no había dado señales de vida.

Por favor, yo se que no todos visitan mi otro blog, el link bajo mi perfil, pero en esta ocasión especial los invito a hacerlo, para que se encuentren con mi cara sonriente en una foto que me tomaron hoy.

Estoy agradecida con ustedes, por su afecto y sus oraciones, que si me lo pregunta alguien, son de enorme efecto.

¡¡Seguiré escribiendo, y pintando y riendo!!

Besos para todos

Viv. dijo...

Mientras el niño lo pensaba, yo con una sonrisa divertida viajé a Quiero decir y que la voz responda. Me estremecí leyendo aquel post; al finalizarlo recuperé la sonrisa. Te envío un muy muy fuerte abrazo, linda; te deseo un precioso domingo!

Eleonaí dijo...

Hola Paisana:

Me actualice con los relatos de Nacho y Javier.

La semana que terminó viaje por Oaxaca, fui a la Costa. Pasé entre los cafetales, la niebla y la llovizna. Vi las csacadas a los lados del camino.

El relato del caballo, ahora que lo léi, lo imaginaba entre esos árboles, arbustos y cafetales.

Sigue muy buena tu narrativa.

princess olie dijo...

Querida amiga:

La infancia es caudal de sabiduría
Los niños tienen la virtud de decir lo preciso, pues carecen de máscaras y traen la sabiduría de la vida

Un abrazo desde Chile:

6 agosto/2006

Araceli Gallardo Peña dijo...

Vaya cuánta solemnidad en una criaturita, que lindura presenciar las ocurrencias de los niños y que nos dejen maravillados con ellas.
Me da gusto que digas que estás muy contenta, así que claro que me voy a tu otro blog a ser testigo de ello.
Que tengas una excelente semana.

Elena Lamas dijo...

Hola Lety
Pase a saludarte, gracias por tus visitas, como siempre ha sido un agrado leer tus historias.

Lilian dijo...

Hola Lety!!!
¿sabes? hace como 4 horas que estoy intentando poner mi comentario acá, pero che, pasó tanto tiempo que ya ni recuerdo qué iba a poner, Bueno estoy en el trabajo, por eso es que demoro tanto en poner un comment, y no es que esté como nachito diciendo "voy a pensarlo, pero no me comprometo...." me encantó esa respuesta. Que nene más ingenioso.

Un beso Lety, que tengas una linda semana.. te saludo desde estas pampas del sur.

Anónimo dijo...

jeje, yo casi no tengo hígados :)

Indianguman dijo...

jajajajajaaaaaaaaaaaaaaa

los "hígados" de tu mamá...

ayayayai...jajajajaja

Gracias por leerme, tú das razón de ser a este blog